¡°Para dedicarse a esto hay que ser un poco friqui¡±
Oriol Guill¨¦n es guitarrista de La loca histeria y en verano toca sin parar de pueblo en pueblo
De lunes a viernes es profesor de guitarra en la Escola de M¨²sica Sant Gervasi, en Barcelona. De viernes por la tarde a domingo, se desmelena con La Loca Histeria. En verano, no para. Oriol Guill¨¦n tiene 38 a?os y disfruta rasgando las seis cuerdas por escenarios de toda Catalu?a y m¨¢s all¨¢. Si no se lo pasara en grande, no lo har¨ªa. ¡°Como guitarrista, tocar en directo y a todo volumen es un subid¨®n. Se nota en el cuerpo¡±, dice. Econ¨®micamente no lo necesita: ¡°Vivo de dar clases, los conciertos son una ayuda¡±, explica, cifr¨¢ndola en unos 500 euros mensuales. ¡°Y s¨ª, creo que para hacer esto hay que ser un poco friqui¡ Pero me gustan los conciertos a lo grande, en la plaza de un pueblo, o en un pabell¨®n, o en la playa¡ A veces, ante cerca de 15.000 personas. Otras¡±, a?ade con humildad, ¡°ante unas 40¡¡±
La loca histeria es un grupo de m¨²sica un tanto especial. Seis m¨²sicos, dos actores y cuatro t¨¦cnicos cuyos conciertos son toda una explosi¨®n de ritmos de los a?os 70, 80 y 90 de dos horas y media con una buena dosis de acci¨®n y un punto teatral. Bajo divertidas proyecciones y embutidos en extravagantes disfraces, hacen popurr¨ªs tem¨¢ticos que a todos nos suenan, desde el pop espa?ol hasta combinados de Disney, pasando por la movida madrile?a, el rock catal¨¤, ritmos eurovisivos ali?ados con un Raphael plet¨®rico o con el m¨ªtico Pr¨ªncipe de Bel Air¡
"De mayor quiro ser una estrella del rock"
?D¨®nde ir¨ªa de vacaciones? A Ir¨¢n, me interesa la cultura persa y ahora es uno de los lugares m¨¢s seguros del mundo. Tambi¨¦n regresar¨ªa a Grecia como voluntario en un campamento de refugiados, donde ya estuve en Navidades. Claro que tambi¨¦n volver¨ªa a Brasil¡
?Qu¨¦ quiere ser de mayor? Una estrella del rock.
?A qu¨¦ huele el verano? A diversi¨®n.
?Es m¨¢s de tinto de verano o de gin t¨®nic? Cada cosa a su tiempo. A mediod¨ªa, tinto de verano; por la noche, gin-tonic.
Llevan 14 a?os dando ca?a y se han ganado un respeto, como m¨ªnimo, en el tema contractual: ¡°Nunca actuamos m¨¢s tarde de las dos de la madrugada¡±, dice Guill¨¦n. Adem¨¢s, los conciertos est¨¢n pautados, controlados incluso en la supuesta improvisaci¨®n: ¡°Guardamos una horita para poder hacer bises en funci¨®n de c¨®mo vemos al p¨²blico¡±. Y otro privilegio adquirido: ¡°No tocamos la canci¨®n del verano¡±, dice, encantado. ¡°Ni Despacito, ni Enrique Iglesias, ni el Bisbal de turno. Siempre hay alguien que las pide, s¨ª, pero no las tocamos¡±. No entran ni en su repertorio ni en su filosof¨ªa.
Si act¨²a a m¨¢s de 150 kil¨®metros de Barcelona, La loca histeria se monta en una furgoneta y tragan autopista. ¡°Cuando hacemos noche en el pueblo del concierto, pues s¨ª, nos tomamos alguna cerveza, alguna copa¡¡±. Faltar¨ªa m¨¢s. A Sabina a veces le dan las 10 y las 11, las 12 y la 1 y las 2 y las 3¡ ¡°Alguna vez a m¨ª tambi¨¦n me han dado, no demasiadas, pero s¨ª¡±, dice, con humor, humildad y una pizca de orgullo y sin nada que esconder: ¡°Soy soltero, no pasa nada... De todas formas, ?aquello de ¡®sexo droga y rock and roll¡¯ es un mito! Si te tomas cuatro birras despu¨¦s del concierto al d¨ªa siguiente est¨¢s KO y tienes que ir a otro lado, montar, probar¡ ?Seguro que para una estrella del rock es distinto!¡±
As¨ª que la liturgia rom¨¢ntica que brinda el ¡°carretera y manta¡± se da en pocos casos. La mayor¨ªa de las veces regresan despu¨¦s del concierto y se desplazan en coches particulares o, incluso, en metro. ¡°Desde Barcelona suelo compartir coche con uno de los teclistas¡±, cuenta Oriol. ¡°Llegamos con tiempo para comer por ah¨ª, conocer el lugar. He descubierto sitios que si no fuera por los conciertos nunca habr¨ªa visitado¡±. Pero por la tarde hay faena. ¡°Sobre las siete empezamos con las pruebas de sonido. Luego, ya, cenamos algo y al l¨ªo¡±.
No tocamos la canci¨®n del verano. Ni 'Despacito', ni Enrique Iglesias, ni el Bisbal de turno. Siempre hay alguien que las pide, s¨ª, pero no las tocamos.
El p¨²blico sabe lo que le espera y est¨¢ dispuesto a disfrutar de esas sesiones de diversi¨®n, m¨²sica y ritmo. ¡°Suele ser gente del pueblo y, en esta ¨¦poca, veraneantes, sobre todo de Barcelona¡±, dice el guitarrista. Y, aunque no son conciertos para ni?os, Guillen reconoce que a menudo hay padres que van acompa?ados: ¡°Los de 30 a?os para arriba son un p¨²blico muy agradecido. Muchos vienen con sus hijos y se lo pasan en grande¡±. Luego est¨¢n los que se han pasado con el alcohol: ¡°Si actuamos tarde, hay mucho borracho y eso no anima, al contrario, porque algunos van muy desfasados¡±.
Y en verano, como es l¨®gico, la distinci¨®n entre mar y monta?a es importante: ¡°Hay una gran diferencia entre el p¨²blico de playa y el de interior¡±, dice Guill¨¦n. ¡°No s¨¦ por qu¨¦, pero el car¨¢cter del de monta?a es m¨¢s dif¨ªcil. Se lo pasan bien, y as¨ª nos lo dicen, pero (sin generalizar, ?eh?) son m¨¢s parados. Los de las zonas de playa bailan mucho m¨¢s¡±. No generalizamos, claro que no, de hecho, uno de los sitios preferidos de La loca histeria es Caldes de Malavella (La Selva), que no tiene mar pero tiene un p¨²blico con marcha: ¡°No fallamos nunca a esa cita¡±, dice Guill¨¦n. Pero donde m¨¢s disfruta es en el extrarradio de Barcelona: ¡°Son conciertos brutales, porque se nota que son currantes que est¨¢n en fiestas y captan ese buen rollito festivo¡±.
A fin de cuentas, el trabajo es exigente: ¡°Es cansado, f¨ªsicamente es un curro, ?ya no tenemos 20 a?os! Es verdad que alg¨²n miembro de la banda no llega a los 30, pero el resto somos veteranos¡±. Aun as¨ª¡: ¡°Lo recomiendo. Es duro, son muchas horas, mucho trabajo de noche. Pero estoy encantado¡±.
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