Promesas incumplidas

El 14 de julio de 2015, apenas unas semanas despu¨¦s de haber tomado posesi¨®n la nueva corporaci¨®n municipal, las asociaciones de vecinos del centro de Madrid dirigimos un escrito a la alcaldesa Manuela Carmena pidiendo la urgente revisi¨®n de la actual ordenanza de terrazas, aprobada en julio del a?o 2013 por el gobierno de Ana Botella. En fechas posteriores, incluso en reuni¨®n mantenida con Carmena, volvimos a reiterar la petici¨®n al gobierno de Ahora Madrid, y casi tres a?os despu¨¦s todo sigue igual.

La revisi¨®n de la ordenanza de terrazas figuraba entre las medidas para el distrito Centro en el programa electoral de Ahora Madrid. Hoy sigue en vigor la misma ordenanza. El coste para el presupuesto p¨²blico de revisarla ser¨ªa cercano a cero y, en comparaci¨®n, la reforma de la Gran V¨ªa, con un presupuesto de 5,7 millones de euros y que no figuraba en dicho programa, acaba de iniciarse. Es un dato indicativo de la credibilidad que podemos esperar del actual gobierno municipal, aunque no podemos decir que no estuvi¨¦ramos advertidos: ya Carmena insinu¨® que el programa electoral era ¡°meramente orientativo¡±.

El distrito Centro de Madrid, donde residen unos 150.000 vecinos, concentra la mayor densidad de terrazas de la ciudad. Con la actual ordenanza se han ocupado decenas de miles de metros cuadrados de suelo p¨²blico y uso p¨²blico para hacer negocio privado a precio irrisorio.

Hasta el a?o 2006, para instalar una terraza en el espacio p¨²blico de Madrid era necesaria una evaluaci¨®n de impacto ambiental previa. Obviamente, la actividad de las terrazas ¡ªespecialmente la alt¨ªsima concentraci¨®n de ¨¦stas¡ª?no es una actividad inocua. A la inmensa mayor¨ªa de los usuarios de terrazas se les olvida que el inevitable ruido que en ellas se genera condiciona enormemente la vida y la salud de los residentes del entorno. Olvidando que ellos tambi¨¦n son residentes.

La alteraci¨®n de la calidad ambiental de los entornos aterrazados (ruido, suciedad, movilidad peatonal, paisaje urbano) suponen una p¨¦rdida evidente del valor de estos espacios que afecta incluso al valor real de las viviendas, estimado en un 2% menos anual.

Pero adem¨¢s, las terrazas son un elemento distorsionador de la libre competencia, entre las actividades hosteleras y el resto de actividades econ¨®micas, incluso entre las propias actividades hosteleras; alterando los precios del mercado de alquiler y venta de locales, y generando una gran presi¨®n especulativa sobre los usos urban¨ªsticos.

Las terrazas son, por tanto, sin una adecuada planificaci¨®n, un elemento que destruye tejido urbano, con casos tan flagrantes como la construcci¨®n de edificaciones sobre el viario p¨²blico. El consumo desmedido de suelo p¨²blico por las terrazas supone la p¨¦rdida de un valioso y escaso bien como es ¡®el valor social del espacio p¨²blico¡¯ ¡ªespecialmente grave en el caso del distrito Centro¡ª?que jam¨¢s podr¨¢ ser retornado v¨ªa tasas municipales sobre esta actividad.

Todo ello promovido por el propio Ayuntamiento, que evidencia una deliberada incapacidad para la planificaci¨®n y el control/sanci¨®n de los alt¨ªsimos niveles de incumplimiento, de una ya de por si laxa normativa. ?Hasta donde hemos llegado!

Esteban Benito es portavoz de la Asociaci¨®n de vecinos de Chueca y de la Coordinado de Asociaciones de Vecinos del Centro de Madrid