Y la ¡®senyera¡¯ se convirti¨® en ¡®estelada¡¯
La bandera oficial de Catalu?a, que ocup¨® un papel relevante en los Juegos Ol¨ªmpicos, cede el testigo en la calle a la ense?a independentista
Los balcones de Barcelona son un term¨®metro pol¨ªtico y emocional de la ciudad. No fallan. Ni ayer ni hoy. Son el tendal vivo de los s¨ªmbolos que representan el sentir de la capital catalana. Lo fueron durante los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992, cuando muchos se vistieron con la senyera (la bandera oficial de Catalu?a, con cuatro barras verticales rojas sobre fondo amarillo) para saludar al mundo. Y lo siguen siendo ahora, ataviados en muchas ocasiones con la estelada, la bandera independentista.
Los s¨ªmbolos que marcaron una ¨¦poca en ese verano del 92 no han dejado de ser ni de estar en estos 25 a?os. Como la energ¨ªa, solo se han transformado.
Barcelona se abri¨® entonces al mundo con la senyera por bandera ¡ªnunca mejor dicho¡ª. Esa insignia, prohibida durante el franquismo, se revel¨® en democracia como un s¨ªmbolo festivo, de libertad e identidad propia que eclosionaba especialmente en festividades como el 11 de septiembre o el d¨ªa de Sant Jordi. Y en aras de esa fiesta que eran los Juegos, muchos balcones de la ciudad volvieron a vestir la bandera festiva.
¡°Era un acto de afirmaci¨®n de Catalu?a como un pa¨ªs con una cultura y una identidad propia¡±, recuerda el consejero de Interior, Joaquim Forn. Entonces, el titular del Departamento era un veintea?ero de las juventudes de Converg¨¨ncia que, junto a miembros de ?mnium Cultural y otras entidades, montaron la campa?a Freedom for Catalonia (Libertad para Catalu?a), para reivindicar y dar a conocer sus pretensiones nacionalistas. En 1989, durante la inauguraci¨®n del estadio ol¨ªmpico, consiguieron entrar al recinto senyeras, pasquines y silbatos que apagaron el himno espa?ol con una sonora pitada. ¡°Para seg¨²n quienes, llevar la senyera no estaba bien. Y eso que era una bandera constitucional¡±, apunta Forn.
Los s¨ªmbolos tuvieron un papel determinante para aplacar los ¨¢nimos entre los grupos m¨¢s rebeldes. La presi¨®n de estos colectivos logr¨® que el catal¨¢n fuese el cuarto idioma oficial, que Els Segadors (himno de Catalu?a) sonase junto al espa?ol en los actos oficiales y que la senyera ocupase un lugar visible en los acontecimientos institucionales. ¡°No ¨ªbamos en contra de los Juegos, sino que era reafirmar la existencia de Catalu?a. Era un acto de afirmaci¨®n, no en contra de ninguna bandera¡±, puntualiza Forn.
La senyera gan¨® protagonismo de forma espont¨¢nea y con la incredulidad de los forasteros, que se preguntaban por qu¨¦ en algunos casos no hab¨ªa banderas espa?olas. Era una democracia joven y 15 a?os no eran suficientes, dec¨ªan entonces pol¨ªticos y antrop¨®logos, para superar los v¨ªnculos de la rojigualda y el franquismo.
Y de aquellos barros, estos lodos. La bandera espa?ola ni est¨¢ ni se la espera en buena parte de los actos festivos, y la senyera, la bandera oficial, ha cedido el testigo a la estelada ¡ªtambi¨¦n en los actos festivos como el 11 de septiembre¡ª a medida que los independentistas han ganado espacio.
Algunos creen que la rojigualda sigue sin remontar su reputaci¨®n en Catalu?a.¡±La ausencia de la bandera espa?ola est¨¢ asociada al r¨¦gimen franquista. Se ha consolidado ese odio y no creo que pueda recuperarse¡±, asume el antrop¨®logo Manuel Delgado, que particip¨® hace 25 a?os en el reportaje que se reproduce en esta p¨¢gina.
De los balcones de Barcelona ya no cuelgan senyeras. No tantas, al menos, como en ese verano del 92. Por ellos ha pasado el No a la Guerra de Irak y a otros conflictos armados como el de los Balcanes. Ahora, junto a los mensajes de Volem acollir (por los refugiados) y contra los pisos tur¨ªsticos, las esteladas y el s¨ª gigante al refer¨¦ndum ganan terreno. ¡°Estamos en un momento de reivindicaci¨®n pol¨ªtica y la estelada representa la reivindicaci¨®n de un estado propio. Responde al momento pol¨ªtico pero la bandera oficial del pa¨ªs es la senyera¡±, recuerda Forn.
Pero la bandera catalana ya no es lo que era. ¡°La senyera est¨¢ perdiendo significado. Antes representaba al sentimiento catalanista, que unificaba nacionalismo con la izquierda. Ahora es la bandera del PP y Ciutadans. Fue la bandera de todos y ahora solo es la bandera autonomista¡±, zanja Delgado. Seg¨²n el antrop¨®logo, la ense?a espa?ola republicana sigue siendo el s¨ªmbolo de la izquierda; la derecha asume la senyera y la rojigualda; y los independentistas, la estelada.
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