El bosque de los tesoros ocultos
El parque p¨²blico m¨¢s extenso de la capital surgi¨® de la renacentista Casa de Vargas
Mientras miles de turistas desaf¨ªan el calor para ver lugares como la plaza de Espa?a o el Palacio Real, Mateo L¨®pez lleva horas observando ambos puntos sin moverse de su silla plegable. Lo hace desde lejos. A la sombra. Mientras espera que caiga alguna carpa en su ca?a de pescar. Despu¨¦s la devolver¨¢ al lago. Mateo es uno de los miles de madrile?os que acuden todos los d¨ªas a la Casa de Campo, el mayor parque de la ciudad, con 1.723 hect¨¢reas.
Una brisa suave mueve el vestido de Caroline, una francesa a la que han recomendado visitar este parque p¨²blico declarado bien de inter¨¦s cultural (BIC) en 2010. ¡°Llevo varios d¨ªas visit¨¢ndolo y siempre descubro algo¡±. Hoy comer¨¢ en los restaurantes aleda?os al lago. ¡°Entre mayo y septiembre Madrid es un horno. La gente viene a refrescarse¡±, revela Claudio Poppel, encargado de uno de los negocios. ¡°Hablo cinco idiomas y estoy en un kiosko¡±, se queja Isabel Pa?os mientras despacha a un joven. Sin embargo, dominar tantas lenguas le ayuda estos d¨ªas. ¡°En verano viene mucho extranjero, pero en invierno solo hay ciclistas¡±, explica.
Mientras en el lago se ejercitan unos pirag¨¹istas, Isabel y Patricia enfilan la cuesta para darse un chapuz¨®n en la piscina municipal de la Casa de Campo. ¡°Las instalaciones son buenas y hay mucha tranquilidad¡±, confirman las j¨®venes. El parque es adem¨¢s un lugar de encuentro. Muchos enamorados se citan aqu¨ª y los adolescentes lo convierten cada tarde en su lugar de ocio. Aqu¨ª tambi¨¦n confluyen diferentes generaciones de madrile?os, que suelen pasear en familia. ¡°Llevamos viniendo toda la vida¡±, confirma Pilar, que se ayuda de un andador, en compa?¨ªa de su hijo Mariano y de su nieta Luc¨ªa. Otros, como Alfonso Fern¨¢ndez, aprovechan para correr por la zona porque ¡°no circulan coches¡±, una actividad prohibida desde 2007.
El parque de atracciones
Rub¨¦n es de los que creen que la Casa de Campo est¨¢ infravalorada. ¡°Es el parque m¨¢s grande del mundo, mucho m¨¢s que el Centra Park de Nueva York que aparece tanto en las pel¨ªculas¡±. En su opini¨®n, en ¨¦l se puede hacer de todo. En su caso, unas veces viene a montar en bicicleta, otras trae a sus peque?os a los centros deportivos o queda con la familia para comer. Tambi¨¦n ha probado alguna vez el telef¨¦rico, que conecta la Casa de Campo con el parque del Oeste, al otro lado del r¨ªo Manzanares. Dentro del parque tambi¨¦n se encuentran el recinto ferial de Ifema, el pabell¨®n multiusos de Madrid Arena, el zool¨®gico y un lugar que encandila a los hijos de Rub¨¦n: el Parque de Atracciones.
El parque p¨²blico surge a partir de una casa de campo renacentista: la Casa de Vargas. Sin embargo, la historia del futuro parque comienza con la decisi¨®n de Felipe II de trasladar la corte a Madrid en 1561. Aqu¨ª fija su residencia y, alrededor de ella, se ir¨¢n agregando fincas de labor que el monarca utilizar¨ªa para cazar. Con Fernando VI el sitio se declar¨® Bosque Real. Carlos III introduce la agricultura y la ganader¨ªa. Reci¨¦n llegada la Segunda Rep¨²blica, el Gobierno cede la propiedad al Ayuntamiento de Madrid en un multitudinario acto celebrado el 1 de mayo de 1931 que preside el entonces alcalde Pedro Rico.
Entre su flora, la especie predominante es el pino pi?onero (dos tercios de la superficie). La fauna es variada y muy similar a la de otros parques de la ciudad: aves que emigran, b¨²hos, lechuzas, cotorras, serpientes y conejos. ¡°El mayor valor ambiental se encuentra en el curso de los arroyos, que son estacionales¡±, destaca Juan Garc¨ªa, de Ecologistas en Acci¨®n. En el ¨²ltimo censo de especies, que data de 1972, se contaron hasta 133 especies de vertebrados.
¡°Todos conocemos su valor ecol¨®gico. Ahora queremos darle una nueva dimensi¨®n como enclave hist¨®rico¡±, expone Luis de Vicente, miembro de la plataforma Salvemos la Casa de Campo. De Vicente sostiene que hay muchos tesoros ocultos en el parque, cuya fisonom¨ªa no se alter¨® durante siglos, como se puede observar en las fotos que Jos¨¦ Corral hizo en 1932 por encargo del Ayuntamiento. Luego llegar¨ªa la Guerra Civil, que convirti¨® el parque en un campo de batalla, y destruy¨® muchas de sus construcciones. Entre ellas, la mayor¨ªa de las 17 puertas hist¨®ricas de acceso y una iglesia dise?ada por Sabatini. ¡°Sus ruinas siguen ah¨ª, solo se ech¨® tierra encima. En alg¨²n momento tendr¨¢ que aflorar¡±, demanda De Vicente.
El parque en datos
Superficie: 1.723 hect¨¢reas
Propiedad: Ayuntamiento de Madrid
Horario: Abierto las 24 horas
?rboles predominantes: Pino pi?onero (66%), encina (14%) y cipr¨¦s de Arizona (3%)
Instalaciones deportivas: La mayor¨ªa se sit¨²an alrededor del Lago, como las pistas de tenis. Hay un circuito de footing, otro de bicicletas y una piscina municipal. En 1991, se inaugur¨® una escuela de pirag¨¹ismo.
Estructuras: Parque de atracciones, pabell¨®n Madrid Arena, Zool¨®gico (desde 1972), 2,5 kil¨®metros de telef¨¦rico y 67 hect¨¢reas dedicadas a recintos feriales.
Otras instalaciones: Albergue juvenil Richard Schirrman, Centro de Recuperaci¨®n de Rapaces Brinzal, Escuela de Circo Caramba y Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n del Bosque Aut¨®ctono Arba.
Puntos de inter¨¦s: Casa Vargas, Puente de la Culebra, Galer¨ªa de las Grutas y El Reservado.
C¨®mo llegar: En metro, l¨ªnea 10 (Lago, Bat¨¢n y Casa de Campo) y l¨ªnea 5 (Casa de Campo). Andando o en bicicleta. En coche solo se permite la circulaci¨®n por la avenida de Portugal para llegar a los aparcamientos del Zool¨®gico y el Parque de Atracciones.
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