Discurso a medio armar
El artista de Getxo presenta en el Lara un cancionero por ahora m¨¢s preciosista y voluntarioso que veros¨ªmil
Suced¨ªan cosas extra?as este mi¨¦rcoles con la irrupci¨®n de Garamendi en el Teatro Lara, cuyas butacas de repente orillaron la bohemia para dejar paso a la alta sociedad. Era un detalle distinguido y generoso que se regalara a todos los asistentes un ejemplar de Desert plains, el reciente segundo trabajo del getxotarra, que no escatim¨® esfuerzos para dejarse notar en este desembarco madrile?o. Aunque el evento m¨¢s bien parec¨ªa una fiesta privada, a juzgar por las abundantes afinidades trazadas de antemano. ¡°Veo caras conocidas. Bueno, os conozco a todos¡±, se sincer¨® Antonio Garamendi, compositor, productor, pianista y guitarrista que lucha por afianzar su pop sensible y camer¨ªstico, aunque por ahora las intenciones sean mejores que los resultados.
Garamendi dispuso a su vera un cuarteto de pop junto a otro de cuerdas, en un hermanamiento lastrado por la poca fluidez. Incomoda ver a un guitarrista el¨¦ctrico con partitura, m¨¢s a¨²n si apenas se le escucha, como tampoco hab¨ªa manera de distinguir al muchacho que se desga?itaba, aparentemente, con las segundas voces. El bater¨ªa tambi¨¦n consultaba sus papeles para trazar pautas r¨ªtmicas m¨¢s bien r¨ªgidas y remilgadas, as¨ª que el resultado fue m¨¢s acad¨¦mico y envarado que solemne.
Y es una pena, porque hay elementos aprovechables en el cat¨¢logo del refinado autor, desde la colorista (y coreable) So high, escrita bajo el evidente influjo de Coldplay, al obstinato final de Desert plains o un I¡¯ve found you m¨¢s orillado hacia Keane. La in¨¦dita Guitar & strings, country-folk muy evocador y casi cinematogr¨¢fico, fue lo mejor de la noche junto a Walking on ruins, tambi¨¦n con Garamendi en la guitarra y con progresiones muy afortunadas de acordes. Pero algunas carencias tambi¨¦n parecen evidentes, desde ese timbre vocal monocorde, con los labios entreabiertos y el falsete sin afianzar, hasta estribillos tan poco alentadores como ¡°Solo son mis reflexiones convertidas en canciones¡±, frase repetida hasta el infinito en El reflejo.
El discurso musical de Antonio existe, o quiere existir, pero a¨²n parece a medio armar y por ahora echa en falta algo m¨¢s de verosimilitud. Blowing up my head, de su etapa primeriza al frente de Dynamo, casi result¨® la pieza con m¨¢s mordiente de la velada. El resto es m¨¢s afable que cre¨ªble. Como la estampa del propio Garamendi aplaudiendo una y otra vez al patio de butacas. Se trata de que suceda al rev¨¦s, haya o no caras conocidas entre los espectadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.