El mal momento catal¨¢n y espa?ol
La crisis constitucional cabalga sobre el despertar del anticatalanismo adormecido desde la Transici¨®n
Catalu?a vive un mal momento, que es una de las caras del mal momento que vive Espa?a. La crisis del modelo constitucional que ha llevado a la suspensi¨®n de la autonom¨ªa de la Generalitat relativiza otros aspectos de este desastre colectivo. Sin esta crisis, las m¨²ltiples evidencias de corrupci¨®n en el PP habr¨ªan impedido la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno en 2016. Y habr¨ªan obligado al PP a llevar a cabo alguna operaci¨®n al estilo de las emprendidas por Uni¨® y Converg¨¨ncia a partir de 2014 tras el estallido de los esc¨¢ndalos del pujolismo. Liquidaci¨®n, refun-daci¨®n, nuevo inicio, etc¨¦tera. Reconfiguraci¨®n de las derechas.
Los entusiastas gritos de ¡°a por ellos¡± que en unas cuantas ciudades espa?olas acompa?aron el 25 de septiembre la salida de los contingentes policiales enviados a Catalu?a por el Gobierno de Rajoy son probablemente una de las expresiones m¨¢s significativas de este mal momento espa?ol. Son gritos hostilidad. Luego les han seguido otros esl¨®ganes igualmente sectarios, igualmente inciviles. Son el resurgir de un anticatalanismo que llevaba bastante tiempo adormecido, desde los a?os de la Transici¨®n, pero que estaba ah¨ª. Si se le azuza, funciona, es de sobras conocido. El anticatalanismo fue descrito hace tiempo como la ideolog¨ªa de masas del nacionalismo espa?olista. El PP lo sac¨® de su fondo de armario en 2006 cuando lanz¨® en toda Espa?a la campa?a contra el proyecto de Estatuto catal¨¢n. En Andaluc¨ªa, donde saltaron hace dos meses los primeros gritos de ¡°a por ellos¡±, el PP de Javier Arenas lanz¨® en 2006 una campa?a contra el nuevo Estatuto catal¨¢n bajo la acusaci¨®n de perjudicar a Andaluc¨ªa. Aquella campa?a era un acompa?amiento de la <CS8.7>recogida de firmas contra el Estatuto organizada por el PP en toda Espa?a y fue presentada a la prensa en Sevilla por el secretario general del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido. El mismo que ahora como ministro del Interior dirige a los polic¨ªas aclamados y despedidos al grito de ¡°a por ellos¡±. El enunciado de la campa?a de 2006 era este: ¡°El pacto de Zapatero con el nacionalismo catal¨¢n perjudica a los andaluces, y Chaves no hace nada para remediarlo¡±.
</CS>No es solo esto. Otra expresi¨®n del enconamiento civil son los llamamientos a no comprar productos de origen catal¨¢n. El antecedente inmediato es el boicot contra el consumo de cava lanzado por Esperanza Aguirre cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero no era una novedad hist¨®rica. Iniciativas como estas tuvieron mucha fuerza en algunas partes de Espa?a en la d¨¦cada de 1930, durante los debates sobre el Estatuto de Autonom¨ªa de la Segunda Rep¨²blica. Ahora han reverdecido tambi¨¦n y son otra expresi¨®n del espa?olismo anticatalanista. Han tenido ¨¦xito. De momento, m¨¢s de 2.500 empresas, y no precisamente las m¨¢s peque?as, han dejado de ser catalanas para pasar a ser espa?olas en un intento de sacudirse el estigma pol¨ªtico y no perder cuotas de mercado. Un buen bot¨ªn.
La jugada le ha salido redonda al PP. El recurso al anticatalanismo en toda Espa?a puso al PSOE a la defensiva a partir de 2006 y lo dividi¨® al dar alas en su seno a los sectores que lo comparten. En Catalu?a los ha dividido hasta el extremo de que el PSC ya no gana ni siquiera las legislativas. Envuelto en la bandera de Espa?a, el PP ha tapado con ella las verg¨¹enzas de la corrupci¨®n que le corroe. Ha exasperado al nacionalismo catal¨¢n, promoviendo una radicalizaci¨®n en la que los autonomistas han perdido la hegemon¨ªa en el movimiento catalanista en beneficio de los independentistas.
Llegados a este punto, Catalu?a ha vivido desde 2012 una experiencia que no sorprende a quienes conocen con detalle su historia pol¨ªtica. Esquerra Republicana y la CUP, dos partidos sin cultura de gobierno ni de pacto, han dirigido la pol¨ªtica del pa¨ªs. Son fuerzas que en 1978 rechazaron el consenso constitucional y lo vivieron como una derrota. Entonces eran muy minoritarios. Ahora, han vivido el fracaso del autonomismo como una gran oportunidad. Ellos han marcado los pasos de la coalici¨®n de gobierno presidida por un ex convergente, Carles Puigdemont. El resultado de que ERC y la CUP dirigieran la pol¨ªtica catalana est¨¢ a la vista: la Generalitat intervenida por el Gobierno del PP y el Gobierno del PP sin oposici¨®n en el parlamento espa?ol. Los miembros del Gobierno catal¨¢n, detenidos o huidos. El presidente de la Generalitat, huido. El independentismo ha malbaratado su oportunidad y ha provocado adem¨¢s la humillaci¨®n del pa¨ªs. Que quienes han llevado a Catalu?a a este desastre pidan la reelecci¨®n en unas elecciones roza el surrealismo. Tambi¨¦n aqu¨ª urge una reconfiguraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.