La equidistancia silenciosa
Equidistantes y federalistas han tenido siete a?os, y qu¨¦ a?os, para hacer una propuesta y no han hecho nada. Nada
Espa?a ha perdido Catalu?a, lo ¨²nico que falta es el certificado. Queda la fuerza, quedan los tribunales y las prohibiciones, los registros y las sanciones, queda todo lo que aprieta y junta pero no une. Una gran parte de Catalu?a ya no se siente espa?ola, ha desconectado emocional y simb¨®licamente de Espa?a. Es algo que gobierno, partidos e instituciones espa?olas deber¨ªan intentar comprender. Si pueden.
Ser¨ªa el primer paso para aceptar que las pol¨ªticas que se han seguido los ¨²ltimos a?os no han hecho m¨¢s que agravar problemas de encaje y convivencia que nunca se han afrontado. La diversidad nacional conlleva diversidad cultural, social y econ¨®mica, diversidades que en Espa?a dan pavor. No a todo el mundo, cierto, pero quienes dicen no tener miedo de esa diversidad, despu¨¦s de 40 a?os de democracia no han podido ni gobernar, ni influir en sus partidos, ni han conseguido representaci¨®n en instituci¨®n estatal alguna. No digo que no existan, digo que no mandan, que se conllevan con Espa?a.
Es la Espa?a de un Sempr¨²n enfrentado a un Guerra, de un Herrero de Mi?¨®n corneado sin piedad por la caverna, de un Echenique arrinconado, de pol¨ªticos que cuando llegan al poder hacen lo que pueden o lo que les dejan y por eso, despu¨¦s de 40 a?os se ha llegado a la conclusi¨®n de que en Espa?a no hay sitio para Catalu?a. Ni el ejecutivo, ni el legislativo, ni el judicial, ni el period¨ªstico ni el cultural tienen un encaje para nada que no sea una prolongaci¨®n del Estado de siempre.
Tampoco han ayudado desde aqu¨ª quienes ahora m¨¢s se rasgan las vestiduras ante la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum. Tienen poca credibilidad porque el pa¨ªs es peque?o, nos conocemos todos, tenemos buena memoria y los hemos visto ponerse de perfil cuando ca¨ªan chuzos de punta. Vemos que muchos de los que se sienten compungidos y les duele Espa?a, o bien se han mostrado ap¨¢ticos con muchas de las reivindicaciones que se han hecho desde Catalu?a o bien se han puesto del lado de quienes las denegaban. Desde la lengua a las infraestructuras, pasando por el financiamiento o la simple opini¨®n publicada hemos visto, vivido y le¨ªdo aut¨¦nticas animaladas que no han suscitado reacci¨®n alguna.
Bueno, para no ser injustos, poca cosa, tan poca cosa que la proporcionalidad los desmiente y los hace poco cre¨ªbles. ?Qu¨¦ credibilidad tienen quienes se dedicaron a azuzar el Foro Babel o a re¨ªrle las gracias cuando nos hablan de federalismo? ?C¨®mo nos podemos fiar de intelectuales que se han cansado de insultar a quienes se han manifestado de manera pac¨ªfica y los han calificado desde el primer momento de totalitarios, de nazis, de fascistas? ?Y los equidistantes? ?D¨®nde estaban cuando se socavaban las bases de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica? ?D¨®nde cuando el PP imped¨ªa las emisiones de TV3 en el Pa¨ªs Valenciano? ?D¨®nde, cada vez que se han publicado columnas tan hirientes que han hecho que las relaciones entre Catalu?a y Espa?a se hayan vuelto imposibles? O estaban muy cerca de quienes las escrib¨ªan o se pon¨ªan de perfil.
No solo se trata de la prensa, en el desastre del aeropuerto y de los trenes de cercan¨ªas el tancredismo de las redacciones de Barcelona, de Foment, de los capitanes del Baix Llobregat, tan valientes en otras ocasiones, ha sido rajoyesco. Equidistantes y federalistas han tenido siete a?os, y qu¨¦ a?os, para hacer una propuesta y no han hecho nada. Nada.
La respuesta, como mucho, ha sido decir que hay demasiada presi¨®n. Hombre, pues ya me dir¨¢n c¨®mo y ya me dir¨¢n si la proporcionalidad no tiene algo que ver en todo esto. ?Presi¨®n? ?D¨®nde? ?En qu¨¦ medios? Porque la desproporci¨®n es enorme, porque una de las cosas que hizo bien Felipe Gonz¨¢lez fue blindar un espectro comunicativo que hoy sit¨²a TV3 en un 13% de audiencia. Si contamos la proporci¨®n de opini¨®n publicada en Espa?a en relaci¨®n con el proceso independentista, les sale la misma ratio de poder que cuando hablamos de justicia, empresa o inversiones. Cuando hablen del Parlament, recuerden los rodillos y las humillaciones del Congreso.
Acusar al peque?o no sirve ya, cuando vemos que se entra en peri¨®dicos locales. Los equidistantes se volvieron a poner de perfil, los hab¨ªa que incluso se re¨ªan. Hoy quienes nos defienden de los abusos son la gente de Valls que canta frente a la Guardia Civil.
Francesc Ser¨¦s es escritor
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