La otra cara de Col¨®n

Al entrar en la sala, el visitante se cuela en un elegante sal¨®n franc¨¦s del siglo XVII. La m¨²sica de fondo le acompa?a en este viaje en el tiempo. Ante sus ojos, un mobiliario tapizado en blanco con motivos en rosa que, aparentemente, recrean buc¨®licas escenas. Pero solo aparentemente. Si el visitante abre bien los ojos, entre los temas campestres, podr¨¢ descubrir im¨¢genes de negros revolucionarios haitianos que cuelgan a oficiales franceses. La m¨²sica sigue sonando. Mientras, en una de las paredes de la sala de al lado, varios carteles prometen jugosas recompensas a quienes ayuden a localizar a esclavos fugitivos. Adem¨¢s de describirlos f¨ªsicamente, detallan rasgos un tanto peculiares, como que se ha herniado y lleva atadura; que presenta un cardenal en la espinilla causado por una patada; o que suele titubear cuando se dirigen a ¨¦l. Con obras como las de Ren¨¦e Green (Mise-en-Sc¨¨ne: Commemorative Toile) y Fred Wilson (Broadsides), respectivamente, el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo (CAAC) en Sevilla reflexiona sobre el discurso colonial y la idea ilustrada del museo en Arte y cultura en torno a 1992.

Con motivo del 25 aniversario de la Expo del 92, el CAAC?indaga en el panorama art¨ªstico y cultural de un a?o en el que Sevilla conmemoraba el quinto centenario del encuentro con Am¨¦rica. "Ese a?o, seg¨²n el manual Arte desde 1900, se distingue un grupo de artistas que cuestion¨® el colonialismo y a los museos como difusores de las ideas", asegura el director del CAAC, Juan Antonio ?lvarez Reyes. Entre esos creadores, figuran tanto?Green y?Wilson como Andrea Fraser y Mark Dion. "En la exposici¨®n rescatamos en fotograf¨ªas una intervenci¨®n ef¨ªmera de Wilson muy dura con el discurso de los museos hist¨®ricos americanos. El artista rompe totalmente con el discurso colonial al introducir entre las copas y jarras de metal que se exhiben en las vitrinas grilletes para esclavos", resume??lvarez Reyes. En esa b¨²squeda por conocer qu¨¦ hicieron los artistas espa?oles y andaluces sobre ese tema ese a?o, el espacio cultural descubri¨® que no hab¨ªa casi nada.?"No ha habido inter¨¦s por realizar estudios poscoloniales, no interesa, es como si el pasado colonial no fuese algo a estudiar, a cuestionar o a revisar", se?ala el director. Ante esa falta de visi¨®n, el centro encarg¨® a varios artistas que volvieran la mirada.?

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Con esta decisi¨®n, la exposici¨®n no solo cuesitona el pasado desde el pasado, tambi¨¦n lo hace desde el presente de la mano de las obras de artistas como Rogelio L¨®pez Cuenca y Elo Vega, Mar¨ªa Ca?as y Patricia Esquivias. "L¨®pez Cuenca y Vega hacen una visi¨®n al pasado esclavista de Sevilla que tambi¨¦n se ha querido silenciar", explica el director. Mediante una instalaci¨®n que integra fotograf¨ªas, mapas y v¨ªdeos, la obra?Dark Places recorre diferentes puntos de la ciudad y los relaciona con ese oscuro cap¨ªtulo. "Sevilla fue con Lisboa, el mercado de esclavos m¨¢s grande de la Pen¨ªnsula; a ¨¦l aflu¨ªan esclavos negros, canarios y, tras el Descubrimiento,?indios del Nuevo Mundo", seg¨²n reza en uno de los textos. Por su parte,?en?Expo L¨ªo 92,?Ca?as?aboga "por unas Am¨¦ricas m¨¢s all¨¢ de Col¨®n y un mundo sin conquistadores donde la cultura sea la creaci¨®n de un espacio de descubrimiento com¨²n".

En esa mirada al 92, el CAAC tambi¨¦n desempolva el archivo audiovisual sobre el evento, formado por casi 3.900 cintas. Y proyecta algunos de esos ¨²nicos momentos. "Hemos seleccionado aquellos que reflejan c¨®mo se mostraban as¨ª mismos los pueblos para reflejar que la visi¨®n del colonizador acababa siendo tambi¨¦n la que ofrec¨ªan los propios colonizados", se?ala el director del CAAC y comisario de la muestra. A esta peculiar colecci¨®n, se suma otra a¨²n m¨¢s "rara" que dorm¨ªa en una de las dependencias del centro: los regalos que los pa¨ªses o ciudades invitados hicieron a Espa?a con motivo de la efem¨¦rides. En las vitrinas se exponen desde un cuenco decorado por las tres carabelas de Col¨®n, enviado por EE UU; y un juego de tres cucharillas (Jap¨®n) hasta una alfombra?de lana (Sud¨¢frica) o un busto de Col¨®n, de procedencia desconocida. "Estos regalos hablan por s¨ª mismos de los t¨®picos culturales", a?ade ?lvarez Reyes.?

Arte y cultura en torno a 1992, que puede visitarse hasta el 24 de septiembre, tambi¨¦n se detiene en el proyecto de la Expo en s¨ª. Por un lado, rescatando los bocetos que el arquitecto Emilio Ambasz dise?¨® para el evento, pero que al final no se ejecutaron (La Expo que pudo haber sido y no fue); y, por otro, recordando una de las estructuras m¨¢s populares de la celebraci¨®n: el hoy demolido Palenque de Jos¨¦ Miguel de Prada Poole (La Expo que s¨ª fue pero que ya no es). Asimismo, a trav¨¦s de 116 fotograf¨ªas, el visitante puede conocer el proceso de restauraci¨®n que sufri¨® el Monasterio de la Cartuja para convertirse en?el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo.