Derecho a una prensa libre
La autora, concejal de Ciudadanos, defiende que no corren buenos tiempos para el periodismo al instalarse la cultura del "todo gratis"
Siempre empiezo a leer un peri¨®dico por las p¨¢ginas de opini¨®n, por los editoriales. Luego recorro las p¨¢ginas de internacional o de econom¨ªa, objetivas, efectivas, netamente informadoras, pero mi secci¨®n favorita es justo la que me lleva a imaginar a un periodista a solas con su teclado, deconstruyendo una estrategia, concibiendo una opini¨®n, desnud¨¢ndola ante el respetable y desprendi¨¦ndose de ella. No se le puede negar a este proceso un cierto ejercicio de honradez y desaf¨ªo, uno no escribe sino para agitar la parte de encuentro o desencuentro que suscitar¨¢ en el lector.
No obstante, desde hace alg¨²n tiempo no es la provocaci¨®n intencionada de una buena columna de opini¨®n lo que excita la indignaci¨®n de quienes con gusto marginar¨ªan toda opini¨®n discrepante, ni falta que hace. Hoy la mera cr¨®nica de un acto de campa?a, o de una rueda de prensa sirven de pasto a un pu?ado de convencidos de su propio martirio, objetivos evidentes de las m¨¢s siniestras tribulaciones.
Cierto que una explicaci¨®n tan pasmosamente simple y barata exige grandes dosis de fe del respetable, pero es que, aqu¨ª, como en todo, la realidad tiene mucho menos inter¨¦s narrativo. Saben, como sabemos todos, que al cabo de aquel titular y de aquella pieza de observador, no hay un oscuro villano sino un periodista orquesta. Un tipo, grabadora en ristre ¡ªen la posici¨®n m¨¢s inc¨®moda m¨¢s posible¡ª port¨¢til al hombro, con muchos kil¨®metros de pasillo y demasiadas horas de vuelo.
No corren buenos tiempos para el periodismo libre, lo sabe todo aquel que ha recibido una inoportuna llamada, o un mensaje de todo punto inadecuado tras darle al bot¨®n de enviar. Bien lo saben la larga lista de profesionales, prematuramente expulsados de peri¨®dicos y televisiones, y aquellos que se quedaron, a cambio de reducirse el salario y aumentar sus horas de trabajo. Lo sabe, sirva esto de autocr¨ªtica, la sociedad del ¡°todo gratis¡±, que aprende r¨¢pidamente a no reconocer la importancia de aquello que no se paga.
Hacer periodismo libre es hoy m¨¢s que nunca un oficio al filo de lo imposible, y precisamente por ello de todo punto imprescindible. Dec¨ªa Thomas Jefferson que nuestra libertad no puede ser garantizada sino por la libertad de prensa, y que ella no puede ser limitada sin que corra el riesgo de ser cercenada. Es la mejor definici¨®n de contrapoder que he le¨ªdo, y creo es en eso precisamente lo que ha de ser la prensa independiente para un pa¨ªs.
No existe una verdadera democracia sin una prensa comprometida con seguir desvelando la corrupci¨®n. No hay Estado de derecho m¨¢s all¨¢ de la censura o la coacci¨®n, y no habr¨¢ libertad cuando un periodista prefiere reservarse una opini¨®n a exponerla. Superado ese l¨ªmite lo que hay es el m¨¢s absoluto de los caos o la m¨¢s absoluta de las nadas.
Bego?a Villac¨ªs es portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos en Madrid
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