Las melanc¨®licas vidas posibles de Mart¨ªnez de Pis¨®n
El escritor prosigue su friso sobre la sociedad espa?ola con la novela ¡®Derecho natural¡¯
¡°Lo que m¨¢s molesta de su marido a Ana Karenina es que cruje los dedos; los detallitos no mienten: hay algo detr¨¢s de ese disgusto; las cosas no ocurren porque ocurren¡±, plantea Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n al diseccionar Derecho natural (Seix Barral), su ¨²ltima novela, cargada de esas supuestas cosas sin importancia pero que lo explican todo en esta nueva tesela del particular mosaico sobre la familia y la Espa?a de la Transici¨®n que construye desde El tiempo de las mujeres a El d¨ªa de ma?ana o La buena reputaci¨®n, pasando por Dientes de leche o, incluso, el ensayo Enterrar a los muertos.
Se esfuerza el protagonista, brillante estudiante de Derecho, en remendar la unidad familiar que dejan siempre en jirones un padre que entra y sale de sus vidas al son de sus sue?os de actor de cine de serie B o de trist¨®n imitador del decadente cantante Demis Roussos; una madre tan d¨¦bil en casa como mutante tibur¨®n en los negocios; un hermano clept¨®mano y dos falsas hermanas gemelas, por no hablar de un amor yonqui imposible. En ese contexto, los da?os colaterales parecen los m¨¢s duros que han sufrido hasta la fecha unos personajes de Mart¨ªnez de Pis¨®n. ¡°Aqu¨ª la familia no es un refugio, se hacen da?o unos a otros y los hijos salen especialmente mal parados; al contrario de los que creen que rebaja las aspiraciones literarias, nunca desde?o, dosificado, el sentimiento como material literario noble¡±, resume.
La consecuencia: los personajes salen bien zarandeados en una notable monta?a rusa para el proceso de identificaci¨®n del lector. ¡°He ampliado la gama de movimientos emotivos de mis personajes: en toda novela, su conducta debe ser compleja, deben mostrarse coherentes y contradictorios a la vez, capaces de lo mejor y lo peor¡±. Todo ello en el marco de una familia que, una vez m¨¢s, se muestra como un complejo sistema de complicidades entre sus miembros, que los marcar¨¢ para siempre. ¡°En la vida cargas las pilas de tu personalidad hasta cierta edad y el resto de tu existencia vives de ello; lo que ser¨¢s ya lo eres de ni?o, en potencia o acto, por eso me gustan las novelas de infancia; en el fondo, quiz¨¢ siempre cuento la fidelidad a algo oscuro de nuestra infancia, en qu¨¦ se traiciona uno o sigue siendo fiel a s¨ª mismo¡ Son vidas largas y por eso mis novelas cada vez tienen m¨¢s p¨¢ginas: las necesito para saber en qu¨¦ se traicionan los personajes¡±. Tampoco se trata de predestinaci¨®n: ¡°El futuro est¨¢ siempre por escribir; las cosas pasan porque pasan y luego somos nosotros los que hacemos una relectura como si lo ocurrido solo hubiera podido pasar as¨ª; la gracia est¨¢ en explorar las otras sendas que pod¨ªan haber tomado, las melanc¨®licas vidas posibles que quedaron a un lado en el camino; ese es el gran terreno de los novelistas¡±.
La Constituci¨®n, del tiempo de las Guerras Carlistas
Se siente c¨®modo Mart¨ªnez de Pis¨®n en la Transici¨®n, periodo recurrente en su obra: ¡°Es mi ¨¦poca; los a?os 90 ya no son los m¨ªos; no pertenezco al presente o ¨¦ste no me pertenece; sobre ese periodo deben escribir los que hoy tienen 40 y es un buen momento porque ahora vuelven a pasar cosas fruto de una Transici¨®n mal acabada¡±. ?Cr¨ªtico con ella? ¡°Era un desaf¨ªo gigantesco; en lo fundamental, lo que se logr¨® es homologable, pero se vendi¨® como mod¨¦lica y no lo fue; y lo que en el pasado se hace mal se ha de resolver en alg¨²n momento y ahora pagamos que no se haya reformado la Constituci¨®n desde 1978: recoge inquietudes que la realidad ya ha eliminado; a este ritmo quedar¨¢ m¨¢s vieja que las Guerras Carlistas¡±.
La situaci¨®n en Catalu?a es solo en parte, en su opini¨®n, consecuencia de ello: ¡°Los problemas de Catalu?a no vienen tanto de la Constituci¨®n como de los arreglos posteriores¡ Se necesita voluntad de acuerdo para alcanzar un pacto que dure al menos 30 a?os m¨¢s¡±, afirma el escritor, que cree que ¡°La transici¨®n dio permiso para reinventarse a todo el mundo y el catalanismo, entonces muy moderado, cat¨®lico, que no discut¨ªa la idea de Espa?a, se ofreci¨® como algo limpio y que sin cambiar demasiado te permit¨ªa dejar de ser franquista; eso se vio cuando implosion¨® la UCD: la mayor¨ªa pasaron entonces a CiU¡±.
Ese ¡°atisbo de otras vidas si las circunstancias hubieran sido otras¡± cree Mart¨ªnez de Pis¨®n que es la clave del g¨¦nero del que es conspicuo adalid, la novela realista: ¡°El choque entre la historia colectiva y la individual¡±, centra. Lo encarna el hijo, pero tambi¨¦n un padre pat¨¦tico remedo del cantante griego: ¡°La primera idea fue circunscribirlo al mundo del cine de serie B espa?ol de los a?os 60 y 70, con los spaghetti western y las pel¨ªculas de hombre-lobo, pero se me impuso lo de Roussos como banda sonora de ese salto brutal que fue la Espa?a de los 70 a la de los 80, cuando se dio por cerrada la provisionalidad¡±. La imitaci¨®n puede funcionar como met¨¢fora, ¡°reflejo de esa fascinaci¨®n por lo extranjero, complejo de inferioridad de un pa¨ªs que luego pas¨® a creerse la reina de la fiesta europea¡±. Big Demis protagonizar¨¢ algunos de los abundantes episodios de humor ¡°azconiano o berlanguiano¡±: ¡°Sirven de cuerda para tirar hacia abajo el globo de la novela cuando ¨¦sta se eleva demasiado en su seriedad reflexiva, pero todo est¨¢ org¨¢nicamente estructurado, esas cosas humor¨ªsticas no est¨¢n para adornar, tienen su trama profunda¡±, avisa. ¡°El padre imita un cantante que ya es estrella ca¨ªda¡; hay algo en m¨ª que me lleva a un cari?o especial por los perdedores; ya me pas¨® en Carreteras secundarias, donde un hijo se resiste a ver a un padre perdedor¡±.
Sobre el periodo hist¨®rico da pistas el t¨ªtulo y la madre, que quiere separarse de su marido. Chocan derecho y justicia, la justicia jur¨ªdica y la moral, en un pa¨ªs que construye su corpus legal. ¡°Las leyes son el reflejo m¨¢s exacto de una sociedad, lo que se permite y lo que se proh¨ªbe la dibujan; la historia de las leyes de una sociedad es la historia de su alma¡±, dice quien no acab¨® Derecho y que en esta obra usa a su hermano mayor, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad de La Rioja, como inspiraci¨®n. ?ste tuvo como profesor a Gregorio Peces-Barba, homenajeado brevemente en la novela junto a Norberto Bobbio, ambos paradigma del respeto al orden constitucional.
C¨®modo con la novela realista, Mart¨ªnez de Pis¨®n no se ve ya tan solitario en la apuesta por ese g¨¦nero como hace una d¨¦cada. ¡°Almudena Grandes o Javier Cercas o Rafael Chirbes han ido engrosando las filas; ahora Fernando Aramburu, con Patria, hace lo que Cercas hizo hace 15 a?os con la Guerra Civil pero con una novela sobre ETA; o hasta en las ¨²ltimas generaciones, como Jenn D¨ªaz, la familia aflora: son momentos de crisis, pasan cosas y nos gusta que nos cuenten c¨®mo somos¡±. ?Realismo en tiempos de realidad virtual? ¡°Precisamente por eso est¨¢ m¨¢s valorado lo real: la realidad vuelve a estar de moda¡±.
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