Manuel Vilari?o, el artista que habla con los p¨¢jaros
El poeta y fot¨®grafo gallego expone en Puxagallery
Un p¨¢jaro carbonero y un petirrojo parecen dialogar tranquilamente hasta que ¨¦ste ¨²ltimo emite su peculiar timbre con el que avisa que algo inesperado va a suceder. El sonido de estas aves es una pieza musical compuesta por Manuel Vilari?o (A Coru?a, 1952) que sirve de introducci¨®n e hilo conductor a la exposici¨®n Animal Insomne, una muestra en la que el artista mezcla de manera ¨ªntima todo lo que conforma su mundo creativo: la poes¨ªa, la nostalgia, la m¨²sica y un inconmensurable amor por la Naturaleza. La exposici¨®n se puede ver en Puxagallery (Santa Teresa, 10. Hasta el 21 de julio), dentro del programa de PhotoEspa?a.
Manuel Vilari?o, premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2007, no es un artista de muchas exposiciones. Su presencia en el pabell¨®n espa?ol de la bienal de Venecia de 2007 con su Para¨ªso fragmentado, hizo que el poeta y fot¨®grafo abandonara m¨¢s de lo que le gustar¨ªa su casa de Bergondo, el peque?o pueblo coru?¨¦s en el que vive en pleno bosque. Entre las m¨¢s recientes est¨¢n la que le dedic¨® Tabacalera en Madrid, en 2013 y la antol¨®gica del Centro Galego de Arte Contempor¨¢neo, en 2015. ¡°Aquellas, sobre todo la del CGAC, fueron recorridos exhaustivos sobre cosas que he ido haciendo a lo largo de mi vida. Aqu¨ª hay obras que van desde 2008 hasta este mismo a?o, pero es una versi¨®n reducida de lo que se expuso en Galicia¡±.
La docena de piezas que ocupan los diferentes espacios de la Galer¨ªa se pueden contemplar como fragmentos de la vida del artista. La composici¨®n musical de la entrada conduce a partituras que cuelgan de la pared como poemas sin palabras y tambi¨¦n a versos escritos en la pared donde habla de soledad, de sombras y de glaciares. Hay cartograf¨ªas con anotaciones que hablan de nostalgia y de recuerdos. Y, sobre todo, hay fotograf¨ªas de diferentes formatos en las que al paisaje imponente de una playa finlandesa est¨¢ acompa?ada de im¨¢genes de bosques retratados con la de la luz auroral, esa hora azul de la que hablaban Mar¨ªa Zambrano o Alain Resnais.
En conjunto, explica el artista, ¡°la exposici¨®n es una mirada melanc¨®lica sobre la soledad, sobre la ausencia del amor, vista desde la poes¨ªa y desde el interior de m¨ª mismo. Es un mirar para buscar lo inesperado. Y tambi¨¦n es una mirada de animal insomne, esa idea de que bajo la b¨®veda celestial hay muchas otras realidades posibles, seas p¨¢jaro o mineral¡±.
Esa b¨²squeda de otras realidades posibles est¨¢ en el caso de Vilari?o muy vinculada al maltrato de la Naturaleza. ?l siente el sufrimiento y la inquietud de animales y ¨¢rboles . Ante las obras tituladas ?rboles del silencio I y II recuerda como el pasado mes de diciembre recorri¨® los 20 kil¨®metros que separan su casa de un roble de 800 a?os que hab¨ªa sido partido por un rayo. Dentro de ese ¨¢rbol herido vio como peque?os animales que viv¨ªan a su abrigo y sinti¨® m¨¢s que nunca su compromiso con el bosque. Para Vilari?o, fuera de los bosques solo est¨¢ la intemperie. Y recuerda las ense?anzas del naturalista estadounidense Henry David Thoreau sobre los derechos indiscutibles de la Naturaleza.
Cuando se le pide su opini¨®n sobre por posici¨®n del presidente norteamericano Donald Trump sobre el cambio clim¨¢tico, el artista responde con un elocuente gesto de desesperaci¨®n. En un ambiente m¨¢s pr¨®ximo, en su propia Galicia, sufre por los continuos incendios que cada verano destruyen los bosques. Y cuenta que, en muchos casos son provocados para vender la madera quemada m¨¢s barata, pero que en otras muchas ocasiones, los incendios son utilizados como venganza de unas familias contra otras. ¡°Es tremendo contemplar el fuego a trav¨¦s de los ojos de los animales. Y nada m¨¢s desolador que descubrir entre la ceniza de los bosques los cr¨¢neos de los animales muertos. Los huesos adquieren unos tonos amarillentos que convierten el paisaje en algo sobrecojedor¡±.
El silencio de la muerte en los bosques est¨¢ acompa?ado de versos de poetas que le acompa?an desde hace muchos a?os. Adem¨¢s del que fuera su gran amigo, Jose ?ngel Valente, se sigue alimentando de la poes¨ªa de Wallace Stevens, Emily Dickinson, Allen Ginsberg o Rosal¨ªa de Castro. ¡°No podr¨ªa vivir sin poes¨ªa y sin m¨²sica. Producen sentimientos que los p¨¢jaros entienden. Yo no tengo ninguna duda de si nos esforzamos, podemos comunicarnos con ellos¡±.
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