Los vecinos de centro se levantan contra la jungla de la carga y descarga
La agresi¨®n denunciada por dos mujeres por parte de un repartidor en el barrio de Chueca evidencia una situaci¨®n que los residentes describen como insostenible
Una mujer de 33 a?os describe una de las situaciones m¨¢s violentas que ha sufrido en su vida. Fue hace tres semanas, en el barrio de Chueca, cuando increp¨® a un repartidor de bebidas que se hab¨ªa subido a la acera con el cami¨®n tapando casi por completo la puerta de su tienda. Entre insultos del hombre ¨C¡°Eres una ego¨ªsta de mierda¡±, ¡°qui¨¦n va a querer entrar en tu tienda de mierda¡±¡ª la tensi¨®n fue subiendo hasta que lanz¨® a sus pies una caja de botellas vac¨ªas ¡ªquedaron todas rotas en el suelo¡ª en el momento en que ella intent¨® hacer una fotograf¨ªa de la matr¨ªcula. La mujer no quiere dar su nombre por miedo al agresor, que acab¨® golpe¨¢ndola en un costado al empujar contra ella valla met¨¢lica, seg¨²n la denuncia que hizo despu¨¦s en la Polic¨ªa. Tampoco quiere darlo la vecina de 59 a?os que la ayud¨® enfrent¨¢ndose al repartidor, que le tir¨® el m¨®vil de un manotazo y amenaz¨® con atropellarla cuando se puso en medio de la calle para intentar retenerle hasta que llegaran los municipales.
Este es probablemente uno de los casos m¨¢s extremos de los problemas de convivencia que generan continuamente en el centro de la ciudad los repartos a los numerosos comercios de la zona, lo que se conoce como carga y descarga. La mezcla no puede m¨¢s explosiva: calles estrechas en las apenas caben dos coches y los camiones tienen que subirse continuamente a la cera simplemente para avanzar o girar; espacios reservados para la descarga que unos consideran muy escasos y otros demasiado abundantes (compiten con el resto de plazas de aparcamiento); repartidores que trabajan a destajo; vecinos cada vez m¨¢s hartos¡
Lo cierto es que un paseo cualquier d¨ªa por los alrededores del mercado de San Ant¨®n con la ordenanza en la mano (por las calles de San Marcos, Augusto Figueroa, San Bartolom¨¦, Barbieri, Libertad¡) deber¨ªa hacer sonrojar a cualquiera. Porque, sin esforzarse mucho, el paseante ver¨¢ c¨®mo se incumplen una tras otra las normas que dicen, por ejemplo, que los veh¨ªculos solo pueden efectuar las labores de carga y descarga en las plazas reservadas, a no ser que no haya una a menos de 100 metros, en cuyo caso se puede dejar ¡°al borde de la acera o en lugares donde no se produzca perturbaci¨®n en la circulaci¨®n y, en ning¨²n caso, la interrupci¨®n de la misma¡±. Tampoco las que dicen que ¡°las mercanc¨ªas se cargar¨¢n y descargar¨¢n por el lado del veh¨ªculos m¨¢s pr¨®ximo al bordillo de la acera o por la parte trasera¡± y que ¡°en ning¨²n caso se almacenar¨¢n en el suelo¡±. El v¨ªdeo que acompa?a a este texto da buena cuenta de todo ello.
Pero, sobre todo, las vecinas que prefieren no dar su nombre por miedo muestran una sonrisa de medio lado al escuchar la siguiente l¨ªnea de la ordenanza: ¡°La carga y descarga se efectuar¨¢ con el m¨¢ximo cuidado, procurando evitar ruidos y cualquiera otra molestia a los vecinos, a los peatones o a otros usuarios de la v¨ªa¡±.
¡°Es tal la intensidad de veh¨ªculos de mercanc¨ªas que circulan por un barrio, un barrio de calles angostas y sin apenas espacio f¨ªsico, que las consecuencias para los vecinos est¨¢n empezando a ser inadmisibles: da?os en el viario y mobiliario p¨²blico (pavimento y aceras hundidas, bolardos y se?ales arrancados); da?os en los edificios (algunos elementos de las fachadas han sido arrancados al caso de los camiones); incluso algunos vecinos han sido agredidos f¨ªsicamente por ciertos energ¨²menos¡±, dice Esteban Benito, portavoz de la Asociaci¨®n de Vecinos de Chueca.
Una portavoz del Ayuntamiento habla de una ¡°situaci¨®n temporal¡±, por la remodelaci¨®n de algunas calles del barrio que est¨¢ sobrecargando otras, pero que se ir¨¢ ¡°normalizando¡± cuando terminen los trabajos. ¡°En todo caso, los agentes de movilidad est¨¢n al corriente e intentan facilitar las operaciones de carga y descarga en los horarios establecidos y minimizando en lo posible las molestias para los vecinos¡±, a?ade, recordando a su vez que las denuncias de este a?o por temas de carga y descarga (33.299 en toda la ciudad) son casi las mismas en el mismo periodo del a?o pasado (34.859).
Sin embargo, los vecinos se quejan de la pasividad tanto de los agentes de movilidad (un ejemplo de la cual pudo comprobar este peri¨®dico el pasado mi¨¦rcoles por la ma?ana) como de la polic¨ªa municipal. Adem¨¢s, extienden los problemas a todo el centro. ¡°Hoy mismo [en referencia al jueves pasado] he tenido que llamar al 092 porque un cami¨®n estaba descargando botellas, con todo su ruido, a las 6.15 de la ma?ana en una zona como esta que es de m¨¢xima protecci¨®n ac¨²stica¡±, se queja Saturnino Vera, de la Asociaci¨®n de vecinos de La Latina y compa?ero de Benito en la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Centro. Chueca, recuerda Vera, tambi¨¦n es zona de especial protecci¨®n ac¨²stica.
El empeoramiento en los ¨²ltimos a?os de las condiciones de trabajo de los repartidores tampoco ayuda a mejorar la situaci¨®n. Javier Navarro, de la federaci¨®n de transportistas aut¨®nomos Uniatramc (vinculada a UGT), dice que una reforma legal de 2013 desprofesionaliz¨® en la pr¨¢ctica el sector, fomentando una competnecia imposible. "Las jornadas de estos aut¨®nomos se hacen interminables ya que para mantener el contrato con tu cliente debes aceptar lo que te imponga, tanto en materia econ¨®mica como en n¨²mero de horas de trabajo y desgaste del veh¨ªculo". Esto no justifica en ning¨²n caso, recuerda Esteban Benito, que los repartidores se salten las normas, ni mucho menos, que se ponga en peligro a los vecinos o, como ha ocurrido, que se les llegue a agredir. ?
El Consistorio insiste en que las cosas mejorar¨¢n cuando todo el centro sea un ¨¢rea de prioridad residencial bajo el nombre de ?rea Central Cero Emisiones, previsiblemente a partir de mediados del a?o pr¨®ximo. Entonces, la entrada de veh¨ªculos de no residentes estar¨¢ restringida y los de carga y descarga tendr¨¢n un horario estipulado mucho m¨¢s f¨¢cil de controlar: de 8.00 a 13.00 horas o hasta las 15.00 si se trata de veh¨ªculos no contaminantes.
Juan Carlos Mora, de la Asociaci¨®n de Vecinos de Letras, donde est¨¢n en vigor desde hace a?os restricciones similares por ser ?rea de Prioridad Residencial, asegura que, a pesar de ello, contin¨²an los problemas. Por las numerosas descargas que se producen ¡°a casi cualquier hora¡± y por un exceso de espacios reservados ¡°que no usa nadie¡±. ¡°Sin en mi barrio, que es el que mejor est¨¢, la carga y descarga es un caos, no me quiero imaginar c¨®mo ser¨¢ en los dem¨¢s¡±, dice Mora.
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