Un guardia civil tent¨® a compa?eros con 6.000 euros al mes para importar tabaco ilegal
El agente afronta diez a?os de c¨¢rcel y una multa de 25 millones por traer cajetillas de China con destino a Irlanda
Enrique D¨ªaz necesitaba socios, guardias civiles como ¨¦l, para que le echaran un capote con lo del contrabando de tabaco. Destinado en Tenerife, D¨ªaz no siempre pod¨ªa desplazarse a Barcelona para controlar, en persona, la llegada de contenedores repletos de paquetes de tabaco falsificado made in China. Tampoco pod¨ªa saber si alguien le vigilaba. De modo que pidi¨® ayuda a un amigo suyo, el propietario de un night club de la calle N¨¤pols de Barcelona. Que le buscara, entre sus clientes, a guardias civiles dedicados a perseguir el contrabando y dispuestos a facilitarle informaci¨®n. La recompensa: 6.000 euros al mes, m¨¢s del triple del sueldo medio de un agente.
En la intimidad del club, un d¨ªa de junio de 2009, el empresario traslad¨® la propuesta primero a un guardia civil, luego a otro. Con un peque?o matiz: les dijo que deb¨ªan repartirse con ¨¦l, a medias, los 6.000 euros. Los dos guardias tentados rechazaron el trato y "pusieron los hechos en conocimientos de los superiores", seg¨²n el escrito del fiscal que ha investigado el caso y que pide 10 a?os y medio de c¨¢rcel para Enrique D¨ªaz por varios delitos: asociaci¨®n il¨ªcita, contrabando, cohecho, contra la propiedad industrial y blanqueo de capitales. El guardia civil que quiso sobornar a sus compa?eros deber¨¢ hacer frente, tambi¨¦n, a una multa de m¨¢s de 25 millones de euros.
Las ganancias del contrabando de tabaco est¨¢n a a?os luz de las que proporciona el tr¨¢fico de drogas. Pero sigue siendo una buena opci¨®n (m¨¢s segura) para quienes buscan un medio f¨¢cil y r¨¢pido de ganarse la vida. Es el caso, presuntamente, del guardia civil y de otras nueve personas que, a partir del mi¨¦rcoles, se sientan en el banquillo por importar, a trav¨¦s del puerto de Barcelona, tabaco de poca calidad elaborado en China.
Los fabricantes hac¨ªan pasar la mercanc¨ªa por tabaco de primeras marcas y la introduc¨ªan en contenedores que, seg¨²n la documentaci¨®n oficial, llevaban, por ejemplo, "cable de acero". El volumen de contenedores movido por esta organizaci¨®n -desarticulada, finalmente, en octubre de 2009- se ignora. Los investigadores requisaron cinco contenedores con m¨¢s de 2,3 millones de cajetillas de tabaco con los logotipos de Marlboro, Benson& Hedges, John Player y Superkings. Su valor en el mercado asciende a 7,8 millones de euros.
Aunque llegaba al puerto de Barcelona, el tabaco segu¨ªa su curso en cami¨®n hasta otro puerto, el de Bilbao. De all¨ª encaraba su destino final: Irlanda, uno de los pa¨ªses donde, seg¨²n fuentes del sector, se consume un mayor porcentaje de tabaco de contrabando (en torno al 40%, frente al 9% de Espa?a).
Al no pasar por aduana ni pagar impuestos (que suponen el 77% del precio de una cajetilla de tabaco), casi todo son beneficios. El que pierde es el Estado: solo en esta operaci¨®n, dej¨® de ingresar 6,2 millones de euros en impuestos, seg¨²n c¨¢lculos del fiscal. Una cantidad que los acusados deber¨¢n abonar en caso de condena. Aunque Enrique D¨ªaz era uno de los l¨ªderes de la organizaci¨®n -el otro ha fallecido- en el banquillo se sienta otro guardia civil, un cabo de Tenerife, que supuestamente le inform¨® de "las investigaciones policiales en materia de contrabando" cuando D¨ªaz disfrut¨® de una licencia por asuntos propios.
Este segundo guardia civil, Francisco Javier Rem¨®n, alert¨® a D¨ªaz de que estaba siendo investigado por Asuntos Internos, seg¨²n el fiscal. Las sospechas surgieron, precisamente, de las declaraciones de los dos agentes tentados sin ¨¦xito por el empresario. El fiscal sospecha que la organizaci¨®n se dedic¨® al contrabando al menos durante una d¨¦cada y as¨ª se explica que D¨ªaz acumulara, en poco tiempo, un elevado patrimonio. Que puso, claro, a nombre de su mujer: un d¨²plex en la localidad tinerfe?a de Tacoronte, cuatro veh¨ªculos, cuentas coririentes con m¨¢s de medio mill¨®n de euros y relojes de lujo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.