El narcotr¨¢fico toma las calles de Puente de Vallecas

La droga ha vuelto con fuerza al distrito de Puente de Vallecas. El asentamiento de infraviviendas de la Ca?ada Real est¨¢ siendo derribado por las administraciones, por lo que los narcotraficantes que ten¨ªan su base en ¨¦l se han trasladado a viviendas del casco urbano del barrio, seg¨²n fuentes policiales. La plataforma vecinal La Cacerolada advirti¨® hace semanas de que, debido al aumento de los narcopisos, el barrio est¨¢ siendo ¡°invadido¡± por toxic¨®manos y camellos. Algunos vecinos est¨¢n siendo amenazados. Hay protestas ciudadanas. La Delegaci¨®n del Gobierno ya ha reventado, de momento, nueve viviendas.

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M¨¢s de un millar de vecinos del Puente de Vallecas reclaman en la calle el fin de los ¡®narcopisos¡¯

La polic¨ªa clausura nueve ¡®narcopisos¡¯ en Vallecas

In English: Madrid neighborhood fights to stop rising drug dens and violence

Una vecina lo relata as¨ª: ¡°El otro d¨ªa vi a uno pinch¨¢ndose en el cuello. Estaba en un solar por donde pasan los ni?os cuando vuelven del colegio¡±. Desde que el Ayuntamiento y Comunidad de Madrid comenzasen a derribar parte de las viviendas ilegales del asentamiento de la Ca?ada Real Galiana, en Puente de Vallecas, el foco de venta de droga se est¨¢ desplazando hacia el casco urbano, y con ¨¦l toda la violencia e inseguridad. Ayer mismo, un hombre de 50 a?os muri¨® acuchillado en el asentamiento al enfrentarse a otro individuo, informa F. Javier Barroso.

Las protestas comenzaron hace unas semanas cuando miles de vecinos salieron a la calle para pedir a las autoridades que cerrasen medio centenar de narcopisos, aumentaran la presencia policial e instalasen c¨¢maras de vigilancia. La mayor parte de los pisos ocupados por los narcotraficantes pertenecen a bancos o fondos de inversi¨®n, que los tienen vac¨ªos. ¡°Si los propietarios no denuncian no hay delito de usurpaci¨®n, y demostrar que es un punto de droga es m¨¢s dif¨ªcil¡±, se?ala Jorge Nacorino, presidente de la Asociaci¨®n Vecinal de Puente de Vallecas. El Ayuntamiento anunci¨® en noviembre que va a poner en marcha un plan especial para mejorar la seguridad y para reducir la venta y el consumo de drogas.

Pero mientras tanto, los toxic¨®manos campan por las calles y solares del distrito. Un ejemplo es el de la calle de Convenio, donde se acumulan restos de pl¨¢stico y madera carbonizados, se apilan juguetes, ropa usada y chatarra. La semana pasada la parcela ardi¨® por una hoguera que hab¨ªan prendido los toxic¨®manos. ¡°Hay mucha hierba seca. Menos mal que han bajado las temperaturas, sino imag¨ªnate lo que podr¨ªa haber pasado. ?Hay una gasolinera al lado!¡±, explica una mujer mientras camina entre los escombros.

Los servicios de limpieza del Consistorio no pueden acceder para limpiar, ya que la mayor¨ªa de estos espacios son de propiedad privada. ¡°Se ha informado a los due?os de estos solares para que procedan a retirar la basura¡±, indican fuentes municipales.

Irene, ?ngela, Marisa y Luc¨ªa (nombres ficticios) son cuatro vecinas de la plataforma vecinal que salen a la calle para vigilar que no reabran los narcopisos que la Delegaci¨®n del Gobierno revent¨® hace una semana. Se sienten amenazadas y llevan consigo botes de gas pimienta y silbatos para defenderse en caso de ser atacadas. ¡°A una vecina le hicieron el gesto de que le iban a cortar el cuello¡±, narra ?ngela. Adem¨¢s, recorren con frecuencia las calles para quitar la propaganda de prostituci¨®n que los proxenetas colocan en los parabrisas de los coches para promocionar su negocio. ¡°El otro d¨ªa atracaron una madre y a su peque?a a plena luz del d¨ªa¡±, comenta Luc¨ªa. La plataforma admite que, a pesar de sus esfuerzos, algunos de los nueve narcopisos que la polic¨ªa cerr¨® el pasado d¨ªa 24 de noviembre han vuelto a ser okupados.

Las vecinas sostienen que todos los ¡°narcoresidentes¡± visten con la misma indumentaria ¡ªcazadora de camuflaje¡ª para confundir a la polic¨ªa en caso de que haya una redada. ¡°Cuando ven que nos acercamos, dan la se?al de alarma. Nos tienen vigiladas para ver qu¨¦ hacemos¡±, subraya Irene. Las peleas entre los vendedores y los toxic¨®manos son frecuentes y el temor en el vecindario sigue aumentando. ¡°La otra noche vi por la ventana de mi casa como hab¨ªa dos hombres insult¨¢ndose con un cuchillo cada uno¡±, relata ?ngela.

Luces con temporizadores

Muchos propietarios tienen miedo de que le okupen su casa, por lo que cuando se van de vacaciones le piden a sus vecinos que entren en su domicilio y enciendan las luces y la televisi¨®n. ¡°Hay algunos que ponen temporizadores para que se enciendan las l¨¢mparas y le piden a su familia que suban y bajen las persianas de vez en cuando¡±, cuenta Luc¨ªa.

Ella tiene una casa alquilada y explica que el incremento de la delincuencia ha provocado la ca¨ªda de los precios. Seg¨²n cuenta, las mafias de okupas hacen un censo de las casas que est¨¢n libres: ¡°Dejan peque?as marcas en las persianas para ver si se suben o bajan, llaman a los portales para ver si alguien no contesta o ponen anuncios de compro piso para conocer qu¨¦ casas est¨¢n libres¡±, relata.

Adem¨¢s, la inseguridad ha provocado el cierre de buena parte del comercio. ¡°Ahora solo te encuentras pubs, y por las noches las calles se llenan de prostitutas¡±, asegura un grupo de vecinos mientras pasean por la avenida del Monte Igueldo.

Las cuatro mujeres afirman que a pesar del miedo no se van a dar por vencidas: quieren que su barrio vuelva a ser el de antes, un lugar donde poder salir a la calle con seguridad y donde los ni?os crezcan seguros y alejados de las drogas.