La dama que mira a Madrid
El Parque Lineal del Manzanares, que se levanta en los terrenos de un antiguo vertedero, esconde arte, ecolog¨ªa y la historia de un r¨ªo intr¨ªnsecamente vinculado a la capital
Sobre el cerro artificial de La Atalaya, al que se accede por una plataforma en forma de pir¨¢mide, dise?ada por el arquitecto Ricardo Bofill, y que integra numerosas escaleras de madera, est¨¢ situada la Dama del Manzanares. Se trata de una gran cabeza de mujer de bronce y acero que preside el parque Lineal del Manzanares (447.342 metros cuadrados) y que est¨¢ dedicada al r¨ªo del mismo nombre. Esta zona verde, es tan amplia ¡ªadministrativamente pertenece a Madrid, Getafe y Rivas¡ª que est¨¢ dividida en tres tramos (I, II y III): el parque urbano de Ricardo Bofill; el coraz¨®n del Parque Lineal; y la zona en la que entronca con el Parque Regional del Sureste.
La zona verde se articula siguiendo linealmente el curso del r¨ªo Manzanares, de ah¨ª su nombre. Un cauce que acoge ahora un cuidado entorno medioambiental cargado de historia e inaugurado en 2003, tras tres a?os de obras para reconvertir, con una inversi¨®n de 32 millones de euros,?un antiguo vertedero en un espacio de ocio.
La parte m¨¢s cercana a la capital es la m¨¢s regenerada a d¨ªa de hoy. Ideada por el estudio arquitect¨®nico de Ricardo Bofill, recibe el nombre de prestigioso equipo que proyect¨® la zona. Continuando r¨ªo abajo, aparece el segundo tramo, regado con agua tratada en la Estaci¨®n Depuradora de Aguas Residuales de La China. Aqu¨ª se encontraron diferentes restos hist¨®ricos, como yacimientos romanos; uno de ellos fue conocido como la Villa Romana de Villaverde.
Tambi¨¦n hab¨ªa restos de la ¨¦poca de los Borbones, a quienes se atribuye la construcci¨®n del denominado Real Canal del Manzanares y que evidencia que la capital aspir¨® un d¨ªa a ser puerto de mar. El canal fue navegable, y prueba de ello son las casas, esclusas, molinos, hornos, puentes y gallipuentes que jalonaban el curso del r¨ªo y que permit¨ªan a los barcos ir del Puente de Toledo a Vaciamadrid. Algunos de estos restos a¨²n se pueden ver, como la Casa de la Cuarta Esclusa, donde laboraban los trabajadores de la cuarta esclusa del Real Canal.
A?os antes de su existencia, el parque fue testigo de dos importantes batallas de la Guerra Civil: la de Madrid y la del Jarama. En aquellos a?os de conflicto, la ribera del Manzanares se llen¨® de kil¨®metros de trincheras. Actualmente est¨¢ lleno de diversos representantes de la fauna ribere?a como tortugas, peces y una amplia diversidad de aves.
A Jos¨¦ ?lvarez, de 77 a?os, y a su nieta Carmen, de ocho, les gustan los patos. Acuden a diario a lanzar pan a los ¨¢nades desde el puente. Son vecinos del barrio de San Ferm¨ªn ¡ªdonde est¨¢ ubicada la Caja M¨¢gica¡ª y les gusta pasear hasta la zona. Durante su recorrido recogen aceitunas de los olivos del Paseo de los Sentidos, para acabar su paseo en la estatua de la Dama del Manzanares, desde donde se disfruta de una visi¨®n general del parque y de la capital.
Esta gran cabeza de mujer, creada por el artista valenciano Manolo Vald¨¦s, aparece dominando el alto del cerro de la Atalaya, situado a unos 21 metros. Sorprende la altura de la testa, de 13 metros, que brilla ¡ªliteralmente¡ª gracias a un sistema de iluminaci¨®n integrado por 24 proyectores que cambian de color con cada estaci¨®n del a?o. El atardecer es el mejor momento para visitar a la dama, que atentamente mira hacia el casco urbano capitalino.
Conexi¨®n con Madrid R¨ªo
¡°Normalmente est¨¢ muy masificado, por eso aprovecho para venir en agosto que hay menos gente. Hay buenas instalaciones y mucha zona verde, algo ideal para los j¨®venes¡±, afirma Javier, de 38 a?os, que se ha animado a pedalear acompa?ado de su hijo. Los que disfruten recorriendo el terreno a pie disponen de un tramo peatonal que surca el parque en l¨ªnea recta y de una trama ortogonal de caminos. Adem¨¢s, el Ayuntamiento de Madrid prev¨¦ construir una senda peatonal y ciclista de 1,17 kil¨®metros que conectar¨¢ este terreno con el parque de Madrid R¨ªo.
Aquellos que deseen disfrutar de la calma, pueden sentarse en la Plaza Verde, con forma de media luna. O visitar otros lugares como la Pradera: un gran c¨¦sped con ¨¢rboles como madro?os, tilos, mimosas, o el llamativo ¨¢rbol del amor, cuyas ramas y flores son rojizas. Tambi¨¦n disfrutar del parque del Belvedere, repleto de juegos infantiles. O aventurarse a seguir el curso del r¨ªo y descubrir un parque que nace en Madrid y crece y se desarrolla hacia las afueras.
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