Hinds o el ¨¦xito en los tiempos del ¡®low cost¡¯
El cuarteto femenino avanza en una fiesta su segundo disco, ¡®I Don¡¯t Run¡¯, tan tosco y ¡®garagero¡¯ como de costumbre
Hablar de las Hinds como un secreto a voces equivale ya a quedarse muy corto. Porque a estas alturas, en honor a la verdad, predominan con creces las voces sobre el sigilo. Las cuatro chavalas madrile?as adelantaban este mi¨¦rcoles su esperad¨ªsimo segundo ¨¢lbum en una sala peque?ita, la Costello, y la curiosidad era tal que all¨ª no cab¨ªa ni un suspiro. Con esa casu¨ªstica propia de estas muchachas, nacidas en un parpadeo y convertidas de un d¨ªa para otro en la gran esperanza para la internacionalizaci¨®n de la causa indie: un p¨²blico tan joven que a los treinta?eros se les dedicaban miradas de conmiseraci¨®n, una bendita mayor¨ªa femenina en la pista, ese desparpajo insultante en todos los sentidos (a veces tambi¨¦n para la inteligencia). Ah, y cortinillas doradas en el fondo del escenario, tal que si asisti¨¦ramos a la fiesta de graduaci¨®n del insti.
La historia, aun ya difundida, no deja de mover a la perplejidad. Cuatro amigas con restringida experiencia musical remiten una maqueta al representante de los Parrots, puro desenfado punk juvenil. Al hombre le hacen gracia, cuelga un par de temas en Bandcamp y a la ma?ana siguiente se levanta con correos entusiastas del New Musical Express y el blog The Line of Best Fit. El cuarto concierto en la fulgurante historia de las chavalas ya acontece en Londres. Y a ra¨ªz de ah¨ª, la eclosi¨®n en medio mundo, las giras estadounidenses, chinas y hasta vietnamitas, apariciones televisivas (?Stephen Colbert!) que ni el optimista m¨¢s desbocado habr¨ªa podido pronosticar. Una locura.
La suerte, por lo barruntado este mi¨¦rcoles, seguir¨¢ ejerciendo como aliada. Leave Me Alone, el debut discogr¨¢fico, naci¨® en enero de 2016 con distribuci¨®n en medio mundo. La segunda criatura, I Don¡¯t Run, llegar¨¢ en abril y ya se ha presentado en territorio neoyorquino y londinense. ¡°Sois los terceros, pero esta fiesta es mucho m¨¢s divertida¡±, nos tranquilizaban en Madrid. Salieron al escenario mientras en la sala atronaba You Sexy Thing, de Hot Chocolate, todo un indicativo de af¨¢n l¨²dico y autoestima. Y en este ¨ªnterin de dos a?os han logrado tocar un poquito mejor, desafinar algo menos y reducir al m¨ªnimo los acoples. Aunque Linda, una de las piezas nuevas, se limit¨® a un batiburrillo amorfo e indescifrable.
La frescura lo bendice todo, con el matiz de que las chicas equiparan lo fresco con lo deslavazado. Nos da igual que el c¨®digo de vestuario resulte inexistente. O dispar, como unas Spice Girls en los tiempos del lo-fi. Carlotta Cosials, la cantante, luce top rojo, grandes pendientes en forma de coraz¨®n y una guitarra con una peque?a etiqueta en ingl¨¦s, ¡°Las chicas son incre¨ªbles¡±. La guitarrista, Ana Garc¨ªa Perrote, prefiere camiseta del Atleti y toque barrial, mientras la bajista, Ade Mart¨ªn, combina su fisonom¨ªa m¨¢s candorosa con una visera caqui de exploradora. ¡°Estreno bajo. ?Se nota que este ya no me ha costado 150 euros?¡±, anuncia con sonrisa t¨ªmida. Pero no, se nota poco. Y nadie, en el caso de Hinds, parece interesado en incrementar la cuota de finura.
Podremos llamarlo espontaneidad, descaro, incluso esa cosa inespec¨ªfica a la que dicen actitud. La polisemia, en tiempos de correcci¨®n pol¨ªtica, tiene estas cosas. En rigor, Carlotta y Ana cantan entre regular y peor, elevan unas voces gritonas y destempladas e intercalan punteos de primer trimestre, todo ello con un ingl¨¦s que suena como un curso low cost a distancia. Su primer productor, Diego Garc¨ªa, parece m¨¢s atento a emular la mata de cabello del payaso Krusty (el s¨ªmil lo propiciaron las chicas) que a acreditar la m¨¢s m¨ªnima capacidad de entonaci¨®n. Los cinco se atrevieron, por qu¨¦ no, con una versi¨®n de Caribbean Moon (Kevin Ayers), quiz¨¢ aprovechando que su creador, por desgracia, ya no puede protestar.
¡°Diego folla esta noche¡±, decret¨® alguien entre el p¨²blico. Y acaso para allanar el camino, la banda y sus c¨®mplices vaciaron una gran caja de condones justo antes de los bises. No parece la formulaci¨®n m¨¢s sagaz ni elaborada de la transgresi¨®n, pero todo en este grupo de garage y baja fidelidad tiene esa p¨¢tina de precariedad low cost: la ejecuci¨®n musical, el ingl¨¦s, los colaboradores, la puesta en escena. Llegan Easy o Chili Town y suenan ratoneras, urgentes, divertidas, con alg¨²n tosco cambio de velocidad. Que con ese bagaje hayan llegado hasta donde han llegado, y lo que les quede, es como para que puedan estarle por siempre agradecidas a los hados del destino.
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