El Mercado de Sant Antoni abre con ¨¦xito
Centenares de personas invaden el recinto minutos despu¨¦s de la inauguraci¨®n
El mercado barcelon¨¦s de Sant Antoni reabri¨® ayer las puertas tras ocho a?os y siete meses de obras y m¨¢s de 80 millones de euros invertidos. El desenlace de la fara¨®nica rehabilitaci¨®n ¡ªque ha sobrevivido a los mandatos de Jordi Hereu, Xavier Trias y Ada Colau¡ª explot¨® a primera hora de la ma?ana, cuando centenares de vecinos y extra?os abarrotaron el recinto dispuestos a recorrer las 235 paradas del nuevo mercado y los cinco niveles de la instalaci¨®n. En total, 53.388 metros cuadrados de una obra que parec¨ªa no tener fecha de caducidad.
?ngela Montori tiene 90 a?os y ayer entr¨® al mercado entre l¨¢grimas. ¡°Nac¨ª en la calle Tamarit. Con tres a?os ven¨ªa con mi madre. Me cas¨¦ y Sant Antoni siempre ha estado en mi vida. Cre¨ª que no lo volver¨ªa a ver abierto¡±, proclamaba Montori.
Desde primera hora de la ma?ana, centenares de personas ¡ªla mayor¨ªa de avanzada edad¡ª paseaban ansiosas por los pasillos. En el exterior, comerciales de inmobiliarias repart¨ªan folletos para ver si alguien picaba y compraba o vend¨ªa pisos en la guinda de la especulaci¨®n barcelonesa. No era momento de negocios inmobiliarios, los vecinos quer¨ªan recuperar la cotidianeidad robada por las obras. En la zona de encantes, los paradistas mostraban telas, vend¨ªan pijamas y batas ¡°de las de estar por casa¡± y sonre¨ªan.
¡°Hoy no compro, hay mucha gente¡±, saludaba una vecina a un carnicero que despiezaba un pollo con la destreza de un neurocirujano. ¡°No te preocupes. ?C¨®mo est¨¢ tu marido?¡±, contestaba el paradista.
En la tienda de ropa Nuri hab¨ªa un premonitorio cartel: ¡°Lo que bien empieza¡ bien acaba¡±. Enric, de confecciones Bernaus, no daba abasto. El tendero relataba que la gente que llenaba los pasillos no solo estaba visitando el mercado, sino que tambi¨¦n compraba. ¡°Seguro que de aqu¨ª a dos semanas la cosa sigue igual¡±, ironizaba.
Mar¨ªa Masclans preparaba piezas de bacalao mientras decenas de clientes se autoorganizaban frente a su parada al grito de ¡°?qui¨¦n da la vez?¡±.
¡°Otro d¨ªa con m¨¢s tiempo venimos y compramos¡±, informaba una se?ora a su esposo. ¡°?Con m¨¢s tiempo? Pero si llevamos aqu¨ª toda la ma?ana¡±, respond¨ªa ¨¦l.
Eliseo, de Hules Ferrer, segu¨ªa con su particular manera de vender manteles animando a todo aquel que se acercara a la parada. ¡°Este es de fabricaci¨®n propia. Una fibra que no es t¨®xica, no huele...¡±, aconsejaba. No se le escapa ni una venta y los usuarios aflojan el bolsillo con una sonrisa en los labios. Ferrer regala, a cambio, un pareado a cada clienta: ¡°Parlant, parlant el g¨¨nere anem acabant¡±.
Pol¨ªticos de uno y otro color invert¨ªan en paseos y saludos a solo un a?o de las elecciones municipales.
En el primer nivel soterrado del mercado abrir¨¢, en unos meses, un gimnasio que compartir¨¢ planta con el supermercado que abri¨® ayer junto a unos restos arqueol¨®gicos. La zona estaba ayer repleta de globos y carros saturados de manjares de marca blanca y firma alemana. Ayer con cada compra regalaban un helado.
Tras casi nueve a?os, los paradistas del mercado de Sant Antoni volv¨ªan ayer a casa.
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