¡°No piso la playa y la tengo al lado¡±

Despu¨¦s de un d¨ªa de sol, con el ba?ador todav¨ªa mojado y el pelo enredado y con gusto a sal, apetece ir al comer algo. Arantxa te recibe con una sonrisa bajo el techo de ca?as, con la melena azabache recogida en un mo?o. De fondo suena Papa don?t Preach de Madonna. Es la recepcionista o, en versi¨®n m¨¢s sofisticada, la hostessdel chiringuito Kauai, en Gav¨¤ Mar

¡ª?Puedes responder t¨² al tel¨¦fono media hora?, pide a un compa?ero.

Esa es buena parte de su trabajo: atender al tel¨¦fono para anotar las reservas, sentar a los clientes y preparar la cuenta cuando se van. ¡°Algunos ya llaman preguntando por ti¡±. De otros, se acuerda ella perfectamente de su cara a pesar de que en un s¨¢bado normal de agosto pueden pasar unas 600 personas por el restaurante, y otras 300 por la zona de copas, que est¨¢ al lado. ¡°Tengo memoria¡±, garantiza.

Arantxa Gonz¨¢lez tiene 22 a?os ¡ª ¡°bueno, en nada cumplo 23¡±¡ª y cuando todo el mundo est¨¢ de vacaciones, ella trabaja. ¡°Mi madre tiene vacaciones. Mis amigos, tambi¨¦n. Se van a Ibiza, a Mallorca, a Menorca¡­ Est¨¢ estipulado as¨ª, en verano se cogen vacaciones¡±. Pero se lo toma con filosof¨ªa. Cuando todos vuelvan al trabajo, ella espera irse al Caribe o a cualquier otro sitio a descansar.

¡°Cuando encuentras un trabajo en temporada, sabes que en invierno vivir¨¢s mejor¡±, a?ade. Asegura que por el mismo trabajo en hosteler¨ªa, en verano se pagan 300 ¨® 400 euros m¨¢s de media al mes. Empez¨® en el mundo de la restauraci¨®n con 19 a?os, cuando estudiaba integraci¨®n social. Al llegar el verano, su madre le dio el empuj¨®n: ¡°Haz algo, ponte a trabajar¡±. Empez¨® en temporada, y despu¨¦s compagin¨® las dos cosas el resto del a?o, a tiempo completo. As¨ª se pagaba los estudios. ¡°Pero a los dos a?os, me quem¨¦¡±, por lo que se tom¨® un mes de relax, y reenfoc¨® las cosas: Arantxa se convirti¨® en esas personas que cuando todo el mundo libra, se va de puente, o celebra fin de a?o, trabaja.

En Kauai est¨¢ encantada. As¨ª lo dice, y as¨ª se la ve. ¡°Todos somos muy j¨®venes, eso crea un ambiente de trabajo diferente. Te r¨ªes con los compa?eros, el cliente lo nota y se contagia¡±. Adem¨¢s, a ella le gusta la hosteler¨ªa. ¡°Soy extrovertida, me gusta trabajar con la gente¡±. La clave, dice, es ¡°no tomarte las cosas de forma personal y no llev¨¢rtelo a casa luego¡±. Porque siempre hay alg¨²n cliente que¡­ ¡°Pero normalmente vienen relajados. Han tomado un aperitivo, luego se quedan a comer, y acaban en la zona de copas¡­".

A las dos de la tarde de un mi¨¦rcoles hay unas ocho mesas ocupadas en el Kauai. Solo en una se distingue claramente que los comensales son extranjeros. Dos cr¨ªas juegan entre las ramas de un ¨¢rbol gigante mientras sus padres comen. Luego llegan un par de j¨®venes, toalla en mano, y de fondo suena ahora I Don?t want to miss a thing, de Aerosmith. Una camarera ense?a la pizarra verde con postres, entre ellos el cl¨¢sico corte de nata, vainilla y chocolate¡­ ¡°Vienen turistas de los hoteles, hacemos eventos, acogemos congresos de abogados... Tenemos de todo¡±, dice la jovenc¨ªsima recepcionista.

Su lugar habitual es el mostrador del chiringuito, desde donde se ve una duna de arena, antesala de la playa, el sol, el mar, los gritos de verano... ¡°Eso es una de las cosas malas. No piso la playa y la tengo al lado¡±, lamenta Arantxa. Suele entrar cada d¨ªa a la una de la tarde, trabaja hasta las cinco y regresa a las ocho y media, hasta medianoche, con un d¨ªa de fiesta a la semana. Y as¨ª desde mediados de junio hasta mediados de septiembre.

Lleva ya casi cinco a?os en el sector de la hosteler¨ªa, pero no se pone una fecha para dejarlo ni siquiera descarta dedicarse a ello a tiempo completo. Por ahora quiere acabar los estudios de t¨¦cnico de emergencias sanitarias. Luego, el tiempo dir¨¢.