Los arquitectos borrados por el franquismo
La Fundaci¨®n ICO homenajea a Carlos Arniches y Mart¨ªn Dom¨ªnguez
Son pr¨¢cticamente desconocidos, invisibles, m¨¢s all¨¢ de los c¨ªrculos acad¨¦micos m¨¢s especializados. Y, sin embargo, han estado vinculados a algunas de las obras m¨¢s importantes de Espa?a y Cuba. Carlos Arniches y Mart¨ªn Dom¨ªnguez formaron en la primera mitad del siglo XX una de las asociaciones de arquitectos m¨¢s fruct¨ªferas y creativas de nuestro pa¨ªs, pero tras 1936 fueron represaliados por Franco. ¡°La causa de su olvido fue la Guerra Civil y que no se posicionaron con el bando ganador. Ellos eran dem¨®cratas y no ten¨ªan una orientaci¨®n pol¨ªtica muy acusada. No empu?aron las armas, pero trabajaron para la Rep¨²blica¡±, apunta Gonzalo Doval, responsable del ?rea de Arte de la Fundaci¨®n ICO. El museo de esta instituci¨®n (Zorrilla, 3) es el encargado de corregir ese olvido y recuperar su memoria en la exposici¨®n Arniches y Dom¨ªnguez. La arquitectura y la vida.
Los dos arquitectos trabajaron juntos entre 1924 y 1936. Doce a?os en los que realizaron el Hip¨®dromo de la Zarzuela, el Instituto-Escuela (actual Ramiro de Maeztu), el Parvulario de la Colina de los Chopos y el audit¨®rium de la Residencia de Estudiantes (hoy destruido). Estaban ¨ªntimamente ligados a la actividad cultural, investigadora y cient¨ªfica de aquellos a?os, aunque sus proyectos conjuntos fueron m¨¢s all¨¢.
Sobre la autor¨ªa del Hip¨®dromo, una construcci¨®n en la que colabor¨® el ingeniero Eduardo Torroja, Mart¨ªn Dom¨ªnguez Ruz, comisario de la muestra, junto a Pablo Rabasco, e hijo de uno de los arquitectos, apuntaba recientemente: ¡°El r¨¦gimen franquista quiso borrar el nombre de dos liberales, Arniches y Dom¨ªnguez, de la autor¨ªa del Hip¨®dromo. Y como no pod¨ªan hacerlo porque era un conjunto que ganaron en un concurso, se les termino atribuyendo la autor¨ªa de las tribunas¡±. Hoy el museo del Hip¨®dromo lleva el nombre de Eduardo Torroja.
La exposici¨®n, que puede visitarse hasta el 28 de enero, repasa la vida y obra de estos dos profesionales a trav¨¦s de 300 piezas recogidas en los diferentes lugares donde trabajaron. Mart¨ªn Dom¨ªnguez tuvo que huir a Cuba y asociarse con otros arquitectos de all¨ª, al no serle reconocido su t¨ªtulo. Eso no fue problema para que su firma est¨¦ en algunas de las edificaciones emblem¨¢ticas de la isla como el Edificio Radiocentro, el primero multinacional de La Habana, o el rascacielos FOCSA, uno de los principales logros de la historia de la arquitectura cubana.
¡°La vida de Mart¨ªn Dom¨ªnguez parece la vida de un aventurero, primero tiene que escapar de Espa?a al correr su vida peligro y cuando triunfa la revoluci¨®n en Cuba tiene que volver a huir a Estados Unidos, donde se dedica a la docencia en la prestigiosa Universidad de Cornell¡±, puntualiza Doval. ¡°Huye de una dictadura de derechas y de una dictadura de izquierdas. Es una cosa un poco incre¨ªble. Pese a los avatares de su vida, desarrollo en cada uno de los lugares donde residi¨® una carrera excepcional¡±.
Arniches no tuvo mejor suerte. ¡°El exilio es algo muy dif¨ªcil de entender para alguien que no lo haya vivido, y hay muchos tipos. El de Arniches fue especialmente pernicioso, fue un exilio interior. Fue un exiliado dentro de su propia tierra; sin haberse ido¡±, comenta Dom¨ªnguez Ruz para explicar su escasa producci¨®n tras la contienda. Ahora los dos pueden ver reconocido ese vac¨ªo mediante una muestra que pone en valor su brillante aportaci¨®n a la historia de la arquitectura del siglo XX.
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