Comidas de gente de pluma
El coraz¨®n blanco, peludo o pelado, de las alcachofas alimenta la letra dura y el discurso literario autobiogr¨¢fico de Enrique L¨¢zaro, un raro sin remedio de la prensa aislada
El coraz¨®n blanco, peludo o pelado, de las alcachofas ¡ªuna flor con muchas hojas¡ª alimenta la letra dura y uno de los discursos literarios autobiogr¨¢ficos poderosos de la prensa aislada: Enrique L¨¢zaro, elige y cocina vegetales porque es acad¨¦micamente experto en plantas y sus frutos. Lee, ensimismado. A escondidas, ajenos a las pasarelas y eventos del mundillo local, construye un relato radical y sentimental con sus piezas en ?ltima Hora. Come y escribe de acuerdo con los ciclos del cuerpo, el campo y del mercado. Un raro sin remedio que ama el ajo, el whisky, los tipos y las letras duraderos, el f¨²tbol antiguo y la NBA a deshoras. Expoeta joven y exnovelista, milita en estas clases pasivas excelentes.
Una revelaci¨®n continental de las alcachofas al horno ¡ªsabrosas, minerales y tiernas¡ª qued¨® asociada a Guillem Frontera, escritor polivalente que ya a los 70 del siglo XX llevaba br¨²jula y guardaba secretos de las cosas, la gente y los tiempos. Frontera dej¨® ahora alg¨²n detalle en Paisaje cambiante con figura inquieta interrogatorio de Pere Antoni Pons. Habl¨® tambi¨¦n en el documental Vida y muerte de un arquitecto?de Miguel Eek para IB3, sobre el crimen en 1968 de Jos¨¦ Ferragut. La v¨ªctima/protagonista era brillante y extra?o, un se?or de los Mau Mau, de los Cursillos de Cristiandad (De Colores), iglesia y poder alternativo. Dej¨® en Mallorca buenas iglesias, algunos chalets y bastante hoteles; era un gay secreto ¡ªque quiso purgar la Falange¡ª, que denunci¨® corrupci¨®n en la c¨²pula local del sistema, el negocio de los arquitectos victoriosos en 1936. La escena final del crimen Frontera la recre¨® en Cada d¨ªa que calles, antes que el atrevido de Sicilia sense morts, m¨¢s novela que realidad.
Frontera, pluma segura de tele y diario tambi¨¦n, ahora en el Ara, en Barcelona suscitaba encuentros con autores noveles en los 70, ya con firma y figura ciertas. Gestion¨® la primera entrevista a Biel Mesquida ¡ªrompedor, comedor de caracoles, que tuvo una gran mamma y cocinera en casa, Margalida Sancho, evocada en su recetario Variacions dibujado por su hijo Pep-Ma¨¹r. Mesquida, materia delicada y vanguardista ya en la frontera de los 70 a?os.
Guillem Frontera dirigi¨® tambi¨¦n la pionera entrevista en el 'Diario de Mallorca' de Carme Riera, acad¨¦mica y catedr¨¢tica ¡ªy entonces PNN del UAB, la Aut¨®noma¡ª, triunfadora siempre con Te deix amor la mar com a penyora; una figura de recetario selecto en las que fueron sus comidas dom¨¦sticas en Dei¨¤. Riera, antes de ahora, citaba para los encuentros de verano con Joan Miquel Roca Fuster, pintor barroco y de velos, comedor, amante de la ¨®pera, bebedor, hipocondr¨ªaco, que fue rompedor con los retratos de La Beata y Sara Montiel. El tan prol¨ªfico hombre de teatro, actor y cineasta Martin Garrido ha hecho una casi biograf¨ªa, memoria privada, oportuna y dura: Roca Fuster esbozo de una absurda vida.
Roca, al final husmeaba, en el mercado del pescado y pod¨ªa vivir de haber salido en la portada de La Vanguardia con un cuadro de Sant Jordi en el palacio de la Generalitat (con Juan Antonio Samaranch, tiempo atr¨¢s, en el franquismo). En la ¨®rbita de mallorquines en Barcelona estaba tan brillante como la luna Maria del Mar Bonet, tutelada por su ojo tecnol¨®gico y querido amigo, Toni Catany. El retratista, buena gente, ten¨ªa su lugar en la mesa de confianza de Ca l'Isidre, en su barrio, cocina catalana y no barata. Catany disfrutaba y cataba, atento, con guisos y verduras.
Las alcachofas, a la jud¨ªa o a la romana, nace del huerto y la mano del abogado Miquel Capell¨¤ que era/es un buen cocinero-narrador-diletante de cosas cercanas y lejanas, capaz de tener a su lado en la mesa al gran Paco de Lucia, a Pasqual Maragall en su momento, a hoteleros, cineastas cubanos, embajadores, gente de poder o en el anonimato.
Capell¨¤ y L¨¢zaro escriben en el mismo diario, aman las alcachofas y nunca se han visto; as¨ª es Mallorca. El articulista L¨¢zaro hizo una gu¨ªa de bolsillo como un atrevimiento, en los a?os 80, Mallorca a la carta, con su coral amigo, el m¨¦dico psiquiatra Miquel Roca ¡ªun buen articulista en la reserva¡ª y otro autor an¨®nimo. Miquel Roca gozaba en su despensa de las m¨¢s curiosas sobrasadas ¡ªviejas¡ª de Mallorca (de Muro), que nunca conoc¨ªan la nevera. Roca, selecto catador de vinos e innovador explorador de nuevas mesas, se refugia en la Universidad y sus viajes acad¨¦micos, entre alcachofas y ensaladas y pan con aceite. Verduras, en su ¨¦poca: ahora tras las alcachofas, la berenjena, dicta L¨¢zaro: para el tumbet, otro secreto mallorqu¨ªn.
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