Vivir sobre una autopista
Miles de madrile?os viven literalmente pegados a la Autov¨ªa de Extremadura; a la poluci¨®n se suma la inseguridad y unas graves dificultades de movimiento
La contaminaci¨®n de los cerca de 120.000 coches que cada d¨ªa pasan por el tramo m¨¢s cercano a Madrid de la Autov¨ªa A-5, la de Extremadura, ensucia las calles, las cortinas y los pulmones de los miles de madrile?os (entre 10.000 y 15.000) que viven literalmente pegados a esa carretera en los barrios de Bat¨¢n y Campamento. Pero, peor que sus tubos de escape es probablemente el ruido que producen, dice Sergio Fern¨¢ndez, portavoz de los vecinos de Bat¨¢n, con un son¨®metro en la mano que marca m¨¢s de 80 decibelios sobre las 18.00 horas del pasado mi¨¦rcoles; la normativa espa?ola fija unos l¨ªmites de 65 durante el d¨ªa y 55 por la noche. ¡°Aunque no se vea, la contaminaci¨®n ac¨²stica puede crear unos problemas de salud iguales o mayores que la ambiental¡±, explica.
Ahora, despu¨¦s de d¨¦cadas de pelea ¡ªla autov¨ªa va a cumplir 50 a?os el pr¨®ximo octubre¡ª, el Ayuntamiento de Madrid se ha comprometido, entre otras medidas a ejecutar entre este y el pr¨®ximo a?o, a limitar a 50 kil¨®metros por hora la velocidad de los veh¨ªculos en el tramo urbano de la autov¨ªa ¡ª¡ªdesde el kil¨®metro 3 al 8,5¡ª, controlando que se cumpla con un radar de tramo, ya que el actual, que mide en un solo punto, no consigue evitar que se superen los 70 kil¨®metros por hora fijados como m¨¢ximo en estos momentos. Tambi¨¦n se instalar¨¢n sem¨¢foros y un carril-bus.
Aunque algunos consideran las medidas un poco t¨ªmidas y temen que los atascos que ya hay empeoren, la?Asociaci¨®n de Vecinos de El Bat¨¢n cree que van por el buen camino y que mitigar¨¢n algunos graves problemas. Sin embargo, queda pendiente la soluci¨®n definitiva para un ¡°plan integral¡± que a¨²n no tiene fecha ni contenido cerrado. Porque el suyo ¡°no es solamente un problema de coches¡±, sino que su ¡°vida est¨¢ condicionada a pasar por unos t¨²neles subterr¨¢neos¡±, los ¨²nicos que les permiten atravesar la carretera para acceder a servicios b¨¢sicos, explica Fern¨¢ndez, de 34 a?os, con dos hijos, de tres y cinco. ¡°Tienes que cruzar para todo, para ir colegio de la ni?a, al m¨¦dico, al supermercado, hasta para hacer una fotocopia... Yo he llegado a cruzar 10 veces en un solo d¨ªa¡±.
Y han de hacerlo por alguno de los 15 pasos que hay entre Bat¨¢n y Campamento y por los que pasan diariamente unas 50.000 personas, seg¨²n estudios municipales que dan la medida de un ¡°efecto barrera¡± que trasciende a los bloques m¨¢s pegados a la v¨ªa. Esos subterr¨¢neos suponen muchas veces, adem¨¢s, un gran rodeo que se convierte en un aut¨¦ntico trastorno para Nuria D¨ªaz, de 52 a?os. ¡°Tengo un 65% de discapacidad motora, vivo en un cuarto sin ascensor y, encima, para ir a la parada del autob¨²s tengo que hacer el doble de camino que si tuviera un paso de cebra¡±, protesta agarrada al andador que necesita para desplazarse. A estas alturas de su vida, dice, no le da ning¨²n miedo atravesar los subterr¨¢neos a cualquier hora del d¨ªa o de la noche.
Pero a otros s¨ª. De hecho, aunque Fern¨¢ndez insiste en que el barrio no es peligroso, admite que las calles estrechas, las zonas aisladas y vac¨ªas de comercios y esos t¨²neles pueden aumentar la sensaci¨®n de inseguridad. ¡°Nosotras nos acompa?amos unas amigas a otras por la noche a casa¡±, dice Pilar Ram¨ªrez, de 62 a?os. Ella lleva toda la vida, desde que era una ni?a, viviendo en la colonia del Montep¨ªo y recuerda que cuando lleg¨® unos jardines separaban sus casas casi 10 metros de la carretera, que era entonces de un solo carril; ahora, como en muchas zonas, apenas les separa una estrecha acera y una valla mil veces remendada donde los coches se han ido estrellando a lo largo de los a?os. Sus dos hijos, de hecho, protagonizaron hace unos a?os uno de los frecuentes accidentes que se producen cuando los veh¨ªculos se incorporan desde el barrio a la autov¨ªa porque hay muy poca visibilidad. ¡°Nosotros est¨¢bamos aqu¨ª antes que la A-5¡±, insiste, indignada.
En los a?os cincuenta y sesenta, efectivamente, se levantaron all¨ª varias colonias de viviendas. Y fue en 1968 cuando el r¨¦gimen franquista inaugur¨® una autov¨ªa que se meti¨® hasta las puertas de sus casas, v¨ªa expropiaciones, con el objetivo de acabar con ¡°los constantes tapones que ocasionaban retrasos y disgustos entre los automovilistas¡±, seg¨²n relat¨® entonces una noticia del NODO. ¡°Entonces se vio como un signo de bonanza, de prosperidad en torno al motor, pero claro, de pasar cuatro coches entonces a 120.000....¡±, apunta Fern¨¢ndez antes de quejarse de que los vecinos llevan lustros reclamando soluciones y escuchando promesas municipales que no se cumplen. Admite, sin embargo, que en el actual equipo de Gobierno de Ahora Madrid percibe m¨¢s receptividad y que sus compromisos parece que van saliendo adelante.
La soluci¨®n ¡°integral¡±, sin embargo, muy dif¨ªcilmente llegar¨¢ antes de las elecciones municipales de 2019, momento en el que podr¨ªan cambiar gobiernos y prioridades. Descartada por el Ayuntamiento la idea que se baraj¨® durante a?os de soterrar ese tramo de la A-5, los vecinos de la asociaci¨®n esperan que la v¨ªa se convierta alg¨²n d¨ªa de verdad en un tramo urbano y deje de ser una autopista, perdiendo carriles, ganando espacio para los peatones y con la llegada de los ansiados pasos de cebra que sustituyan a los t¨²neles subterr¨¢neos.
Mientras tanto, por las viviendas m¨¢s pegadas a la autov¨ªa piden en Idealista entre el 63% y el 82% por metro cuadrado de lo que solicitan aquellos con pisos a la venta en las calles de detr¨¢s, con menos problemas de ruido y coches. Si los comparamos con los precios de la capital, en estos pisos el metro cuadrado cuesta alrededor de la mitad.
Naima Sajit (52 a?os), cuidadora de ancianos, cuenta que se compr¨® su casa en el paso de Extremadura hace casi dos d¨¦cadas con la promesa del vendedor que iban a arreglar lo de la carretera. Pero nunca ha ocurrido, as¨ª que sufre desde su piso "en primera l¨ªnea de playa¡± todos los problemas que han ido relatando sus convecinos: ella y su hija sufren asma por una contaminaci¨®n que, encima, no les deja apenas ventilar la casa y ennegrece sus cortinas ¡°cada tres d¨ªas¡±; el ruido constante, que empeora con la lluvia, llega a crispar sus nervios ¡ª¡°Lo peor son los acelerones de las motos¡±¡ª; y ha sufrido varios robos a plena luz del d¨ªa: ¡°Me da miedo por mis hijas¡± [tiene dos, una en el instituto y otra en la universidad]. ¡°Solo pido que nos escuchen, porque vivimos en un infierno. Y porque yo me pregunto: ?por qu¨¦ le ponen el nombre de paseo de Extremadura si resulta que es una carretera? No me lo explico¡±.
Atascos, soterramientos y contaminaci¨®n
La soluci¨®n de soterrar, como la M-30, el tramo urbano de A-5 estuvo encima de la mesa durante el mandato del alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n (PP). Pero el Consistorio actual lo ha descartado por su alto coste y porque se trata de "desincentivar el uso del coche privado, no de esconderlo debajo de un t¨²nel", dijo hace dos semanas el concejal responsable del ?rea de Desarrollo Urbano Sostenible, Jos¨¦ Manuel Calvo.
Sin embargo, el PP sigue apostando por el t¨²nel. ¡°Abogamos por prolongar el soterramiento del paseo de Extremadura, por fases si quiere¡±, dijo el pasado septiembre el concejal del PP ?lvaro Gonz¨¢lez. La bajada de velocidad y los sem¨¢foros propuestos por el Gobierno municipal van ¡°a hacer una ratonera del paseo de Extremadura¡±, con m¨¢s y peores atascos, opin¨®.
Calvo, por su parte, vuelve a insistir: ¡°Nuestra prioridad son las personas, no los coches. No puede haber carreteras por las ciudades y reducir la entrada de veh¨ªculos privados a Madrid es una obligaci¨®n de un gobierno responsable, porque est¨¢ en juego la salud de la gente¡±.
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