Mel¨®mano sin fronteras
La fecundidad art¨ªstica de Xoel L¨®pez ha ido creciendo al ritmo de su empaque sobre el escenario
El clima continental se volvi¨® atl¨¢ntico. Y all¨ª, a orillas de un Manzanares que calaba los huesos como el Sil, se plantific¨® un gallego que tan pronto es porte?o como capitalino o alma del norte. Un medio nost¨¢lgico, pero de camisa estampada y aspiraciones tropicalistas. Alguien como, por estos lares, no hay noticia de otro igual. Lo ¨²nico espa?ol¨ªsimo y demasiado cl¨¢sico fue ayer el retraso de tres cuartos de hora. El resto parec¨ªa un eslogan costarricense: pura vida.
La fecundidad art¨ªstica de Xoel L¨®pez ha ido creciendo al ritmo de su empaque sobre el escenario. Acaba de entrar en la cuarentena, pero sea con nombre propio, bajo la etiqueta de Deluxe o en el barco de Lovely Luna le contemplan ya una docena de rese?as, ninguna en absoluto desde?able. La ¨²ltima, la muy reciente Sue?os y pan, fue saludada anoche con un lleno en La Riviera que ¨¦l ha convertido casi en rutina, pero la cita no estaba exenta de inc¨®gnitas. La fundamental: saber si el ¨¢lbum podr¨¢ igualar en predicamento a su antecesor, Paramales, que medio pa¨ªs abraz¨® como un revulsivo, una inyecci¨®n de sol y endorfina justo cuando, ap¨¢ticos y moh¨ªnos, m¨¢s necesitados and¨¢bamos de vitamina D.
Xoel es capaz ahora de escribir Primavera, pero desliza tambi¨¦n evocaciones (Serpes), asunciones urbanas (Madrid) y melod¨ªas tan intrigantes como Insomnio o Balas, de percusi¨®n redoblada y desarrollo sin evidencias. La parroquia a¨²n no ha interiorizado este repertorio nuevo, menos contagioso que el de su hermano mayor pero superior en sustancia, lucidez, sagacidad, recovecos. L¨¢stima que Atl¨¢ntico (2012), obra maestra, siga pareciendo por ahora inalcanzable. Y m¨¢s anoche, con la recuperaci¨®n de la fabulosa y laber¨ªntica El asaltante de estaciones.
Lo mejor del coru?¨¦s sigue siendo la fe en su propia cabecita insaciable, esa que, m¨¢s que en hombre de ninguna parte, le convierte en mel¨®mano sin fronteras. Elige como teloneros a unos murcianos j¨®venes y soberbios, Rey Lobo, adscritos a la folktr¨®nica. Suministra en su pr¨¢ctica totalidad el nuevo ¨¢lbum, aun a costa de renunciar a clasicos infalibles. Transforma Reconstrucci¨®n, una de sus dos ¨²nicas incursiones en la era Deluxe, en una deliciosa p¨ªldora de americana. Se rearma con la jovenc¨ªsima Alice Wonder y un Charlie Bautista cada vez m¨¢s plenipotenciario. Y alborota con su bonhom¨ªa, con el p¨¢lpito de un talento a¨²n en firme ebullici¨®n. Llegar¨¢n m¨¢s cap¨ªtulos, seguro que sin adscripciones estil¨ªsticas claras. Ventajas de haber erigido, a estas alturas, un lenguaje propio.
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