Culleredo incinera a la vecina que apareci¨® momificada ante la ausencia de familia que la reclame
La Guardia Civil hall¨® el cuerpo el lunes en su piso, unos cinco a?os despu¨¦s de fallecer, tras decidirse una vecina a denunciar su desaparici¨®n
Nadie ha reclamado el cuerpo momificado de Mar¨ªa del Rosario Otero Vieites, la mujer de mediana edad que el lunes sobre la una de la tarde apareci¨® muerta en el suelo de su piso de Culleredo (A Coru?a), supuestamente entre el pasillo y la cocina, unos cinco a?os despu¨¦s de fallecer sin que nadie se enterase. El juzgado ha notificado al mediod¨ªa a este Ayuntamiento vecino de A Coru?a la ausencia de parientes conocidos que se hayan ofrecido a hacerse cargo y ha dado luz verde a un sepelio de beneficencia. La alcald¨ªa ha confirmado que hoy mismo ser¨¢n incinerados los restos de esta vecina que muri¨® en la m¨¢s absoluta soledad a pesar de vivir en un gran inmueble dedicado al alquiler, con unos 130 inquilinos. Despu¨¦s la funeraria se har¨¢ cargo del destino de las cenizas.
La Guardia Civil inform¨® el lunes de que Rosario llevar¨ªa muerta al menos cuatro a?os, pero algunos vecinos que llegaron a conocerla en el bloque n¨²mero 75 de este conjunto residencial, construido por Fadesa en la avenida de Miguel Gonz¨¢lez Garc¨¦s, afirman que hace unos cinco a?os que no la ven. Viv¨ªa con su madre, Jesusa, fallecida, seg¨²n recuerdan, a finales de 2011. La hija se qued¨® sola, no ten¨ªa empleo, sufr¨ªa supuestamente una depresi¨®n y poco m¨¢s le sobrevivi¨®. Ni siquiera lleg¨® a cambiar la titularidad del alquiler, a nombre de su progenitora, y seg¨²n fuentes relacionadas con el caso la cuenta bancaria sigui¨® soportando el pago de las mensualidades hasta hace aproximadamente dos meses. El instituto armado inform¨® el primer d¨ªa de que actualmente, a Rosario ya le hab¨ªan cortado el agua y la luz.
El buz¨®n desbordaba cartas bancarias, recibos y publicidad hasta el punto de que el anterior conserje, jubilado hace pocos meses, recog¨ªa la correspondencia de vez en cuando para que no cayera al suelo. Su coche, un Peugeot 206 de color gris plata, acumulaba una gruesa capa de polvo en el garaje, aparcado eternamente en la plaza 104. La mugre negra del tr¨¢fico de la carretera nacional (la Avenida Gonz¨¢lez Garc¨¦s coincide con la N-550 en el lugar de O Port¨¢dego, en Culleredo) empa?aba los cristales, antes impecables, de las ventanas de su piso, el 2? C. Y la cuenta segu¨ªa abonando religiosamente los cerca de 400 euros del alquiler cada mes.
Por el momento no han trascendido los resultados de la autopsia, pero se sospecha que la mujer no muri¨® de forma violenta. Emilia, inquilina del 3?D, reconoce que muchas veces se plante¨® denunciar y que telefone¨® a la gestor¨ªa que anteriormente llevaba los papeles del edificio para advertirle de que algo pasaba. Pero nada pas¨®. Hasta que ella misma, despu¨¦s de comentarlo con otros vecinos, se present¨® el lunes en la Guardia Civil. "Salimos de all¨ª a las once y media de la ma?ana y a la una ya estaban aqu¨ª los agentes. Llamaron a un cerrajero, luego vinieron m¨¢s polic¨ªas, y la comitiva judicial". El cuerpo de Rosario se hab¨ªa secado r¨¢pidamente, estaba momificado y por eso el olor no delat¨® su muerte poco despu¨¦s de producirse. En el levantamiento del cad¨¢ver tambi¨¦n deb¨ªa estar presente un representante de la empresa propietaria de los edificios, Testa, gigante espa?ola de los arrendamientos. A los guardias civiles les cost¨® unas cuantas llamadas localizar a alguien que diese presencia humana a la firma en A Coru?a.
Seg¨²n los residentes, Testa se hizo cargo de la propiedad a principios de este a?o. Antes, estos edificios forrados de ladrillo visto pasaron por otras manos. Se trata de un gran inmueble dormitorio en una zona rodeada de viales y casas abandonadas; sin vida de barrio. No hay peque?o comercio, sino un hipermercado donde todos compran en un total anonimato. Buena parte de los inquilinos del bloque 75 arribaron al lugar despu¨¦s de la supuesta fecha de la muerte de Rosario y nunca llegaron a verla. Viv¨ªan a su lado, encima, debajo, pero no pod¨ªan sospechar lo inhumano de la situaci¨®n. El c¨®ctel para el olvido era perfecto. La fallecida, que hoy tendr¨ªa 56 a?os y trabajaba espor¨¢dicamente haciendo sustituciones en la Xunta, solo se relacionaba con su madre, algo m¨¢s sociable con el vecindario. Sus parientes m¨¢s proximas, primas carnales por v¨ªa materna, residen en el municipio coru?¨¦s de Oroso, a poco m¨¢s de 40 kil¨®metros siguiendo la N-550 rumbo a Santiago. Pero Rosario, una mujer "tirando a menuda que representaba m¨¢s a?os porque vest¨ªa con mucha seriedad", viv¨ªa para adentro y no se trataba con nadie.
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