La m¨¢quina de escribir desaf¨ªa al imperio digital
Ocho escritores redactar¨¢n una ¨²nica copia de un cuento que solo podr¨¢ leerse durante un mes en el escaparate de una librer¨ªa de Santiago
Un cuento de un solo ejemplar, una pieza ¨²nica, milagrosamente a salvo del castigo de la reproducci¨®n infinita que impone la era digital. Si ese reto es hoy posible, se har¨¢ realidad a lo largo de este a?o en Galicia, en el escaparate de una c¨¦ntrica librer¨ªa de Santiago de Compostela. Ocho escritores volver¨¢n a sacudir sus manos, y su memoria, sobre una m¨¢quina de escribir para redactar, a tecla y tinta, como no hace tanto, una obra breve, de un folio, con sus manchas y tachones. Estas creaciones solo podr¨¢n leerse durante el mes que se exhibir¨¢n, una tras otra, en la vitrina callejera de la cooperativa cultural Numax.
Autores como Manuel Rivas, Margarita Ledo, Susana S¨¢nchez Ar¨ªns, Xabier P. Docampo, Miguel Anxo Murado o Xavier Queipo, que vivieron el tr¨¢nsito del manuscrito y la m¨¢quina de escribir al ordenador, se han unido a esta experiencia nost¨¢lgica, que se bate entre la memoria y el desaf¨ªo al imperio digital. El creador del proyecto, el escritor Suso de Toro, que tambi¨¦n aportar¨¢ un cuento ¨²nico, da por hecho, no obstante, que habr¨¢ "traici¨®n". "Seguro que alguien con su tel¨¦fono m¨®vil fotografiar¨¢ el folio y luego colgar¨¢ la imagen en Facebook", augura el autor de Trece badaladas, Premio Nacional de Narrativa en 2003. "Temo que ser¨¢ inevitable, pero, aunque ocurra, lo que se confirmar¨¢ es la existencia de ese folio ¨²nico en un ¨²nico lugar, y el contraste entre la visualizaci¨®n de la foto de un papel en un vidrio y la revelaci¨®n del cuento en ese espacio".
Esta acci¨®n cultural bautizada como Tac, tac, tac y organizada por Numax, una cooperativa compostelana de trabajo asociado sin ¨¢nimo de lucro que incluye una sala de cine -otra resurrecci¨®n-, una librer¨ªa y un laboratorio de dise?o gr¨¢fico y v¨ªdeo, pretende lanzar una reflexi¨®n sobre la teor¨ªa del fil¨®sofo alem¨¢n Walter Benjamin alrededor de la p¨¦rdida del "aura" de la obra de arte. Y lo hace en estos tiempos de variada y constante reproducibilidad t¨¦cnica, cuando la unicidad ha multiplicado por infinito su poder y su valor.
En el Museo Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa de A Coru?a, las m¨¢quinas de escribir se han convertido en una de las piezas ante las que m¨¢s colas de ni?os se forman, nativos digitales ansiosos por descubrir el sorprendente mundo de las herramientas manuales. Hoy el peregrinaje de j¨®venes hacia la vieja Olivetti con la que se construir¨¢n los cuentos en Numax se repite y, de momento, apuntan en la librer¨ªa, no ha habido "traici¨®n". Los visitantes se sientan ante el artilugio para leer, haciendo girar el carro, las emociones de una ni?a marroqu¨ª del municipio de Castro de Rei (Lugo) sobre la guerra y los refugiados, la obra de Margarita Ledo que estrena el proyecto.
Si se obra el milagro en el escaparate de Santiago y los lectores respetan reverencialmente la copia ¨²nica de los cuentos, "esos textos se convertir¨¢n en algo casi m¨¢gico, que solo se puede ver yendo a un lugar, como si fuera sagrado", imagina Suso de Toro.
Los escritores participantes redactar¨¢n sus obras a m¨¢quina directamente o bas¨¢ndose en un texto previo de su pu?o y letra, esas hojas manuscritas tan veneradas en la biograf¨ªa de los autores y que hoy han desaparecido de sus vidas. Ser¨¢ un proceso sin filtros, que dar¨¢ la bienvenida a la imperfecci¨®n, a los borrones, un homenaje a todo ese ritual de creaci¨®n barrido por las computadoras. "Los escritores ahora, trabajando en pantalla, creamos un texto, un abstracto, cuando antes lo que cre¨¢bamos era una cosa, ese papel, algo que se mojaba de agua y caf¨¦, que se estropeaba", explica De Toro.
A final de a?o cada uno de los cuentos ser¨¢ reproducido de forma limitada, en una serie de unos 75 ejemplares firmados por sus autores. Eso s¨ª, lo que se copiar¨¢ ser¨¢ la "cosa f¨ªsica", ese prodigioso folio mecanografiado que desde un escaparate de Galicia plant¨® un d¨ªa cara al imperio digital.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.