Jaque mate en Chamart¨ªn
El espacio tiene un tablero gigante de ajedrez y seis piezas enormes que se iluminan por la noche
En el barrio de Chamart¨ªn, frente al Auditorio Nacional, se encuentra un peque?o espacio verde. Se trata de los jardines de Pablo Soroz¨¢bal, una superficie de 4.965 metros cuadrados situada entre la calle de Pr¨ªncipe de Vergara y la colonia Cruz del Rayo. En ella se halla el parque del Ajedrez, denominado 'El Sue?o de lo imposible'. La instalaci¨®n se inaugur¨® el 26 de septiembre de 2015. Consta de un tablero de cuatro metros de largo en el que se reparten las 32 figuras del ajedrez. Junto a ¨¦l hay seis esculturas gigantes: el rey, la reina, un pe¨®n, una torre, un caballo y un alfil. Todas han sido dise?adas por el escultor Gustavo Herrera. Completan la instalaci¨®n una serie de bancos y mesas. Arces, cipreses, ciruelos rojos y jaboneros de la India parecen el p¨²blico expectante de un torneo.
En la distancia que marcan el rey y la reina, que cuando anochece se iluminan, destaca, por ejemplo, la posici¨®n avanzada del pe¨®n, muy cercano al tablero gigante. La tranquilidad del lugar, tan solo alterada por el ruido de los coches que circulan por una avenida cercana, invita a detenerse, ya sea para que los m¨¢s peque?os puedan jugar en el parque cercano o para que aquellos que lo deseen puedan tomar un refrigerio en la Lobbo Terraza, un restaurante situado en el mismo parque.
Al contrario de lo que sucede en otros jardines madrile?os en los que empieza a decaer la actividad cuando llega el atardecer, al llegar ese momento, los jardines de Pablo Soroz¨¢bal cobran a¨²n m¨¢s vida. Esto es debido a que se iluminan progresivamente las luces que dan vida a las seis majestuosas piezas de ajedrez que hay en la zona, creando un resplandor que se adue?a del entorno y le da un cierto encanto. Este momento es aprovechado por parejas como la de Nicol¨¢s y Carmen, ambos de 55 a?os. Son vecinos del barrio y visitan casi diariamente el parque porque forma parte de su rutina de paseo. ¡°Es un lugar que a simple vista te puede pasar inadvertido, pero para nosotros tiene algo diferente. Siempre nos quedamos a observar c¨®mo se iluminan las figuras y nos imaginamos partidas ficticias de ajedrez, porque ese juego nos gusta mucho¡±, explica Carmen.
Las esculturas (que fueron instaladas hace dos a?os, durante las fiestas de San Miguel) est¨¢n hechas de polimetilmetacrilato, acero y silicona. El rey es la pieza de mayor altura, con 4,80 metros, y las dem¨¢s miden aproximadamente tres metros. La caracter¨ªstica que comparten todas ellas es que apuestan por la energ¨ªa verde, ya que todas se iluminan con cientos de luces led recargables de energ¨ªa solar que fueron integrados en su interior. Estas esculturas se alimentan a trav¨¦s de celdas de energ¨ªa fotovoltaica. La idea de dedicar el parque a un juego tan tradicional como el ajedrez tiene como objetivo promocionar este deporte en el distrito.
Partidas simult¨¢neas
Enfrente del parque se encuentra la escuela municipal de ajedrez de Chamart¨ªn, a la que asisten unos 700 alumnos y que cuenta, a su vez, con una escuela online. Los jardines de Pablo Soroz¨¢bal fueron testigos de algunas de las iniciativas de esta instituci¨®n, como por ejemplo la partida gigante simult¨¢nea que se celebr¨® en septiembre del a?o pasado. En ella participaron m¨¢s de 60 aficionados de todos los niveles, que tuvieron la oportunidad de competir con el popular ajedrecista cubano Leinier Dom¨ªnguez.
Otro de los elementos importantes del parque es el busto de bronce de Pablo Soroz¨¢bal, el compositor que da nombre a los jardines. El artista destac¨® en el siglo XX por sus obras sinf¨®nicas y de g¨¦nero l¨ªrico (zarzuelas, por ejemplo). Fue muy precoz, ya que con s¨®lo 17 a?os formaba parte de la orquesta del casino de San Sebasti¨¢n. A?os m¨¢s tarde, en 1918, comenz¨® su relaci¨®n con Madrid al tocar en la orquesta filarm¨®nica.
Adem¨¢s de eso, Pablo Soroz¨¢bal fue director de la Orquesta Sinf¨®nica madrile?a hasta 1952, y compuso bandas sonoras de pel¨ªculas, como por ejemplo a la muy popular en su ¨¦poca Marcelino pan y vino. El recuerdo a este c¨¦lebre compositor vasco, unido a la magia y a cierto misterio que aportan las figuras al parque, hacen que en este lugar se entremezclen lo real y lo imposible en una partida de ajedrez que no ha hecho m¨¢s que empezar.
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