Frente a Cyrano, espada en mano
Llu¨ªs Homar se pone a prueba en una sala de esgrima caracterizado como el personaje
A trav¨¦s de la rejilla de la careta veo ven¨ªrseme encima, todo estocada, al mism¨ªsimo Cyrano. La inmensa nariz se le comba un poco bajo su propia m¨¢scara, suda, est¨¢ muy rojo y en vez de recitar finos alejandrinos masculla endiabladamente. Leo en sus labios dos imprecaciones seguidas de un rotundo "?yo lo mato!". Doy un salto atr¨¢s, paro la arremetida del de Bergerac con una cuarta a la desesperada, contrataco, finto y le arreo en la cabeza con la hoja y media guarda produciendo un sonido de campanazo, ?glong! Llu¨ªs Homar se quita la m¨¢scara de esgrima y muestra una expresi¨®n de estupor y sorpresa. "En el teatro siempre gano yo", deplora.
El actor, que protagoniza la versi¨®n de Cyrano que se representa con gran ¨¦xito en el Borr¨¤s desde el 15 de diciembre y ha prorrogado hasta el domingo, antes de partir de gira, ha accedido a salir del confortable (en cuanto a los duelos) espacio del escenario y medir su habilidad en una sala real de esgrima. Estamos en la sede de la Escola Hungaresa d'Esgrima, el club que dirige el c¨¦lebre maestro h¨²ngaro Imre (Imi) Dobos Fodor, alumno del legendario Al¨¢dar Gerevich, en el polideportivo de la Estaci¨®n del Norte de Barcelona. El preceptor magiar ha decidido enfrentar al actor con uno de sus alumnos m¨¢s extravagantes: yo, que tengo una t¨¦cnica discutible pero llevo en la sangre El prisionero de Zenda y Los tres mosqueteros.
Homar, que tiene a su favor haber sido tambi¨¦n Hamlet, ha estado de acuerdo en tirar unos asaltos tras observar que mi equipo est¨¢ bastante baqueteado y que cojeo (una torcedura, nada grave). ?l est¨¢ hecho un pincel, con la ropa que usa en el espect¨¢culo y que sin duda le lavan y le planchan a diario los cadetes de Gascu?a. El Cyrano de Homar, con versi¨®n y direcci¨®n de Pau Mir¨®, se representa, y esa es una de sus gracias, con atuendo de esgrima deportiva y no en un ambiente de capa y espada como suele hacerse. Los famosos duelos de la obra se desarrollan de acuerdo con las reglas de la disciplina ol¨ªmpica.
Para empezar, el maestro Dobos nos hizo calentar practicando algunas acciones. Dado que Homar, elegante como Celad¨®n, llevaba chaquetilla corta (sin protecci¨®n en las partes) e iba a cara descubierta (para que se le viera en las fotos) evalu¨¦ si afeitarle de entrada alg¨²n ap¨¦ndice. ?Qu¨¦ gran fama de tirador me reportar¨ªa haberle rebanado la nariz a Cyrano! Imi, que es muy noble (su abuelo Antal formaba parte de la guardia de honor de notables del almirante Horthy) y me conoce, me sujet¨® con la mirada. As¨ª que nos limitamos a realizar ataques y paradas, concentr¨¢ndose el maestro en el actor, que sin duda tiene m¨¢s valor que yo y que como lo escabeches la Bala?¨¢ te mete un paquete. Le ense?¨® una de sus virguer¨ªas, la passata sotto, un tocado in tempo agach¨¢ndose sobre el ataque del rival y con el que a la que te descuides te hernias.
Trat¨¦ de provocarlo en el cuarto asalto meti¨¦ndome con su nariz pero no cay¨® en la trampa
Tras el pre¨¢mbulo pasamos a los asaltos, con Imi de ¨¢rbitro. El primer asalto lo gan¨¦ yo f¨¢cil porque se le baj¨® la careta a Homar y qued¨® moment¨¢neamente cegado. En el segundo lo dej¨¦ cansarse en redoblados y f¨²tiles ataques hasta que empez¨® a resoplar. Entonces me fui hacia ¨¦l. Pero hay que ver c¨®mo paraba el t¨ªo, pedazo de mirmid¨®n, y c¨®mo hurtaba el cuerpo. Consegu¨ª el segundo tocado a costa de notar un dolor tremendo en el tobillo. El tercero fue suyo, logrado con rapidez y habilidad dignas de Doutreval que hicieron arquear las cejas al maestro. Trat¨¦ de provocarlo en el cuarto meti¨¦ndome con su nariz pero no cay¨® en la trampa. Meti¨® la mano y me pas¨® rozando con un fondo d¨¢ndolo todo en el que o¨ª como rechinaban sus abductores; lo trinch¨¦ en passant como quien pone una banderilla. En el ¨²ltimo asalto, en el que sali¨® a por todas, fue cuando le arre¨¦ en la cabeza, pensando irracionalmente, "?Jo, me he cargado a Cyrano!" y "l¨¢stima que no sea Flotats".
"Lo he visto muy bien", juzg¨® Imre Dobos, "y con una actitud muy positiva, falta algo de elasticidad, es cierto, pero la coordinaci¨®n es muy buena, y el control de la distancia, excelente¡±. Homar recibi¨® los elogios del maestro como un b¨¢lsamo para su derrota. "Desde luego es diferente, lo que hacemos en el escenario tiene mucho de coreograf¨ªa, aqu¨ª se te dispara el esp¨ªritu competitivo. Me pierdo un poco con las paradas. Y no tengo clara la modalidad". En Cyrano la t¨¦cnica que usan es de espada, en cambio, los asaltos los tiramos a sable. Cualquiera le da a Cyrano de Bergerac la ventaja de escoger arma...
El actor explic¨® que llevan 80 representaciones de su Cyrano y que cada vez la esgrima le sale mejor, aunque el s¨¢bado se cay¨® en el escenario, lo que el p¨²blico se tom¨® como parte de la acci¨®n. Generosamente, apunt¨¦ que debe ser muy dif¨ªcil batirse en duelo recitando, y ni te digo componiendo. Imi record¨® que los maestros suelen dar clase silbando para marcar el ritmo ¡ª¨¦l lo hace¡ª e incluso cantando, como Gerevich. Ah¨ª est¨¢bamos los tres, con nuestras armas en la mano, espadachines y amigos, y desee que el cardenal enviara contra nosotros a todos sus esbirros para ponernos por sombrero el universo, por un s¨ª o por un no batirnos, o, qu¨¦ diablos, hacer un verso.
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