En esta quinta hay dos molinos

El molino de color rojo cercano a la rosaleda, el palacio, la casa del Reloj y el espect¨¢culo de los almendros en flor en primavera hacen ¨²nica a la Quinta de los Molinos, un espacio incluido en el cat¨¢logo de Parques y Jardines Hist¨®ricos de especial protecci¨®n del Ayuntamiento de Madrid. Situado al final de la calle de Alcal¨¢ (en San Blas-Canillejas), al cruzar su puerta se accede a un relajante y di¨¢fano espacio verde.

El origen de la Quinta de los Molinos se remonta a principios del siglo XX, cuando C¨¦sar Cort, ingeniero, arquitecto y exconcejal del Consistorio, adquiri¨® la primera de las parcelas que conforman el parque. Cort sigui¨® ampliando la finca hasta los a?os sesenta. Y tras su muerte, en 1978, los herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento para ceder 21 hect¨¢reas de los terrenos al municipio, cesi¨®n que se materializ¨® en 1982.

El espacio, con una extensi¨®n total de 25 hect¨¢reas, est¨¢ dividido en dos zonas: la norte (con un estilo rom¨¢ntico paisajista) y la sur (m¨¢s agr¨ªcola). En su interior hay dos inmuebles, en los que se aprecia un estilo arquitect¨®nico previo al racionalismo madrile?o de principios del siglo XX: el palacio y la Casa del Reloj. El primero es un palacete ros¨¢ceo que se empez¨® a construir en 1925, mientras que la segunda se edific¨® posteriormente y fue restaurada por la escuela taller municipal. Ambos edificios est¨¢n orientados hacia el sur, en direcci¨®n al arroyo de los Trancos, donde se construy¨® en su tiempo un puente y se establecieron tapias de ladrillo enmarcando el camino.

El entorno de la Casa del Reloj y del palacio se distingu¨ªan antiguamente porque en el primer edificio aparec¨ªan parcelas con huertas, dedicadas a la producci¨®n de flores, y en el segundo dominaba un jard¨ªn ornamental. Al lado de este ¨²ltimo edificio se ubica una parcela de c¨¦sped que en su tiempo sirvi¨® como pista de tenis y que actualmente varios j¨®venes utilizan para tumbarse al sol o leer un libro.

La denominaci¨®n de jard¨ªn hist¨®rico de la Quinta de los Molinos no es casual: Cort era amigo del urbanista Arturo Soria y gracias a su influencia desarroll¨® teor¨ªas urban¨ªsticas sobre la transici¨®n y la comunicaci¨®n entre la ciudad y el campo. En la quinta puso en pr¨¢ctica, de manera innovadora, algunas de estas concepciones, lo que a?os despu¨¦s ¡ªen 1997¡ª llevar¨ªa al Consistorio a incluir el espacio en el cat¨¢logo de parques hist¨®ricos protegidos.

No se entiende la Quinta de los Molinos sin la presencia de las construcciones que precisamente le dan nombre: el molino de la casa del reloj y el de la rosaleda. Se trata de dos estructuras de metal rojizo, altas y esbeltas, con aspas plateadas. Sorprenden, adem¨¢s, porque son muy diferentes de los molinos que pueden verse en La Mancha. Se trajeron de Estados Unidos en 1920 y, en su origen, serv¨ªan para extraer agua de pozos y manantiales subterr¨¢neos con la que regar toda la superficie del parque. Otra parte se destinaba a abastecer la finca, agua que se extra¨ªa de pozos descubiertos durante la construcci¨®n del espacio verde, lo que propici¨® la creaci¨®n de balsas de almacenamiento as¨ª como fuentes ornamentales.

Un ejemplo de estas construcciones relacionadas con el agua son los estanques gemelos, que a¨²n se conservan aunque ahora en ellos solo hay agua estancada. A pocos metros se encuentra el lago, rodeado de ¨¢rboles de gran altura que se reflejan en el agua y que crean un apacible y silencioso ambiente.

7.688 ¨¢rboles

La zona cuenta con 7.688 ¨¢rboles de especies vegetales muy diversas, entre las que destacan los pinos, los cipreses, los olivos, los eucaliptos y los almendros. Estos ¨²ltimos son la principal atracci¨®n del parque cuando est¨¢n en flor, en torno a los meses de febrero y marzo. En esta ¨¦poca, las ramas de estos ¨¢rboles se cubren de flores rosas y blancas, en un espect¨¢culo natural que atrae a muchos visitantes a la zona.

En verano, la mayor¨ªa de los visitantes se sienta a la sombra de los ¨¢rboles para sofocar el calor, aunque tambi¨¦n hay quienes practican deporte, los que pasean a sus mascotas y aquellos que utilizan las instalaciones para sacar fotos art¨ªsticas. En el parque, que posee cinco puertas de acceso, tambi¨¦n se celebran actividades culturales como las enmarcadas dentro de Veranos de la Villa, que en sus ¨²ltimas dos ediciones se ha esforzado por descentralizar la cultura y llevarla a los 21 distritos madrile?os. El pr¨®ximo 30 de agosto est¨¢ programado en la quinta un concierto gratuito de la cantautora Christina Rosenvinge