Los cabos sueltos de Tierno Galv¨¢n
Las celebraciones del centenario del c¨¦lebre alcalde de Madrid realzan su figura como uno de los grandes intelectuales y pol¨ªticos del siglo pasado
¡°M¨¢s libros, m¨¢s libres¡± es el lema con el que Enrique Tierno Galv¨¢n aliment¨® su valiente, atribulada y compleja biograf¨ªa. Nacido hace cien a?os en Madrid, fue un hombre p¨²blico extravagante, en el sentido socr¨¢tico del t¨¦rmino, es decir, que se apartaba de lo com¨²n entre los pol¨ªticos o profesores al uso. Era a¨²n joven y lo llamaban ya El viejo profesor. Encarcelado en 1957, fue expulsado en 1965 por la dictadura franquista, a perpetuidad, de su c¨¢tedra de Derecho Pol¨ªtico en la Universidad de Salamanca. Pese a todo, muchos gerifaltes franquistas lo invitaban a cenas y coloquios. Era un exiliado interior, forzado a ganarse la vida como traductor o conferenciante en universidades extranjeras, pero las entrevistas que le hac¨ªan en los mejores peri¨®dicos del mundo eran le¨ªdas por las ¨¦lites para enterarse de los achaques del dictador y su r¨¦gimen. Fue un intelectual comprometido. La dictadura no pudo con ¨¦l. Cuando se sinti¨® acorralado en exceso, hizo las maletas para ense?ar un tiempo en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Regres¨® en 1967 como un intocable al que hab¨ªa que molestar de vez en cuando para bajarle los humos, pero sin exagerar los castigos. ¡°Quien toca a Tierno, toca a Europa¡±, lleg¨® a escribirse. Los medios intelectuales europeos lo mimaron con frecuencia. No en vano cre¨® una Asociaci¨®n por la Unidad Funcional de Europa, con un ideario que mezclaba humanismo y europe¨ªsmo.
¡°Tierno tuvo el coraje de ser un profesor comprometido en una ¨¦poca de sumisiones y envilecimientos, y se atrevi¨® a ser un ciudadano exigente y libre cuando a su alrededor muchos hac¨ªan dejaci¨®n de sus convicciones demostrando un oportunismo despreciable¡±, afirma el fil¨®sofo y dirigente socialista Antonio Chazarra, que lo conoci¨® a fondo. Lo dijo este mi¨¦rcoles en el homenaje organizado por el Centro Social de Covibar, de Rivas-Vaciamadrid, en el que tambi¨¦n hablaron los dirigentes socialistas Miquel Iceta, Adriana Lastra, Jos¨¦ Manuel Franco y Carmen Barahona, adem¨¢s del hijo del c¨¦lebre pol¨ªtico, Enrique Tierno P¨¦rez Rela?o.
Su expulsi¨®n de la universidad, junto a Jos¨¦ Luis L¨®pez Aranguren y Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo, entre otros catedr¨¢ticos, por apoyar las protestas estudiantiles que empezaban a proliferar al comienzo de la d¨¦cada de los 60, fue un tormento para la dictadura dentro y fuera de Espa?a. Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, catedr¨¢tico de Est¨¦tica en Barcelona procedente del bando franquista, se solidariz¨® con ellos de forma sublime. Vestido con la toga acad¨¦mica, hizo retratarse ante una pizarra en la que hab¨ªa escrito: "Nulla aesthetica sine ethica, ergo: apaga y v¨¢monos". Inmediatamente, pidi¨® la excedencia por motivos personales y envi¨® la fotograf¨ªa a Aranguren, hasta entonces catedr¨¢tico de ?tica. Como ha escrito el fil¨®logo Jordi Amat, fue un memorable corte de mangas ejemplar al sistema.
¡°Hoy no ha habido m¨¢s novedades que unas importantes declaraciones de Tierno Galv¨¢n a Le Figaro, apunt¨® Manuel Fraga Iribarne el 5 de enero de 1964 en su diario de responsable de la censura nacional como ministro de Informaci¨®n y Turismo. Lo escribe en la p¨¢gina 104 de Memoria breve de una vida p¨²blica. El ministro de propaganda de Franco se refiere esa vez a una entrevista publicada en el gran peri¨®dico conservador de Par¨ªs, que Fraga ordena secuestrar ese d¨ªa en las fronteras con Francia. Lo volver¨¢ a hacer en las incontables ocasiones en que Tierno escribe art¨ªculos, muchas veces con seud¨®nimos, o es entrevistado en Le Monde (Francia), New York Times (Estados Unidos) o en el Frankfurter Allgemeine Zeitung (Alemania), entre otros medios.
¡°Lunes, 25. Navidad. Un d¨ªa feliz. No hay peri¨®dicos¡±, apunta Fraga en su diario, tambi¨¦n en 1964. Con igual frialdad da cuenta de propuestas para verse con Tierno en privado, como de las detenciones y represalias que sufre el ¡®viejo profesor¡¯. ¡°Almuerzo con Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n y su yerno Ram¨®n Guerrero. Numerosas detenciones (Tierno y otros)¡±, escribe otro d¨ªa. Las memorias del ministro censor s¨®lo denotan remordimiento cuando relata con detalle una cacer¨ªa de perdices en Mudela, en Ciudad Real. Dice: ¡°Fue entonces cuando tuve la desgracia de darle un plomazo en salva sea la parte a la marquesa de Villaverde. Yo tiraba entonces sin pantall¨®n y una perdiz baja que pas¨® entre los dos dio lugar al monumental error. Carmen Franco estaba, adem¨¢s, entre su padre y yo. Siguieron unos momentos indescriptibles (...) No he vuelto a plomear a nadie¡±.
La obsesi¨®n de Fraga por ganarse a Tierno ten¨ªa un largo recorrido. El ministro franquista aspiraba a ser considerado en Europa como un pensador pol¨ªtico de fuste. No tiene gran aprecio por Ortega y Gasset, que le parece un papagayo, pero le escuece que, cuando el autor de ¡¯La rebeli¨®n de las masas¡¯ organiza coloquios en Alemania, de gran ¨¦xito incluso econ¨®mico, toma como compa?eros de un debate sobre ¡®Individuo y organizaci¨®n¡¯, nada menos que a Theodor W. Adorno y al profesor espa?ol Tierno Galv¨¢n, que entonces ten¨ªa 36 a?os.
Tampoco fueron pac¨ªficos aquellos a?os para Tierno como militante clandestino del PSOE, en el ala marxista. Acabaron expuls¨¢ndolo, junto a Jos¨¦ Federico de Carvajal, m¨¢s tarde presidente del Senado. Tierno fund¨® entonces el Partido Socialista Popular, en compa?¨ªa de Ra¨²l Morodo, Fernando Mor¨¢n y Jos¨¦ Bono, entre otros. Lo lider¨® en las primeras elecciones tras la muerte de Franco y obtuvo ocho diputados. Entonces se reincorpor¨® al PSOE. Tuvo el privilegio de redactar el pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n de 1978 y fue aupado a la alcald¨ªa de Madrid en 1979, con Joaqu¨ªn Leguina, Juan Barranco y Ram¨®n Tamames como principales apoyos en el gobierno municipal. Su muerte, el 19 de enero de 1986, conmocion¨® a los madrile?os. Dicen las cr¨®nicas que el entierro se convirti¨® en una de las concentraciones m¨¢s numerosas de las ocurridas en la capital de Espa?a.
Que Tierno era en Espa?a, en aquel momento, lo que el inconmensurable V¨ªctor Hugo para los franceses en tiempos del peor Napole¨®n, lo dijo Francisco Umbral en el libro ¡®Y Tierno Galv¨¢n ascendi¨® a los cielos¡±. V¨ªctor Hugo rompi¨® con Luis Napole¨®n Bonaparte con su ¡®Discurso sobre la miseria¡¯. Tambi¨¦n Tierno escribi¨® sobre los pobres, la moral, el capitalismo sin coraz¨®n y contra los tiranos. Entre su medio centenar de libros que merecen nuevas lecturas est¨¢ Baboeuf y Los Iguales. Un episodio del socialismo premarxista.
Como ocurre con otros centenarios, el de Tierno se produce desdibujado. El pol¨ªtico parece aplastar al intelectual, autor de libros de gran influencia. Se recuerdan su pol¨¦mica autobiograf¨ªa, que titul¨® ¡®Cabos sueltos¡¯, sus encantadores ¡®Bandos del alcalde¡¯, y los discursos genialmente extravagantes, que jalearon la ¡®Movida madrile?a¡¯ (aquel ¡°Rockeros, el que no se haya colocado que se coloque¡ y al loro¡±, por ejemplo). Queda al margen la obra de quien fue un adelantando, por su inteligencia y rigor intelectual, como catador del pensamiento que se produc¨ªa en una Europa que el franquismo sent¨ªa como amenaza. Por ejemplo, fue Tierno quien introdujo en Espa?a a Ludwig Wittgenstein, traduciendo en 1957 el Tractatus. Tambi¨¦n se ocup¨® de Marx, Erasmo, Vives, Costa, Graci¨¢n, Gald¨®s, Rousseau o Diderot.
Pese a la censura, logr¨® publicar en Taurus, Tecnos, Seix-Barral, La Gaya Ciencia, Tucar, Turner y Bruguera, entre otras editoriales de prestigio, obras que merecer¨ªan ser reeditadas. Antonio Rovira, director de un m¨¢ster en la C¨¢tedra Jes¨²s de Polanco, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid/Fundaci¨®n Santillana, ha reunido en ocho voluminosos tomos (casi once mil p¨¢ginas) sus obras completas, ayudado por un nutrido equipo de investigaci¨®n y de edici¨®n de textos. Hace dos meses se preguntaba en este peri¨®dico ¡°por qu¨¦ durante una ¨¦poca ha estado bien visto desde?arlo¡±. Esta es su respuesta: ¡°Quiz¨¢s su car¨¢cter distante y su iron¨ªa lo explique, pero tambi¨¦n se explica porque todo lo hizo por libre, y en Espa?a ir por libre es una fatalidad y se paga, vaya si se paga. Sanciones, censuras, silencios, procesamientos y sobre todo muchas dificultades econ¨®micas le obligaron a aceptar trabajos honrados pero modestamente retribuidos, como clases particulares o traducciones, poco adecuados para un intelectual de su val¨ªa¡±.
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