Toda una vida en el Born
Testimonios de asentadores y trabajadores nutren la muestra sobre la memoria del mercado barcelon¨¦s
La parada 172 era la de Joan Serra. Estaba en el exterior del mercado, en el lateral de la calle de Fusina. La parte de la pared estaba forrada por un gran escritorio de madera en el que trabajaban cuatro personas haciendo las cuentas ¡ªpor su puesto, mentalmente¡ª y los albaranes. Fuera, se dispon¨ªan los cestos y cajas con las hortalizas m¨¢s fuertes, como pimientos o berenjenas, y los montones de verdura (coliflores, lechugas) se apilaban directamente en el suelo. Y a partir de las cuatro de la madrugada, con medio barrio durmiendo, empezaba la algarab¨ªa del mercado del Born. Margarida Sau trabaj¨® en esa parada durante a?os, hasta que cerr¨®, en 1976, y se trasladaron a Mercabarna.
¡°Era duro porque pasabas mucho fr¨ªo y sue?o pero tambi¨¦n se trabajaba con buen ambiente. Muchos ¨¦ramos del barrio. Medio Born estaba relacionado con el mercado. Los colmados, los frutos secos, las legumbres...¡±. Ella ha sido uno de las personas que se ha acercado a la Paradeta del Born con fotos de su ¨¦poca para que sean incorporadas al fondo documental. ¡°Esto era por la ma?ana, cuando ya hab¨ªa empezado la venta; aqu¨ª ya quedaba poco y est¨¢bamos recogiendo; esta era mi suegra...¡±, describe las fotos escaneadas. Luego, resumir¨¢, ante una c¨¢mara, c¨®mo era un d¨ªa de trabajo all¨ª en los a?os sesenta.
Es una de las particularidades de la muestra Born. Mem¨°ries d¡¯un mercat, que ocupa la exposici¨®n temporal del recinto y que ha sustituido a la famosa muestra de Franco. ¡°Desde el primer momento se quiso recoger la memoria viva del mercado y empezamos a registrar testimonios en 2005. Fue laborioso. Partimos de un documento de los a?os 40 del mercado y a trav¨¦s del padr¨®n localizamos las direcciones¡±, explica Manel Gu¨¤rdia, uno de los comisarios. Nada mejor para recordar lo que fue el mercado que las cajas, de todos tipos y tama?os, que se apilaban en carretillas formando torres imposibles empujadas por los cam¨¤lics y ellas son las protagonistas de la exposici¨®n. Son esas cajas las que marcan el recorrido de la muestra y crean los espacios de los audiovisuales que explican lel Born. "Hay 1.300. Las localizamos en Toledo, Valencia y Lleida. Y son aut¨¦nticas, estaban en uso. Quer¨ªamos reproducir el paisaje natural y la unidad del mismo Born¡±, comenta el arquitecto Dani Freixas, encargado de esa parte del proyecto. Freixas, que tambi¨¦n trabaj¨® en la museizaci¨®n del yacimiento del Born, a?ade que la muestra no quer¨ªa ser de ¡°arqueolog¨ªa documental¡±. S¨ª que hay alg¨²n plano y libros de registro, pero es muy visual.
¡°Los primeros en venir a comprar sol¨ªan ser los de los mercados, los de Santa Caterina y la Boquer¨ªa. Escog¨ªan la mercanc¨ªa y los cam¨¤lics cargaban las cajas y las acercaban a los camiones. Despu¨¦s ven¨ªan los de los colmados, que compraban menos, y sobre las nueve de la ma?ana ya se cerraban las paradas¡±, recuerda Margarida. Empezaba entonces ¡°la mejor hora¡±: la del almuerzo, con bidones en los que se hac¨ªa fuego y se asaban sardinas o pimientos o lo que fuera. El mismo lugar donde los asentadores vend¨ªan hortalizas de madrugada ten¨ªa una doble vida: ¡°Ven¨ªa gente bien de juerga, iban a la churrer¨ªa y nos mezcl¨¢bamos todos¡±. Otros testimonios a?aden que muchos estaban ¡°completamente borrachos¡±. Kubala era de los que se acercaba al mercado como fin de fiesta.
Una exposici¨®n ¡®interruptus¡¯
La muestra (abierta hasta noviembre y el primer mes, gratuita), se ten¨ªa que haber realizado antes. Ese era el plan de Albert Garc¨ªa Espuche, historiador y alma del Born, quien, con el Museo de Historia de la Barcelona (MUHBA), planific¨® que la primera gran exposici¨®n temporal del Born fuera sobre la memoria del mercado. No fue as¨ª porque el cambio de signo pol¨ªtico municipal, con CiU en el Consistorio, decidi¨® que la primera muestra temporal tambi¨¦n tendr¨ªa relaci¨®n con los hechos de 1714. De ah¨ª que tanto los comisarios como el arquitecto Dani Freixas empezaran a trabajar en la muestra en 2005. Luego, el proyecto se aparcado y resucit¨® con Ada Colau.
Alejandro Pujol, hijo de un mayorista del Born, recuerda la maniobra de descarga de los melones que se apilonaban en el paseo Picasso: ¡°Ven¨ªan los carros y hac¨ªamos una cadena y nos pas¨¢bamos los melones uno a uno a gran velocidad y se hac¨ªan las pilas seg¨²n la madurez¡±. Los cam¨¤lics ¡ªque pod¨ªan arrastrar un volumen de cajas de hasta 400 kilos¡ª eran los que trabajaban m¨¢s duro. ¡°Lleg¨¢bamos a las 4 de la madrugada y cuando sonaba el pito empezaba el movimiento. Lo peor era arrastrar las carretillas por el adoquinado¡±, explica en una de las grabaciones Enric Pinsach, cam¨¤lic que memoriz¨® los nombres de todas las paradas.
La exposici¨®n recoge las im¨¢genes m¨¢s conocidas del Born y no faltan las fotograf¨ªas de Catal¨¤-Roca, Forcano o Colom. La primera parte es la historia del barrio y la del edificio, proyectado por Fontser¨¦ en 1876 y que fue el primero met¨¢lico que marc¨® la nueva concepci¨®n de los mercados. Un Born que, hasta 1921, fue minorista. Una segunda l¨ªnea expositiva es la memoria del mercado mayorista que cerr¨® en 1976 y, la ¨²ltima, cuando pas¨® aespacio rescatado por los vecinos (estuvo condenado a la piqueta) donde, en la d¨¦cada de los 80, se hizo de todo: mitings, fiestas, conciertos. ¡°Queremos que la gente que ha estado vinculada al mercado venga y nos de su testimonio y fotos¡±, afirman los comisarios. Y lo est¨¢n consiguiendo: hay antiguos asentadores que les est¨¢n llevando objetos que se utilizaban en el mercado, como ganchos, carretillas y pesas.
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