?Qui¨¦n puso ese muerto en mi maletero?
Kike Ferrari retrata con crudeza la mafia capitalista argentina en la tarantiniana novela ¡®Que de lejos parecen moscas¡¯
Al se?or Luis Machi, d¨¦spota y mafioso argentino, propietario de 300 corbatas, se le pincha la rueda de su BMW de 200.000 d¨®lares, otro s¨ªmbolo de su ¨¦xito: tres jodidos clavos. ?No son como los que pon¨ªan los no menos jodidos trabajadores comunistas en huelga de su f¨¢brica que ¨¦l mismo hizo arder? Por si acaso, como est¨¢ en una zona chunga de la autov¨ªa Panamericana, coge la pistola de la guantera y busca el cargador en el maletero. Al meter la mano sin mirar, la saca pringosa de sangre: alguien le ha dejado un trajeado cad¨¢ver sin rostro. Pero, ?qui¨¦n? Y, sobre todo, ?c¨®mo se deshace de un muerto que no sabe qui¨¦n es (ni le interesa) ni qui¨¦n se lo endos¨®? Candidatos, que van apareciendo en inquietantes flashbacks, no faltan: ?su cornuda mujer?, ?las fulanas fijas?, ?un torturador de la ¨¦poca de la dictadura que hoy es su violento guardaespaldas?, ?un injustamente despedido camarero de su club nocturno? ?Alguno de sus pol¨ªticos en n¨®mina?... Esa es la tan simple como trepidante trama de la especial novela negra que es Que de lejos parecen moscas, del argentino Kike Ferrari, invitado estos d¨ªas al festival BCNegra a hablar del pulp, anillo al dedo para una novela de regusto tarantiniano.
La novela es distinta y rezuma autenticidad porque Ferrari (Buenos Aires, 1972) lo es: distinto y aut¨¦ntico. Trabajador hasta hace poco del turno de noche de la limpieza del metro de la capital argentina, sindicalista de marxismo macizo, era autor de algunos relatos y un par de novelas (Operaci¨®n Bukoswski; Lo que no fue) que pul¨ªa en un insalubre cuartito de tres metros cuadrados bajo tierra durante sus laborables ratos muertos, hasta que Que de lejos parecen moscas fue premiada al a?o de su aparici¨®n como mejor ¨®pera prima de la Semana Negra de Gij¨®n de 2012.
13 tatuajes y la ¨¦tica de Sandokan
Kike Ferrari no curs¨® carrera universitaria alguna, pero le¨ªdo lo es como pocos. Y ello se nota en la metaliteratura que destila Que de lejos parecen moscas, t¨ªtulo que, como los nombres de los cap¨ªtulos, proceden de una obra de Borges. Pero no s¨®lo le gusta la tradici¨®n argentina o la de los cl¨¢sicos rusos, o la de Cheever y Hemingway, sino hubo un tiempo tambi¨¦n para Henry Miller ("ahora ya no puedo leerlo") o para Charles Bukowski, que fue "un impacto muy fuerte, como escuchar la m¨²sica de Black Sabbath, si bien luego se me gast¨®". Por eso lleva la cara de este ¨²ltimo entre los 13 tatuajes que campan por sus brazos, todos con significado vital: un p¨¢jaro dibujado por su hija, Marx, El grito de Munch ("me impact¨®: deber¨ªa ser la portada de El extranjero, de Camus")¡ "Todo es materia narrativa", dice, y todo g¨¦nero, susceptible de ser practicado, como la mixtura que parece ser¨¢ su pr¨®xima novela, Todos nosotros, que define como "una especie de Terminator rojo, donde el protagonista viaja en el tiempo hacia 1940 para matar a Ramon Mercader y evitar que asesine a Trotski". Un viaje en el tiempo al Ferrari escritor llevar¨ªa a cuando ten¨ªa ocho a?os: su padre, "que nunca ley¨® un libro entero hasta que cogi¨® el primero m¨ªo", le regal¨® uno: "Esto nos salva de los monos", le dijo. ?Se acuerda del t¨ªtulo? "S¨ª: Sandokan: me hizo como lector y me dio una construcci¨®n ¨¦tica: si se lo lee con honestidad, como solo se lee cuando se es chico, uno no puede ser m¨¢s que antiimperialista o es dif¨ªcil convertirte en un tipo desleal". Es el salgarialismo: "Antes de suicidarse, Salgari escribi¨®: 'Me despido rompiendo la pluma'", recuerda Ferrari. Est¨¢ buscando patrocinador para tatu¨¢rselo.
La edici¨®n ahora recuperada por Alfaguara de una peque?a editorial la abre Ferrari con una cita: ¡°Si alguien quiere leer este libro como una simple novela policial, es cosa suya¡±, del m¨ªtico periodista Rodolfo Walsh. ¡°Es de Qui¨¦n mat¨® a Rosendo; quer¨ªa que mi libro fuera la otra cara de la moneda de ese: si el de Walsh es la realidad contada con herramientas de la ficci¨®n, yo hago ficci¨®n con componentes reales; me interesa emborronar la frontera entre realidad y ficci¨®n¡±. La verdad aqu¨ª es que ese Luis Machi existe y con ese nombre: ¡°Era mi jefe, de cuando trabaj¨¦ como mozo en una tanguer¨ªa; y s¨ª, me ech¨® por no responderle al m¨®vil mi primer d¨ªa de libranza tras dos meses sin descanso¡±, dice quien tambi¨¦n fue panadero en el negocio perdido de su padre y emigrante ilegal en los Estados Unidos, adonde fue azuzado por el hambre en busca de trabajo y de donde le expulsaron tras ser pillado en una tonta infracci¨®n de tr¨¢fico. No, no teme por su integridad: ¡°Machi es un iletrado; si no se adapta al cine, tranquilos¡±, suelta. En la novela, lanza incluso un libro de su hija universitaria por la ventanilla del coche, en una faceta m¨¢s de la brutal ostentaci¨®n de poder e impunidad que destila el personaje. ¡°Su desprecio por la cultura es total; en ese entorno, el antiintelectualismo es muy fuerte; para ellos, la cultura es anticuada y su ¨²nica gu¨ªa de actuaci¨®n es una brutalidad cotidiana descomunal¡±.
Rezuman las apenas 180 p¨¢ginas de la novela un poso mafioso que habr¨ªa dejado la dictadura. ¡°Argentina ha visto crecer una clase emergente enriquecida haciendo negocios con el Estado, privatizando lo que genera grandes beneficios y dejando en lo p¨²blico los servicios deficitarios, como as¨ª hizo el hoy presidente Macri; esa nueva burgues¨ªa no productiva se ha unido a la vieja oligarqu¨ªa, cambiando sus antiguos aliados en el Ej¨¦rcito por los pol¨ªticos constitucionalistas porque la mayor¨ªa de ellos hicieron el primer mill¨®n de su vida con el general Videla en el poder¡±, resume muy puesto Ferrari. Y hasta cita a la revista Forbes: en su n¨²mero de diciembre, el ¨®rgano oficial del capitalismo sac¨® en portada al primer ministro, Marcos Pe?a, design¨¢ndolo CEO del A?o: el mejor gerente de empresa resulta ser el presidente ejecutivo del pa¨ªs¡¡±. No es un experto Ferrari en la Transici¨®n espa?ola (¡°la conozco por V¨¢zquez Montalb¨¢n: tengo toda la serie Carvalho, pero mi novela favorita suya es Gal¨ªndez: esa me ense?¨® a escribir¡±), pero cree que lo ocurrido en Argentina ha pasado en todas partes: ¡°El mundo lo gobierna un comit¨¦ central formado por malos de toda condici¨®n¡ y Moriarty¡±, cita, c¨¢ustico, dejando caer al eterno enemigo de Sherlock Holmes.
El mal lo ha impregnado todo en su pa¨ªs, cree Ferrari. De entrada, el sindicalismo, que conoce bien: ¡°El sindicato oficial se ha hartado de entregar a la patronal a dirigentes obreros para que los echaran de sus f¨¢bricas¡±. Pero tambi¨¦n el boxeo (¡°ese deporte, con los tongos, ya est¨¢ muerto: se lo llev¨® por delante el dinero¡±) y, como gran aficionado del River, cree que, c¨®mo no, que tambi¨¦n al f¨²tbol (¡°ah¨ª suspendo la incredulidad: para no desesperarme pienso que el apa?o de partidos no es la regla, si no, ya no podr¨ªas ir tampoco¡±).
El cord¨®n umbilical de todo ello estar¨ªa en lo que en la novela llama Ferrari la ¡°teor¨ªa del favor¡±: los poderosos obran para que siempre se est¨¦ en deuda con ellos. ¡°Mi protagonista es de un individualismo extremo, es incapaz de hacer un favor si no le reporta algo; el capitalismo m¨¢s extremo¡±. Le qued¨®, admite, una visi¨®n oscura de la vida: ¡°S¨ª, no hay por d¨®nde escapar; lo ¨²nico, estar lo m¨¢s lejos posible del poder y, cuando se puede, contragolpear¡±.
Que de lejos parecen moscas tambi¨¦n contragolpea al g¨¦nero negro imperante. No hay p¨¢rrafos que describan todos esos mensajes de la obra: ¡°Quiero que las escenas cuenten al personaje o la idea; odio el panfleto o la literatura del viejo realismo social: busco que los gestos y los hechos hablen; y luego el lector debe hacer su parte del trabajo, descodificar, si no la lectura es aburrida¡±. El af¨¢n de zarandear pasa incluso por el uso de una especie de neolunfardo: ¡°Llevamos repicando el mismo lenguaje coloquial desde hace 40 a?os; pero yo hablo as¨ª¡±. Y tambi¨¦n por retocar algunas esencias: ¡°Quer¨ªa salirme de la t¨ªpica investigaci¨®n detectivesca, eso no suele importarle mucho a nadie; adem¨¢s, comportar a menudo una estructura narrativa lineal y yo apost¨¦ por la fragmentaci¨®n, que es m¨¢s de los tiempos que vivimos¡ Se trata de ir dando golpes por los costados al g¨¦nero¡±, resume. Y cree que en ese combate le acompa?an hoy compatriotas como Gabriela Cabez¨®n, Juan Mattio, Leonardo Oyola, Nicol¨¢s Ferraro o Miguel ¨¢ngel Molfino, entre otros.
La opci¨®n de Ferrari se muestra radical en el controvertido final de la novela: ¡°Es una apuesta, un valor agregado: si bien es cierto que lo odiar¨ªa como lector porque es abierto, s¨ª me interesa como escritor.. Yo gener¨¦ otro enigma, no s¨¦ de asesinos ni muertos, yo quer¨ªa contar la historia de Machi, un personaje malvado, paradigma de una clase de gente¡ Yo tengo orgullo de tener conciencia de clase, odio a la patronal, sostengo un profundo desprecio por la gente que vive del trabajo ajeno, soy marxista y trabajador, ideas que se perdieron¡±. ?La novela negra al servicio de la lucha de clases? ¡°Est¨¢ claro que vivimos en una sociedad fundada sobre un crimen: el de robar las horas de trabajo de otros¡±.
Carlos Zan¨®n: ¡°Creceremos por la v¨ªa del festival cultural literario"
James Ellroy, Leonardo Padura y Don Winslow fueron los que congregaron mayor afluencia en la 13? edici¨®n del festival BCNegra que cerr¨® ayer, pero la mayor alegr¨ªa para su debutante comisario, Carlos Zan¨®n, se la dio "el ¨¦xito de las mesas tem¨¢ticas, desde la dedicada a Tom Ripley a las de los escritores Jean-Patrick Manchette o Jim Thompson... Han tenido mucho nivel, yo mismo he aprendido un mont¨®n y he salido con mucho por leer... La gente quiere que le expliquen los libros y por qu¨¦ se considera a un autor un cl¨¢sico; creceremos por ah¨ª". A la espera de las cifras de asistencia (y que podr¨ªan mejorar las de las dos ¨²ltimas ediciones, con descensos de un 24% con relaci¨®n al c¨¦nit de 2015, de 9.984 asistentes), Zan¨®n cree acertado que hayan aflorado otros g¨¦neros, como el c¨®mic, la poes¨ªa y el teatro: "Siempre alrededor del universo negro, pero profundizaremos en la imagen de festival cultural literario; la novela negra es buena literatura". Las colas ayer, pese a la lluvia, para el teatro y las charlas en la c¨¢rcel Modelo parecen avalar la nueva v¨ªa.
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