Un conductor de Uber entre bocinazos: ¡°Aqu¨ª cabemos todos¡±

Un brillante y nuevo Skoda Superb negro sube por la Via Laietana de Barcelona, el d¨ªa que Uber empieza a operar en la capital catalana despu¨¦s de tres a?os de veto por parte de la justicia. El conductor, Jaime, tiene que parar un momento en el carril de bus y taxi para recoger a un cliente con el que ha quedado mediante el m¨®vil. Pone las luces de advertencia, pero un taxi por delante y uno por detr¨¢s hacen lo posible para cerrarle el paso. Al final todo queda en unos cuantos bocinazos, aunque el momento de tensi¨®n da cuenta de la hostilidad con la que los taxistas barceloneses reciben a un viejo conocido: fue la presi¨®n de los taxis y de la justicia la que hizo que, en 2014, Uber dejase de operar en Espa?a, tras haber empezado solo unos meses antes. Ahora, despu¨¦s de haber sorteado los problemas legales, la aplicaci¨®n vuelve a Barcelona con la marca UberX y con 120 coches con licencia VTC.

El recorrido es parecido, pero la percepci¨®n de la realidad es muy distinta: de la Barceloneta a la Zona Franca en taxi, y de la Zona Franca a la plaza de Catalunya en Uber. El taxista lamenta que este es "el principio del fin", mientras que el conductor de Uber, entre bocinazos, cree que "hay que tener paciencia, aqu¨ª cabemos todos". El primero se para f¨¢cilmente levantando la mano, a la manera tradicional. Para el segundo es necesario tener la aplicaci¨®n UberX en el m¨®vil, crear una cuenta e introducir los datos bancarios. Una vez hecho esto, en la pantalla aparece la localizaci¨®n en directo del coche que se ha contratado, y el pago, pactado previamente, es autom¨¢tico.

"Se ha acabado el monopolio", lamenta Jes¨²s, el taxista de la primera parte del viaje. "Yo creo que si se regula y no entran m¨¢s coches, podremos comer todos, pero si llegan m¨¢s coches de Uber y Cabify esto se ha acabado", asegura mientras se?ala el tax¨ªmetro. La carrera en taxi cuesta 11 euros. Como reclamo, Uber asegura que proporciona un 15% de ahorro en los trayectos habituales. "Normal, a m¨ª me cuesta la licencia 140.000 euros, no puedo bajar los precios", dice el taxista, que lleva en el negocio desde hace seis a?os.

Jaime, el conductor de Uber -vestido con chaleco y corbata en un coche que huele a nuevo- es un asalariado de la empresa norteamericana, que es la que tiene las 120 licencias VTC en Barcelona. Este conductor hab¨ªa sido un gerente de ventas de una multinacional sueca, y tras quedarse sin trabajo por la crisis, y a pocos a?os de la jubilaci¨®n, Jaime decidi¨® dedicarse al oficio de ch¨®fer. Primero con Cabify y, desde hoy, con Uber. El salario es el mismo, entre 1.200 y 1.800 euros al mes.

La hostilidad de los taxistas con la que se encuentra Jaime en las calles, a pesar de todo, no le saca de sus casillas. "Yo les dejo pasar, respeto su espacio", explica: los Uber no pueden captar clientes por la calle ni pueden circular por los carriles de bus y taxi. En alguna ocasi¨®n, a Jaime se le han puesto delante, detr¨¢s y a los lados para obligarlo a ir lento. "Paciencia", receta este conductor. "Yo puedo entender que est¨¦n preocupados, que quieran defender lo suyo, pero las formas como lo hacen no son admisibles", afirma, sobre las protestas de los taxistas.

Y la tensi¨®n est¨¢ en el aire: "Bienvenidos al infierno" fue el mensaje con el que Elite Taxi, la asociaci¨®n que m¨¢s peso ha tenido en los ¨²ltimos meses de protestas del sector del taxi, recibi¨® la noticia de que Uber volv¨ªa a Barcelona. La compa?¨ªa estadounidense, tras el veto en Espa?a a finales de 2014, ya hab¨ªa retomado su actividad en Madrid en 2016 con la aplicaci¨®n UberX, pero ha esperado dos a?os m¨¢s para volver a Barcelona. Es una de las ciudades m¨¢s cotizadas para el transporte privado, pero tambi¨¦n es uno de los lugares donde la presi¨®n sobre la liberalizaci¨®n del transporte es m¨¢s importante. No solo la presi¨®n que ejercen los taxis en el d¨ªa a d¨ªa y en las calles, sino tambi¨¦n la institucional. A finales de 2017, el ?rea Metropolitana de Barcelona anunci¨® que, para conducir un coche de una empresa de transporte privado, ser¨ªa necesaria una licencia adicional adem¨¢s de la VTC.

En el ?rea Metropolitana de Barcelona hay 10.522 licencias de taxi y 799 licencias VTC. Con la llegada de Uber, se le suman 120 VTC correspondientes a los coches que tiene la empresa. Esta circunstancia empieza a poner en alerta a los taxistas, que recuerdan que la ley de Transporte estipula una proporci¨®n de 30 licencias de taxi por cada VTC. La llegada de Uber y, m¨¢s importante, el futuro de unas 3.000 licencias VTC que est¨¢n en los tribunales pendientes de adjudicar, asustan a un sector acostumbrado a tener el monopolio. A pesar de las restricciones que marca la ley y que ha reforzado el ?rea Metropolitana de Barcelona, el sector est¨¢ preocupado, ya que teme que duren poco: la Comisi¨®n Nacional del Mercado de la Competencia requiri¨® al Gobierno hace dos semanas para que derogue el real decreto que limita la venta de licencias VTC. "Si entran 3.000 licencias, se acab¨®", lamenta Jes¨²s, el taxista.