Maurice Tourneur, cineasta insumiso
La Filmoteca proyecta un ciclo dedicado al director franc¨¦s, ignorado en su propio pa¨ªs
La Filmoteca ha programado un ciclo de 12 filmes de Maurice Tourneur (1876-1961) y lo ha titulado ¡°Un cl¨¢sico desconocido¡±. Desde luego lo es aqu¨ª, pero tambi¨¦n en Francia, donde no le perdonaron que desoyera la llamada a filas en 1914 y permaneciera en los Estados Unidos evitando la I Guerra Mundial. Tourneur hab¨ªa ido aquel mismo a?o a los Estados Unidos para trabajar en una filial de Eclair. Pronto, el ¨¦xito de su cine en aquel pa¨ªs le permiti¨® rodar y producir sus propias pel¨ªculas. Nacionalizado estadounidense, disfrutaba de la admiraci¨®n de sus colegas. La emergencia, sin embargo, de los grandes estudios, con un sistema de trabajo donde el director, mermado de autonom¨ªa, era una pieza m¨¢s bajo su control, incomod¨® a Tourneur. En 1926 fue apartado de un rodaje de la Metro porque no acept¨® la supervisi¨®n por parte de la productora. Se sent¨ªa vigilado. Y decidi¨® regresar a Francia. Pero en su patria no hab¨ªan olvidado que era un desertor.
Christine Leteux ha publicado en Francia una documentada biograf¨ªa del personaje y ha sido la encargada de presentar el ciclo de la Filmoteca. Para Leteux, hay un dato final sobre la desmemoria francesa hacia su cineasta. Las necrol¨®gicas en la prensa gala fueron rutinarias y escasamente informadas. ¡°En cambio, la de The New York Times dec¨ªa que su talento hab¨ªa influenciado el desarrollo el cine¡±. M¨¢s, en Los ?ngeles tiene una estrella en la Paseo de la Fama. De hecho, en sus ¨²ltimos a?os malvivi¨® de traducciones de novela negra norteamericana. Clarence Brown, que se hab¨ªa formado como cineasta al lado de Tourneur y hab¨ªa llegado a ser el director favorito de Greta Garbo, le pas¨® esos a?os un cheque mensual hasta su muerte. Y viaj¨® desde Suiza al entierro de su amigo. Un entierro donde falt¨® el hijo de Tourneur, Jacques, que conoci¨® el cine al lado de su padre y, como ¨¦l, ahora trabajaba en Estados Unidos. La relaci¨®n entre los dos fue educada pero distante desde que Jacques le arrebat¨® a Maurice su amante. ¡°Maurice segu¨ªa por la prensa estadounidense la carrera de su hijo¡±, comenta Leteux.
En 1928, ya instalado en Francia pero con la prensa recordando su pasado insumiso, antipatri¨®tico, es expulsado el pa¨ªs. Leteux considera que en la campa?a de algunos colegas en su contra hay un factor nada desde?able: ¡°los celos profesionales¡±. Vivir¨¢ un a?o en Berl¨ªn donde rodar¨¢ un filme con una joven comediante, Marlene Dietrich. Tras 16 meses en Alemania, se le permite regresar a Francia donde tiene el trato de extranjero expulsable que debe renovar su permiso de residencia cada tres meses. La implantaci¨®n del sonoro que, por un tiempo, hasta la llegada del doblaje, frena la importaci¨®n de pel¨ªculas permite la resurrecci¨®n de la industria aut¨®ctona de la que Tourneur volver¨¢ a ser una pieza.
M¨¢s complicaciones
La invasi¨®n alemana de Francia y la II Guerra Mundial traer¨¢ nuevas complicaciones a Tourneur, como ciudadano estadounidense residente en Francia es doblemente sospechoso. Sus cuentas son bloqueadas en 1941 y debe presentarse cada semana a la autoridad nazi del barrio. Curiosamente, por estas fechas, trabaja para la Continental, una productora fundada por los alemanes en Francia. Como explica Leteux, la Continental no era un aparato de propaganda alem¨¢n. Intentaba ser un buen negocio y mantener viva la industria del cine franc¨¦s, de la que sacar¨ªa provecho una Alemania que hubiera ganado la guerra. De hecho, en la Continental trabajaron desde colaboracionistas declarados a profesionales que militaban en la resistencia. El film que abri¨® el ciclo de la Filmoteca (La main du diable) lo rod¨® Tourneur en esta etapa.
Para Leteux, la categor¨ªa art¨ªstica el cine de Tourneur no ha sido reconocida. En el cine mudo rompi¨® con la inercia de hacer teatro filmado (¡°en The Whip, 1917, ya filma el descarrilamiento de un tren¡±). Era un cineasta preocupado por el escenario, la iluminaci¨®n, la construcci¨®n narrativa y Leteux subraya que en un filme como The Blue Bird (1918) ¡°hay una estilizaci¨®n del decorado que anticipa el expresionismo que introduce Caligari en 1920. En su filme hay muchas ideas que luego desarrollar¨¢n los alemanes¡±.
Parte de la documentaci¨®n consultada por Leteux para escribir la biograf¨ªa est¨¢ en archivos franceses que los alemanes se llevaron a Berl¨ªn durante la ocupaci¨®n y que terminaron en Mosc¨² tras la entrada de los sovi¨¦ticos en la capital alemana. ¡°Y no ser¨¢ hasta la gl¨¢snot de Gorbachov cuando las autoridades francesas podr¨¢n reclamar con ¨¦xito su restituci¨®n¡±. Ahora trabaja en la singular historia de la Continental.
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