La Plaza Mayor de Madrid se cubre con una escultura flotante
La intervenci¨®n de 44 metros de largo y 35 de ancho se ha instalado sobre la estatua de Felipe III
El programa Cuatro Estaciones que, desde la primavera de 2017, ha llenado la Plaza Mayor con instalaciones de arte urbano, dentro del marco de las celebraciones de su IV Centenario, llega a su fin con una ¨²ltima intervenci¨®n a cargo de la artista Janet Echelman. A partir de hoy y hasta el 19 de febrero, sobre la estatua ecuestre de Felipe III, se podr¨¢ contemplar una malla de 44 metros de largo por 35 de ancho y 21 de alto, que Echelman, de reconocida trayectoria por sus instalaciones en el espacio p¨²blico, ha realizado con capas de fibra trenzada y anudada que, al moverse, crean una impresionante coreograf¨ªa de colores c¨¢lidos.
Esta escultura flotante es, al mismo tiempo, una laboriosa obra de artesan¨ªa y una pieza de ingenier¨ªa. Las miles de fibras de colores han sido trenzadas a mano y unidas entre s¨ª para crear la malla, pero a su vez, cada una de estas fibras es todo un hito tecnol¨®gico. La estructura de la obra la conforman fibras de polietileno de peso molecular ultra alto ¨Cun material quince veces m¨¢s fuerte que el acero¨C, mientras que el resto de la red escult¨®rica se ha creado a partir de cordones de nylon de alta resistencia. La pieza se completa con una cuidada iluminaci¨®n, que parte de varios focos instalados en las cuatro esquinas de la plaza.
Madrid es una ciudad especial para Janet Echelman, pues fue aqu¨ª donde realiz¨® su primera escultura integrada con la arquitectura. Ocurri¨® en 2001, dentro de la programaci¨®n de ARCO. Por eso, confiesa que le ha hecho mucha ilusi¨®n poder intervenir de nuevo un espacio de la ciudad, y m¨¢s a¨²n un lugar con tanta carga hist¨®rica como la Plaza Mayor. ¡°La idea central de mi obra tiene que ver con la interconectividad. El armaz¨®n de la red est¨¢ creado de forma que, cuando un nudo se mueve con el viento, todos los dem¨¢s nudos se mueven tambi¨¦n. Es una pieza que trata sobre las relaciones y la interdependencia, las conexiones con otros seres humanos pero tambi¨¦n con el medio f¨ªsico¡±.
Echelman habla de su obra como una forma de representar ¡°la suavidad a gran escala¡±, una suavidad que logra cuando los vol¨²menes que crean las fibras se ponen en movimiento y que cobra vida al caer la noche, cuando el conjunto se ilumina. El cielo y sus colores tambi¨¦n forman parte de la instalaci¨®n y una de las razones por las que Echelman elige trabajar ¡°en el aire¡±, es precisamente para recordarnos la importancia de mirar hacia arriba, un ejercicio que nos ayuda a entender que somos parte de algo m¨¢s grande.
La escultura se inscribe dentro de la serie Earth Time Series, que la artista comenz¨® en 2010 para reflexionar sobre el tiempo a gran escala. De hecho, el t¨ªtulo de la pieza, 1.78, hace referencia a los microsegundos de menos que tuvo el d¨ªa que ocurri¨® el terremoto y posterior tsunami de Jap¨®n en 2011. Las vibraciones alteraron la masa de la Tierra y aceleraron su rotaci¨®n, reduciendo la duraci¨®n de ese 11 de marzo. La forma est¨¢ inspirada en los cambios que se produjeron en la superficie del oc¨¦ano, unos datos que Janet Echelman y su equipo ¨Cella insiste en remarcar que no podr¨ªa hacer nada de esto sola¨C han sabido transformar en arte.
Una artista polifac¨¦tica
Janet Echelman (Florida, 1966) comenz¨® su trayectoria art¨ªstica como pintora. A finales de los noventa se acerc¨® a la escultura creando obras con diferentes tipos de fibras. Desde entonces, su trabajo se ha centrado en producir piezas de gran tama?o con materiales cada vez m¨¢s ligeros, con el fin de que los vol¨²menes interact¨²en con el viento y la luz. Sus instalaciones se han expuesto en Londres, Shangh¨¢i, M¨¦xico DF, ?msterdam y San Francisco.
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