El Liceo pone m¨²sica a la paz en la ONU
La orquesta cerr¨® con el himno de Pau Casals en su estreno en el concierto por los derechos humanos en Ginebra
El Concierto por la Paz y los Derechos Humanos que se celebra desde 2014 en la sede de Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), ha tenido este a?o acento catal¨¢n. Sobre la orquesta del Gran Teatro del Liceo recay¨® ayer la labor de revindicar con m¨²sica la tolerancia y el di¨¢logo. A la batuta, el director Josep Pons, que prepar¨® como broche el himno que compuso para la ONU el violonchelista catal¨¢n Pau Casals. Y el objetivo del evento, dijo el exministro de Exteriores Miguel ?ngel Moratinos, era rendir homenaje a las v¨ªctimas de Barcelona y Cambrils del pasado agosto. Pero durante la rueda de prensa previa al concierto, Moratinos evit¨® mencionar la actual situaci¨®n pol¨ªtica y social en Catalu?a. Solo la nombr¨® a rega?adientes al ser preguntado: ¡°Tenemos que trabajar para que las elecciones ya convocadas se celebren en el mejor clima de concordia, trabajo y respeto mutuo. El concierto va a ayudar en ese sentido¡±. Y Pons respondi¨®, lac¨®nico: ¡°Se explica por s¨ª mismo. Es un concierto para los derechos humanos de todo el mundo¡±.
Josep Pons: ¡°Se explica por s¨ª mismo. Es un concierto para los derechos humanos de todo el mundo¡±
A las seis de la tarde del 9 de diciembre, v¨ªspera del D¨ªa Mundial de los Derechos Humanos, Ginebra se congelaba cerca de los cero grados. La Sala XX de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones, a la que puso c¨²pula Miquel Barcel¨®, se contagi¨® de ese fr¨ªo. Lo recordaban las estalactitas azules, verdes, moradas¡ que desperdig¨® por el techo el artista mallorqu¨ªn. Tambi¨¦n la proyecci¨®n blanca y gris que inundaba las paredes y que parec¨ªa imitar los t¨¦mpanos de hielo. Justo debajo de la superficie de escarcha se ergu¨ªa Pons ante un p¨²blico compuesto por m¨¢s de 600 personas.
El inicio fue tambi¨¦n fr¨ªo, el Ombra mai fu de H?ndel, interpretado por la mezzosoprano china Huiling Zhu, no muy acertada. Empezar el concierto, producido por Mediapro, con esta conocida aria de la ¨®pera Serse era una carta de presentaci¨®n. ¡°Somos casa de l¨ªrica. Por eso la voz ten¨ªa que estar presente. Adem¨¢s, una orquesta es como una peque?a Naciones Unidas y la nuestra es enormemente plural. Rondamos las 30 nacionalidades distintas, es multicolor, como la c¨²pula de Barcel¨®¡±, explicaba Pons antes del evento. Es la primera vez que alzaba su batuta en esta sala. Los dos conciertos anteriores hab¨ªa sido labor del director Daniel Barenboim y su West-Eastern Divan Orchestra, pero al argentino le coincidi¨® esta vez con la reapertura, tras siete a?os de obras, de La Staatsoper de Berl¨ªn.
El rock and roll, como lo llama Pons, lo exhibi¨® despu¨¦s del aria de H?ndel. Quer¨ªa lucir su orquesta y por eso eligi¨® la Sinfon¨ªa N¨²m. 7 en La mayor, Op. 92, de Beethoven. La sala adquiri¨® entonces un tono rojizo: las estalactitas se convirtieron en una especie de jard¨ªn de flores luminosas que decoraba las paredes del recinto. El primer movimiento calde¨® la sala. Con el segundo, bull¨ªa. El ¨²ltimo, fuerte y en¨¦rgico, le arranc¨® al p¨²blico varios bravos. ¡°Esta obra es una explosi¨®n, Wagner la bautiz¨® como la apoteosis de la danza. Es energ¨ªa r¨ªtmica¡±, la defini¨® el director catal¨¢n.
Testamento vital
La segunda parte del concierto son¨® a despedida. La soprano canadiense Erin Wall interpret¨® Las cuatro ¨²ltimas canciones, de Richard Strauss. ¡°Crepusculares, una especie de testamento vital de una persona que tuvo un ¨¦xito enorme en el ¨¢mbito de la l¨ªrica y que se despide del mundo personalmente con este adi¨®s sereno. Una despedida lenta pero sincera de alguien que ha vivido una vida apasionante¡±, matiz¨® Pons. Aunque la verdadera despedida vino despu¨¦s, con el himno de las Naciones Unidas, compuesto por Casals. Un homenaje al violonchelista, dijo el director ante su p¨²blico justo antes de interpretarlo, una obra de quien fue, adem¨¢s, m¨²sico del Liceo con 20 a?os.
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