¡°Cuando pienso en la furgoneta me entra miedo¡±
Cuatro heridos del atentado de La Rambla y Cambrils siguen hospitalizados
Ha pasado un mes. Pero como si fuera ayer. El relato de N¨²ria Le¨®n es tan intenso y terrible como lo fue esa tarde del 17 de agosto en el que un atentado terrorista dej¨® 15 muertos y decenas de heridos en Barcelona. Le¨®n es doctora adjunta en el CUAP (Centro de Urgencias de Atenci¨®n Primaria) Ciutat Vella-Peracamps, a 500 metros de La Rambla: ¡°Nos convertimos en un hospital de campa?a¡±. Ella, como su compa?ero ?ngel Rabines, tambi¨¦n adjunto a urgencias, subrayan que fue ¡°un trabajo de equipo¡±. ¡°La primera persona que lleg¨® herida fue un ni?o. As¨ª nos enteramos del atentado¡±, cuenta Rabines. Y despu¨¦s no dejaron de llegar pacientes y tambi¨¦n personal sanitario que, al enterarse de la noticia, se desplaz¨® hasta all¨ª.
Le¨®n fue una de ellas. ¡°Lo que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n fue la calma que presentaban todos los pacientes, ninguno ped¨ªa ni exig¨ªa. Se vieron tan impotentes y desconcertados que se dejaban hacer¡±, explica la doctora. Ella se puso la bata y empez¨® a trabajar. ¡°Una chica en silla de ruedas ped¨ªa un cargador de un m¨®vil. Se lo dej¨¦. Abr¨ª el ordenador y era ella la que estaba pendiente de visitar. Era la joven italiana que hab¨ªa perdido a su novio. En ese momento, nadie sab¨ªa nada. Hab¨ªa sido golpeada en la espalda por la furgoneta. Sufr¨ªa fracturas m¨²ltiples. Le pusimos un yeso y la enviamos al Hospital del Mar. Me qued¨¦ con la imagen de una chica joven que podr¨ªa haber sido mi hija, all¨ª, sin su familia¡±.
Le¨®n tom¨® una decisi¨®n: ¡°A la ma?ana siguiente, revis¨¦ los traslados, como hago cada d¨ªa, y vi que segu¨ªa sola. Me fui inquieta a casa. As¨ª que le compr¨¦ un cargador y se lo llev¨¦. Al entrar, me dijo: ¡®Hola dottoressa del hospital piccolo¡¯. Su familia hab¨ªa llegado¡±.
El pasado viernes, una de las personas heridas en el atentado recibi¨® el alta. Cuatro de los que fueron arrollados por la furgoneta siguen hospitalizados. Ahsan Ameen es uno de los heridos. Tiene 34 a?os, es de Pakist¨¢n y lleva 13 viviendo en Barcelona. ¡°Estoy estudiando para el carn¨¦ de taxi. Para ello, es obligatorio obtener un certificado que demuestre un cierto nivel de lengua catalana. Ese d¨ªa fui con un amigo a informarme a una academia. Al salir de la escuela nos fuimos a La Rambla¡±, recuerda. ¡°Estaba hablando cuando vimos la furgoneta y empezamos a correr. Me dio en el brazo y en la parte izquierda del cuerpo. Entonces ca¨ª¡±. Ameen recibi¨® el alta hospitalaria pronto. Ahora sigue yendo al m¨¦dico: ¡°Cuando pienso en la furgoneta me entra miedo, pavor como si fuese un ni?o peque?o¡±.
El pasado fin de semana, la mayor¨ªa de trabajadores del mercado de la BoquerIa acudieron a un funeral en el tanatorio barcelon¨¦s de Sancho de ?vila. Se desped¨ªan de su compa?era Silvina Pereyra. La argentina, de origen boliviano, hab¨ªa trabajado durante una d¨¦cada en el mercado. Fue empleada de la parada de frutos secos Vidal Pons. Ahora, hac¨ªa unos meses que se encontraba de baja pero su novio s¨ª que trabaja en la BoquerIa, al igual que casi todos sus amigos, por lo que acud¨ªa al mercado casi de forma diaria. Precisamente en la parada de frutos secos conoci¨® a Mar¨ªa Mart¨ªnez, tambi¨¦n boliviana, y hace algo m¨¢s de un a?o se fueron a vivir juntas a un piso de la calle Sant Rafael en el Raval.
¡°No ten¨ªa hijos, hasta que no ha venido su hermana esta semana no han hecho el funeral y ahora se llevar¨¢n sus cenizas a Bolivia¡±, aseguraba el pasado jueves Mart¨ªnez. ¡°Todav¨ªa no s¨¦ porque estaba ese d¨ªa y a esa hora en la Rambla. Nunca lo sabr¨¦¡±, lamenta. Mart¨ªnez sigue trabajando ofreciendo frutos secos a vecinos y turistas. ¡°El d¨ªa de los atentados fue horrible. Por la noche, Silvina no llegaba a casa. Cuando lo denunciamos me pidieron sus peines para poder extraer el ADN. Se ha ido para siempre y nunca sabremos porque estaba aquella tarde en la Rambla¡±.
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