La orquesta de las segundas oportunidades
Ni?os paraguayos y madrile?os en peligro de exclusi¨®n llevan sus instrumentos reciclados hasta el Teatro Real

?Alguna vez hab¨ªan pensado que la m¨²sica es, en s¨ªntesis, una preciosa historia de reciclaje? ?O c¨®mo denominar, si no, a ese proceso por el que el tronco de un ¨¢rbol en apariencia cotidiano y humilde acaba convirti¨¦ndose en un sublime viol¨ªn cuyas notas resuenan en los coliseos m¨¢s sagrados del circuito internacional? Unos cuantos m¨²sicos locos (y maravillosos, como tantas veces con la locura) han llevado este precepto hasta las ¨²ltimas consecuencias. Y por el camino no han encontrado solo (mucho) arte, sino tambi¨¦n una manera de cambiarles la vida a chavales y chavales a los que el destino les hab¨ªa sido particularmente esquivo.
La historia tiene algo de m¨¢gico, o de versi¨®n contempor¨¢nea de lo que la literatura cl¨¢sica ubicaba all¨¢ por Hamel¨ªn. Solo que aqu¨ª no hay lirica ni ret¨®rica: aqu¨ª todo es cruda y asombrosa realidad. Pudimos comprobarlo anoche en un Teatro Real abarrotado como con las grandes veladas oper¨ªsticas o rockeras, pero esta vez sin oropeles en el escenario ni trajes de precios prohibitivos en el patio de butacas. Los protagonistas eran ni?os y ni?as llegados desde Asunci¨®n, por debajo de los 18 a?os en todos los casos. Se hacen llamar Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura y son, exactamente, eso: una peculiar sinf¨®nica nutrida con todo tipo de envases, cubiertos, vasijas o bandejas de horno recogidos del m¨¢s gigantesco vertedero de la capital paraguaya. Y sus j¨®venes int¨¦rpretes son humild¨ªsimos habitantes de ese barrio, chavales que, sin esta segunda oportunidad de la m¨²sica, engrosar¨ªan seguramente las estad¨ªsticas de la exclusi¨®n social.
"Estamos habituados a pensar en la m¨²sica en t¨¦rminos de excelencia. Ahora me he dado cuenta de que la ¨¦lite no solo la conforman los mejores int¨¦rpretes del mundo. Tambi¨¦n son ¨¦lite estos chicos que sacan lo mejor de unos violines construidos con latas y que no son nada sencillos de tocar". Lo cuenta con tanta pasi¨®n como lucidez el lutier Fernando Solar, madrile?o de 37 a?os y tercera generaci¨®n de una de las familias m¨¢s ilustres y admiradas de la luter¨ªa espa?ola. Solar creci¨® entre virutas, barnices y maderas nobles y de su taller salen violoncellos valorados en 30.000 euros. Ahora es tambi¨¦n el creador de violines que nacen a partir de latas o bidones, de bajos el¨¦ctricos cuyo cuerpo toma prestado un viejo monopat¨ªn. Y todas las opciones que alcance la imaginaci¨®n. "Mi novia puede dar que ahora voy a la compra con otros ojos. Ya no presto atenci¨®n a las galletas, sino a los envases de las galletas", confiesa entre risas.
Solar es el mago constructor para los 90 ni?os madrile?os que siguen los pasos de Cateura, cr¨ªos que provienen de un conflictivo colegio p¨²blico en el Pozo del T¨ªo Raimundo, una residencia materno-infantil de Pozuelo de Alarc¨®n y el centro de acogida de Vallehermoso. Pero los pioneros de esta historia de "alegr¨ªas, pesares, emociones y desaf¨ªos" son los cr¨ªos paraguayos a los que dirige Favio Ch¨¢vez, un t¨¦cnico ambiental de 42 a?os reci¨¦n cumplidos. Un especialista en clasificaci¨®n de residuos s¨®lidos proveniente de una peque?a poblaci¨®n, Carapegu¨¢, que lleg¨® a Cateura en 2006 y comenz¨® a imaginar soluciones para esa gigantesca monta?a de inmundicias. Un hombre que se vio inmerso frente a toneladas de desperdicios y quiso devolverle al mundo alguna que otra tonelada de sonidos bien armonizados.
La faceta acad¨¦mica o cient¨ªfica ha quedado relegada en la vida de Ch¨¢vez frente a la mel¨®mana y solidaria. Y no, desde luego que no lo lamenta. No solo porque esta orquesta de hojalata le haya permitido recorrer 44 pa¨ªses, ejercer como teloneros de Metallica o mostrarle su arte ins¨®lito al papa Francisco. Tambi¨¦n porque los cachivaches sonoros y sus peque?os ejecutantes le han aportado mejores lecciones que en los doctorados de mayor pedigr¨ª. "Uno nunca sabe o imagina de antemano el impacto de sus acciones. Por eso hay que hacerlas: para no quedarte sin saber qu¨¦ cambios has podido propiciar", reflexiona con su sabidur¨ªa humilde y regeneradora.
Asiente a su lado el violonchelista argentino V¨ªctor Gil, de 60 a?os, director t¨¦cnico de la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid y ahora tambi¨¦n director de la Orquesta Ecoembes del Reciclaje, que anoche acompa?¨® a los chiquillos paraguayos en la interpretaci¨®n de piezas como Piratas del Caribe o Billie Jean. "La primera vez que me hablaron del proyecto me son¨® todo muy extra?o, pero nada m¨¢s ver los primeros v¨ªdeos comprend¨ª que lo que estaba sucediendo en Cateura era un milagro", se sincera. Hoy sus j¨®venes aprendices de m¨²sicos con latas entre los dedos le imparten una lecci¨®n a diario: el valor de las segundas oportunidades. "El trabajo en grupo de las orquestas es el mejor ejemplo de la solidaridad", concluye. "Los investigadores que descubren remedios contra el c¨¢ncer no existir¨ªan sin los hombres que recogen la basura y evitan que nos coman las ratas".
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