Nacimientos y transfiguraciones
La interpretaci¨®n de Beethoven por parte de la pianista Buniatishvili arranc¨® llena de personalidad y fidelidad a la partitura, pero se rompi¨® al final
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG), dirigida por Dima Slobodeniouk, ha celebrado sus conciertos de abono de viernes y s¨¢bado en el Palacio de la ?pera. En la primera parte, acompa?ando a la pianista georgiana Khatia Buniatishvili en el Concierto n? 1 en do mayor, op. 15 de Beethoven. En la segunda interpretaron de Woven Dreams, de Toshio Hosokawa (estreno en Espa?a) y Muerte y transfiguraci¨®n, TrV 158, op. 24 de Richard Strauss.
Slobodeniouk marc¨® el car¨¢cter en la introducci¨®n del concierto beethoveniano con un sonido lleno de plenitud y toda la gran fuerza interior que figura en la partitura. A lo largo de toda la obra, la OSG hizo un Beethoven lleno de fuerza vertebrador y delicado o rotundo por momentos. La entrada del piano de Buniatishvili surgi¨® como de la intimidad, a trav¨¦s de un fraseo impecable y con un perfecto control del sonido. Su di¨¢logo con las maderas tuvo la entretejida delicadeza del Beethoven inicial hasta la casi explosi¨®n en fortissimo llena de grandeza. Grandeza que incluso super¨® su forma queda y serena de destacar la armon¨ªa plenamente beethoveniana en los mejores momentos de la cadenza.
El Largo tuvo toda la inmensa hondura de los movimientos lentos del mejor Beethoven. Un leve, preciso y precioso rubbato salpicando aqu¨ª y all¨¢ la casi meditaci¨®n que supone este movimiento lo dot¨® de una sensaci¨®n como de respiraci¨®n entrecortada por la emoci¨®n. Gran interpretaci¨®n, tan llena de personalidad como de fidelidad a la partitura, que hizo que despu¨¦s de estos dos movimientos quien m¨¢s y quien menos buscara desde la emoci¨®n la comparaci¨®n con otros grandes pianistas.
Pero lleg¨® el tercero, Rondo, allegro scherzando. Buniatishvili lo atac¨® a una velocidad endiablada, convirtiendo el scherzando (jugando, en italiano) en una especie de pi¨´ veloce possibile, cuya traducci¨®n parece innecesaria. Bien es verdad que esta int¨¦rprete se caracteriza por buscar la diferencia con su gran personalidad. Pero no lo es menos que esa velocidad y sus gratuitos contoneos sobre la banqueta del Stenway de la Sinf¨®nica rompieron bastante la unidad de concepto de su interpretaci¨®n. Y all¨¢ quedaron la galante elegancia del Allegro con brio y toda la hondura del Largo.
Dicen que ¡°el buen pa?o, en el arca se vende¡±; pero la mercadotecnia parece haber logrado hacer de este refr¨¢n el menos acertado de nuestro refranero. Hay toda una generaci¨®n de pianistas en torno a la treintena cuya formaci¨®n t¨¦cnica y musical impecable se ve rebasada tan solo por el cuidado y promoci¨®n de su imagen. Como otros muchos, el mercado de la m¨²sica tambi¨¦n se ha globalizado y la influencia en ¨¦l de lo que llega de China tiene una proyecci¨®n m¨¢s que notable en el mundo occidental.
Tal vez por eso, en los foros de Internet se compara a Buniatishvili con Lang Lang (y no digamos con Yuja Wan) en vez de hacerlo con los grandes pianistas del pasado, como Claudio Arrau o Sviatoslav Richter, del presente, como Maria Jo?o Pires, Grigori Sokolov o, m¨¢s cercanos a su edad como Arkadi Volodos o Yevgueni Kissin.
La segunda parte ¨Cahora ya, hablando solamente de m¨²sica, trajo al Palacio de la ?pera el estreno de Woven Dreams, de Toshio Hosokawa. Una obra salida de lo que el autor dice ser fruto de ¡°un sue?o vivido en el vientre materno¡±: sue?o, regresi¨®n hipn¨®tica o ?simple? imaginaci¨®n, la obra nace del silencio, esa placenta que alimenta toda m¨²sica que en el mundo ha sido y ser¨¢.
Desde las cuerdas apenas rozadas de las secciones de arcos y los alientos en vac¨ªo de los vientos o las sucesiones de segundas no acumuladas, las notas sueltas del arpa, de la celesta y las del vibr¨¢fono fueron destellos de luz en un mundo acu¨¢tico invitando al resplandor del nacimiento. Las oleadas de fuerza como contracciones de un ¨²tero empujando hacia el exterior y un dolor cercano al sufrimiento terminan por el regreso a la paz, el silencio y una c¨¢lida sensaci¨®n de serenidad Como anteriores estrenos de este mismo a?o, Woven Dreams tuvo una c¨¢lida acogida por parte del p¨²blico. La apuesta de Slobodeniouk por la contemporaneidad a base de calidad e insistencia est¨¢ dando sus frutos.
El concierto tuvo el final brillante que cab¨ªa esperar con la versi¨®n, espl¨¦ndida en todos los sentidos, que hiieron Slobodeniouk y la Sinf¨®nica de Muerte y transfiguraci¨®n. Desde el Largo inicial al Moderato final, la visi¨®n retrospectiva de una vida entera se plasm¨® en el sonido de la orquesta comandada por su titular y en las intervenciones de sus solistas con toda la ¨ªntima meditaci¨®n y la inquietud que describe la magnificencia orquestal straussiana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.