El mercado de Sant Antoni tendr¨¢ menos paradas pero m¨¢s grandes
Las obras entran en la fase final y la previsi¨®n es que abra en mayo, coincidiendo con la supermanzana
Ahora s¨ª. El mercado de Sant Antoni de Barcelona encara la fase final de las obras, tras casi una d¨¦cada cerrado y seis de reforma. El grueso del enorme equipamiento est¨¢ ya terminado y los paradistas entrar¨¢n esta semana para comenzar las obras de sus puestos. Ser¨¢n 52 paradas de fresco, muchas menos de las que hab¨ªa antes de las obras (150, algunos se han jubilado y otros abrir¨¢n puestos conjuntamente), pero con la misma superficie comercial. Ser¨¢n, pues, paradas mucho m¨¢s grandes, con hasta ocho metros de largo, cuando en el mercado antiguo hab¨ªa algunas de apenas un metro y medio. Como antes, tambi¨¦n habr¨¢ 105 paradas no alimentarias (de ropa y equipamiento del hogar) y 78 para los libreros del mercado dominical. Habr¨¢, por ¨²ltimo, tres bares y cuatro puestos han solicitado poder ofrecer degustaci¨®n.
"Estamos muy ilusionados, Sant Antoni ser¨¢ un referente, marcar¨¢ una etapa en Barcelona, y lucharemos para que sea un punto de encuentro de barrio, de ciudad y europeo", ha manifestado este martes la presidenta del mercado de Alimentaci¨®n, Maria Mesclans, que tambi¨¦n ha celebrado que por fin vuelvan a "convivir" las tres ofertas comerciales en un mismo espacio.
La V¨ªa Augusta, pendiente de musealizar
Ubicado a las puertas de la Barcelona medieval, adem¨¢s de la muralla y la contramuralla, bajo el mercado de Sant Antoni tambi¨¦n hay un fragmento de la V¨ªa Augusta del siglo I, los ¨²nicos 30 metros que se han encontrado en la ciudad, donde son visibles los adoquines del empedrado y sus muretes. Junto a esta v¨ªa romana tambi¨¦n se encontraron restos de una necr¨®polis de la misma ¨¦poca, cuyos restos se custodian en las instalaciones de vestigios arqueol¨®gicos del Museo de Historia que hay en la Zona Franca. Por ahora, con todo, esta joya que escond¨ªa el mercado, todav¨ªa est¨¢ pendiente de musealizar. De que haya presupuesto para hacerlo.
Tambi¨¦n los otros dos mercados (no alimentario y dominical) aguardan una reapertura que habr¨¢ costado 80 millones de euros al Ayuntamiento. Y que tiene al barrio de Sant Antoni en vilo, debati¨¦ndose entre la ilusi¨®n por volver las obras acabadas, y el mercado abierto; pero tambi¨¦n temiendo que los precios del alquiler (que ya llevan tiempo subiendo) se disparen todav¨ªa m¨¢s. El concejal de Turismo, Comercio y Mercados, Agust¨ª Colom, ha recordado que para evitar los efectos de la gentrificaci¨®n el consistorio ha tomado medidas, como suspender la concesi¨®n de licencias mientras elabora un plan de usos.
Las obras han sido fara¨®nicas. El mercado tiene cuatro plantas subterr¨¢neas. En la primera, que funcionar¨¢ como un paso y una plaza abiertos al p¨²blico, son visibles los restos del baluarte y la contraescarpa de la estructura de defensa de Barcelona que se levant¨® en el siglo XVII. Su descubrimiento contribuy¨® en su d¨ªa al retraso de las obras (hubo que pinchar literalmente las estructuras para poder excavar debajo, han explicado los arquitectos, Pere Joan Ravellat y Carme Ribas), pero el resultado es espectacular.
En esta primera planta habr¨¢ tambi¨¦n un espacio para entidades del barrio, las oficinas del mercado, un supermercado Lidl y queda otro gran local comercial para adjudicar mediante un concurso p¨²blico. En las siguientes plantas subterr¨¢neas hay los servicios del mercado (muelles de carga y descarga, almacenes y frigor¨ªficos) y tambi¨¦n 400 plazas de aparcamiento.
La reforma del mercado tambi¨¦n supondr¨¢ ganar cuatro plazas, porque se han eliminado los muros. Para hacerse una idea de la envergadura de las obras, adem¨¢s de los 80 millones de inversi¨®n, valgan otros datos: como que se han construido nueve subestaciones el¨¦ctricas y se han empleado m¨¢s de 80.000 metros de cable. Y todo ello, cuando abra, coincidir¨¢ en el tiempo con la puesta en marcha de la supermanzana, las obras para pacificar el tr¨¢fico en la zona, que tendr¨¢ como epicentro una nueva plaza en la confluencia entre las calles de Borrell y Tamarit.
Sin esconder su emoci¨®n pero tambi¨¦n un poco cansados tras tantos a?os de obras, los arquitectos del despacho Ravellat-Ribas han explicado gr¨¢ficamente que el mercado de Sant Antoni "no es otra cosa que el cubrimiento de una intersecci¨®n de la trama del Eixample". Los cuatro brazos que confluyen en el pan¨®ptico, de forma octagonal coronado por un cimborrio, tienen la misma anchura que una calle. "Sant Antoni es un mercado pero tambi¨¦n un espacio cultural, una obra de Rovira i Trias que constituye una superposici¨®n de capas que explican la ciudad, la entrada a Barcelona desde hace dos mil a?os", ha dicho Pere Joan Ravellat.
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