Un fracaso compartido
Las dos partes del conflicto catal¨¢n se culpan por la p¨¦rdida de la sede de la Agencia Europea del Medicamento, pero ambas han disparado contra la candidatura de Barcelona
![La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ayer en Bruselas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/27NL72OL3HAGSB5HNV3RKPJRFE.jpg?auth=7383098f01c430a0859e3b2b94406d85848aaeb6e44cc3e13c5cc19c7f6889bd&width=414)
El conflicto provocado por el proceso independentista ya tiene dos nuevas v¨ªctimas: la ciudad de Barcelona, que pierde una oportunidad hist¨®rica, y el sector biom¨¦dico, que recibe de la coyuntura pol¨ªtica una injusta bofetada que lastrar¨¢ gravemente sus expectativas de futuro. Al final, los elementos pol¨ªticos han sido decisivos para que Barcelona perdiera ayer la oportunidad de albergar la sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que debe abandonar Londres a causa del Brexit.
El hecho de que ya en la primera votaci¨®n (con 13 puntos) quedara muy por debajo de cuatro de sus principales rivales ¡ª?msterdam (25 puntos), Mil¨¢n (20) Copenhague (20) y Bratislava (15)¡ª indica que no se llegaron a tener en cuenta sus m¨¦ritos objetivos. Barcelona qued¨® ya segunda cuando en 1992 se decidi¨® que la sede ir¨ªa a Londres y ahora part¨ªa como clara favorita en la evaluaci¨®n t¨¦cnica. Pero en las semanas previas a la decisi¨®n, la candidatura de Barcelona ha recibido varios disparos y ha llegado al proceso final autolesionada y sin aliento.
Ahora viene el lamentable espect¨¢culo de la atribuci¨®n de culpas: la ministra de Sanidad culpa al soberanismo, por el desaf¨ªo independentista, y Carles Puigdemont al Gobierno por aplicar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Resulta obsceno ver este cruce de acusaciones entre quienes deben repartirse las culpas porque repartidas est¨¢n tambi¨¦n las causas del desastre: un independentismo que ha llevado su hoja de ruta hasta extremos suicidas, y un Gobierno de Espa?a que no ha sabido ni querido evitar que el conflicto llegara a este punto. Los dos deber¨ªan entonar un amargo mea culpa, pero lejos de hacer autocr¨ªtica, tratan de zafarse de su evidente responsabilidad se?alando al contrario. Como si no supi¨¦ramos bien qu¨¦ ha sucedido y pudieran conformar un relato a conveniencia a base de repetirlo en unos cuantos tuits.
La p¨¦rdida de la sede de la EMA es un claro rev¨¦s para la tesis independentista de que se pod¨ªa intentar la separaci¨®n unilateral sin coste alguno para los catalanes. Que Europa, confrontada a una situaci¨®n de hecho, obligar¨ªa al Gobierno espa?ol al menos a negociar. La Europa de los Estados no est¨¢ ni remotamente dispuesta a transigir con el mensaje de que se pueden alterar las fronteras interiores mediante un proceso unilateral que supone la vulneraci¨®n de la legalidad y pone en riesgo la estabilidad interna de un pa¨ªs miembro. Europa le ha dicho a Rajoy que negocie, es cierto, y le ha obligado a convocar elecciones inmediatas, pero de ninguna manera est¨¢ dispuesta a admitir veleidades independentistas que pueden contagiarse. En la primera ocasi¨®n que ha tenido lo ha dejado meridianamente claro.
Puigdemont cita las im¨¢genes de las cargas policiales del 1 de octubre como la causa de haber perdido la sede. Desde luego no ayudaron. Pero el espect¨¢culo de la proclamaci¨®n de una rep¨²blica sin fuerza suficiente proyect¨® la imagen de una ¨¦lite gubernamental aventurera y poco fiable, y se llev¨® por delante buena parte del capital de imagen acumulado en las movilizaciones pac¨ªficas de las Diadas y la demostraci¨®n de fuerza que supuso el refer¨¦ndum del 1-0.
La participaci¨®n del independentismo en el desastre est¨¢ clara pero ?puede el Gobierno de Mariano Rajoy hacer ver que el fracaso no va con ¨¦l? En absoluto. Es tan corresponsable como el que m¨¢s. En ¨²ltima instancia, la decisi¨®n es tambi¨¦n una bofetada para el Gobierno espa?ol. En primer lugar, porque significa que Europa no considera que Rajoy tenga controlada, como pretende, la situaci¨®n en Catalu?a. Votar a favor de Barcelona hubiera sido una forma de respaldar su actuaci¨®n en el conflicto catal¨¢n y dar credibilidad a la pretensi¨®n de que es capaz de derrotar al independentismo e imponer el orden constitucional sin problemas. A ojos de quienes ten¨ªan que decidir la sede de la EMA, no est¨¢ en absoluto claro.
El Gobierno de Espa?a no para de encajar derrotas y perder posiciones en Europa. Hasta ahora, los dem¨¢s miembros del club le han apoyado en el conflicto catal¨¢n, pero todos saben que si se ha llegado a este grado de enfrentamiento y ruptura es porque ha sido incapaz de articular una soluci¨®n pol¨ªtica para un problema que es pol¨ªtico. Los dirigentes europeos no paran de decirle a Rajoy que negocie, pero tampoco han hecho nada para obligarle. As¨ª es Europa ahora mismo. La incapacidad de Rajoy y su Gobierno para negociar una salida pol¨ªtica al conflicto catal¨¢n ha sido el otro gran disparo contra a la candidatura de Barcelona. Pero tambi¨¦n ha demostrado la nula capacidad de Rajoy para presionar y defender sus intereses en Europa.
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