Las bases de la fortaleza ¡®indepe¡¯
Las causas del secesionismo tienen claves econ¨®micas, sociales e ideol¨®gicas, adem¨¢s de pol¨ªticas

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?Por qu¨¦ resiste tanto el secesionismo catal¨¢n, incluso por encima de sus fracasos? S¨ª, por la ventaja que le otorgan los errores, excesos o arbitrismos ajenos, sean pol¨ªticos, fiscales o policiales. Pero sobre todo porque la deriva indepe incluye una abigarrada rebeld¨ªa de gentes variopintas, tambi¨¦n acomodadas. Muchas van perdiendo el partido de su propia aventura personal, o la de sus hijos, sobrinos y nietos.
Rebeld¨ªa incluso de gente bien vestida, en formato cuidado hasta el l¨ªmite de lo atildado. Como el que luc¨ªa el 6-D en Bruselas, entre patatas fritas, mejillones, gofres y cr¨ºpes. Todo el mundo, tambi¨¦n quienes gastan chaquetas de ante suave, tiene derecho a sus propias enso?aciones.
El populismo ¡ªsoluciones simples a problemas complejos, sentimientos controlando razones, posverdades, recelo a la democracia representativa¡ª cabalga sobre el nacionalismo: este mestizaje 2.0 es lo novedoso, lo explosivo. Como en el Brexit o el trumpismo. La pulsi¨®n nacionalista camina con muletas populistas.
?De d¨®nde surge tanta rebeli¨®n? De la cruel jibarizaci¨®n de las clases medias, generada por la Gran Recesi¨®n. A¨²n no digerida.
Uno de cada tres catalanes baj¨® de clase social con la crisis de 2008, seg¨²n el estudio Crisis, descenso social y redes de amistad, de la conspicua Fundaci¨® Bofill. Y, sobre todo, un 40% vive peor que sus padres. Muchos creen que sus hijos lo pasar¨¢n a¨²n m¨¢s crudo.
As¨ª que el ascensor social se grip¨® y los instalados, no solo los desheredados ¡ªal cabo, de mejor conformar¡ª, se calientan.
As¨ª se explica que en las ¨²ltimas locales (2015), el quinto municipio m¨¢s rico de Espa?a, Matadepera ¡ªla colonia de Terrassa¡ª colocase a la radical CUP como tercer grupo. O que el plutocr¨¢tico Sant Cugat la aupase a la segunda plaza. Nada distinto de lo que hac¨ªan con Podemos otros pr¨®speros municipios castellanos.
Porque un hilo conductor recorre al cabo los populismos, m¨¢s a¨²n si se entremezclan con nacionalismo, pueblo y patria.
Europa los contrarresta en buena medida, por enemiga de localismos enfrentados. Pero tambi¨¦n, paradoja, les da un cierto h¨¢bitat: ¡°permite que unidades territoriales sue?en que puedan concebirse como viables por s¨ª solas, siempre que sea dentro de la UE¡±, dictamina el profesor Mark Damazer, decano del St. Peter's College, en Oxford.
El rev¨¦s a estas clases rebeldes no es solo un asunto de r¨²sticos comarcales, tambi¨¦n de capitalinos y metropolitanos. Aunque en Barcelona predominan los vecinos con rentas medias (el 44,3% de la poblaci¨®n en 2013) este segmento se desplom¨®: hab¨ªa bajado 14,3 puntos desde 2007, la v¨ªspera de la crisis (Informe de Coyuntura de la ciudad de Barcelona).
Si en 1985 el 40% de los empleados eran peque?os empresarios, aut¨®nomos, administrativos y empresarios calificados, en 2011, solo llegaban al 20%. Y los pobres con estudios superiores se cuadriplicaron con holgura, al pasar del 4,3% al 18,4%, ese fen¨®meno paralelo y concomitante con el de los trabajadores precarios.
Nada muy distinto a lo que sucede en EE UU. Su clase media, que en 1971 supon¨ªa una amplia mayor¨ªa de la poblaci¨®n, en 2015 quedaba superada por los dos extremos, los m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres, seg¨²n el Pew Research Center. Y si en 1971 supon¨ªa el 61% de los hogares, en 2015 hab¨ªa descendido al 50%. ?Tiene algo de extra?o que la expresi¨®n pol¨ªtica, nacionalista y populista, de este declive, acabe siendo similar?
Manipulando la complicada evoluci¨®n de la sociedad, planea la pol¨ªtica. El representante hegem¨®nico, por antonomasia, de esas clases medias sometidas a presi¨®n, constre?imiento e incomodidad, fue desde la transici¨®n el nacionalismo de Converg¨¨ncia i Uni¨®. No tard¨® mucho en entrar, ¨¦l tambi¨¦n, en crisis, en evacuar a los democristianos, neutralizar a sus (escasos) socialdem¨®cratas, deslocalizar a sus liberales. No en vano el partido, como propugnaba Stalin, se fortalece en la purga.
Pero no era este un designio siquiera pensado, previsto y planificado, sino consecuencia de errores fatales. La pol¨ªtica de extrema austeridad seguida desde final de 2010 por Artur Mas (recortes sociales por el 10% del presupuesto) choc¨® contra los intereses de sus menestrales y botiguers. Y contra los reto?os de estos, que se rebelaron el 15-M de 2011. Justo un mes m¨¢s tarde asediaban al Parlament, y Mas deb¨ªa acceder a ¨¦l en helic¨®ptero.
Entonces supo desviar la rabia hacia ¡°Madrid¡±, ¡°el Estado¡± y (algunos adl¨¢teres) hacia el ¡°Espa?a nos roba¡±. Y se puso a cabalgar sobre los referendos locales de independencia, organizados en los pueblos por las bases. Un nuevo populismo sobre el cat¨¢logo de los viejos agravios nacionalistas (a los que enseguida Mariano Rajoy no sabr¨ªa qu¨¦ responder). ?Cabalg¨® o le cabalgaron? Su antecesor jam¨¢s lo habr¨ªa permitido.
Y junto a la crisis social y pol¨ªtica, la ideol¨®gica. El a?ejo catalanismo que se catapultaba desde un siglo antes sobre Espa?a con un proyecto de modernizaci¨®n, econ¨®mica, europeizaci¨®n y descentralizaci¨®n pol¨ªtica se qued¨® sin motivo. Precisamente porque ya hab¨ªa conseguido sus objetivos. Hab¨ªa triunfado (Ferran Mascarell, Catalanisme deucentista, La Magrana). Y se qued¨® as¨ª hu¨¦rfano de ideas nuevas, constructivas, que ofrecer a su buena gente. Acab¨® optando por el desorden.
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