Tareas para el catalanismo
El fracaso de la hegemon¨ªa independentista obliga al catalanismo a recuperar un proyecto de amplia mayor¨ªa social


El quinquenio de hegemon¨ªa independentista en el catalanismo tras d¨¦cadas de autonomismo se ha saldado con un fracaso espectacular y lo que queda ahora en el paisaje pol¨ªtico es, sobre todo, confusi¨®n. Tal como han ido las cosas es ilusorio pensar que la derrota del independentismo no es tambi¨¦n la derrota del catalanismo en su conjunto, por muy injusto que esto les parezca a autonomistas y federalistas.
Lo que se abre ahora ante el catalanismo es una etapa de b¨²squeda de proyectos susceptibles de lograr un apoyo ampliamente mayoritario y transversal en la sociedad catalana que supere e integre al 47,5% de los votos logrado por los independentistas. Es ilusorio pensar que la tarea para esta nueva etapa pudiera consistir en una acumulaci¨®n de fuerzas por parte del independentismo para superar a corto plazo su techo electoral. Un m¨ªnimo de sensatez obliga a los independentistas a asumir que la clave radica en volver al autonomismo y recuperar la normalidad pol¨ªtica y social.
En eso est¨¢n, podr¨ªa decirse, a juzgar por su aceptaci¨®n del marco legal tras la intervenci¨®n de la Generalitat por el Gobierno de Mariano Rajoy y las consiguientes elecciones auton¨®micas del 21-D. Pero se echa en falta, de manera flagrante, que los partidos independentistas lleven a cabo el duelo por su derrota y asuman de manera sincera la necesidad de proponer objetivos nuevos y verdaderamente viables en el marco pol¨ªtico actual.
Las tareas no son las mismas para todos. Sabemos, para empezar el recuento, que la CUP no est¨¢ en eso. Su opci¨®n ahora es organizar la resistencia popular en defensa de la nonata rep¨²blica. El combate. No parece que vaya a faltarles trabajo. Pero esto no constituye una nueva oferta de gobierno del bloque independentista y no digamos ya del catalanismo en su conjunto.
Tambi¨¦n sabemos que en el ¨¢rea de Esquerra Republicana (ERC) ha surgido la apuesta de concederse una pausa, se supone que larga, para ampliar el per¨ªmetro de los apoyos sociales y pol¨ªticos del independentismo. En los t¨¦rminos expresados por el diputado Joan Tard¨¤, se habla de buscar acuerdos pol¨ªticos, o alianzas, entre ERC y las dem¨¢s fuerzas de izquierdas, el PSC y los Comuns. Ser¨ªa, de llevarse a cabo, una especie de retorno a la etapa de la equidistancia practicada en la d¨¦cada de 1990, en la que ERC se inclinaba a veces hacia la izquierda, pero otras veces se un¨ªa a los nacionalistas aunque fueran de derechas.
De la parte del catalanismo que ha defendido hist¨®ricamente el federalismo, sabemos que su preocupaci¨®n principal no es ofrecer la correspondiente propuesta de cambio de estatus constitucional. Est¨¢ claro para todos que, en esta materia, el horno espa?ol no est¨¢ para bollos. Lo que preocupa m¨¢s tanto al PSC como a los Comuns, a juzgar por lo expresado en las ¨²ltimas sesiones del Parlament por Miquel Iceta y Xavier Dom¨¨nech, es zurcir los descosidos sociales provocados por la fuga hacia adelante de los gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont durante el quinquenio independentista. Una etapa para curar heridas.
La verdad es que ahora mismo nadie da un duro por las ofertas pol¨ªticas lanzadas la semana pasada por Iceta y Dom¨¨nech. Iceta propuso un gobierno de concentraci¨®n con participaci¨®n de todos los partidos. Dom¨¨nech defendi¨® la creaci¨®n de un gobierno integrado por personalidades independientes representando un abanico pol¨ªtico-ideol¨®gico tan amplio como para que todos los partidos pudieran aceptarlo. La clave de ambas propuestas radica en que exigir¨ªan la articulaci¨®n de la correspondiente mayor¨ªa parlamentaria, en la que tambi¨¦n estar¨ªan los independentistas, pero no ser¨ªa independentista. Nadie acepta eso.
Los nacionalistas del PDeCAT est¨¢n dram¨¢ticamente divididos entre su direcci¨®n formal, encabezada por Marta Pascal, y la lista de Puigdemont. De la direcci¨®n del partido se sabe que no le costar¨ªa nada, o muy poco, adentrarse de nuevo por la senda del autonomismo. En el caso de los herederos de la Converg¨¨ncia lo raro, lo excepcional, es que hayan ido tan lejos de la mano de socios como ERC y la CUP. Para el PDeCAT, la prioridad debiera ser recuperar el control de lo que se le escap¨® en forma de lista de Puigdemont. El segundo objetivo prioritario para el PDeCAT es recuperar el perfil de partido fiable, de orden, capaz de mantenerse como eje de la derecha catalana. Esto es lo que el PDeCAT debiera poder garantizar ahora al catalanismo. Si no lo logra, habr¨¢ tsunami.
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