La maduraci¨®n de Podemos
La moci¨®n de censura ha tenido ¨¦xito por el proceso de maduraci¨®n personal y pol¨ªtica de S¨¢nchez e Iglesias. La gesti¨®n de Podemos ha sido determinante
La pol¨ªtica, y m¨¢s en tiempos acelerados, tiene giros inesperados. Es lo que ha ocurrido con la moci¨®n de censura. Hace apenas dos semanas pocos apostaban por el futuro pol¨ªtico de Pedro S¨¢nchez. Las encuestas le eran desfavorables y su escasa presencia p¨²blica era vista como un s¨ªntoma de debilidad. Pero en apenas cinco d¨ªas ha pasado de ser considerado un perdedor, a ser investido presidente del Gobierno, una gesta sin precedentes en la pol¨ªtica espa?ola.
En realidad, lo ocurrido esta semana en el Congreso de los Diputados puede considerarse como una gran rectificaci¨®n, la de quienes al principio de la legislatura fueron incapaces de crear las condiciones para alumbrar la mayor¨ªa de Gobierno alternativa a la de Rajoy que ahora se ha demostrado viable. Si esta vez la moci¨®n ha podido prosperar, no es porque haya cambiado la aritm¨¦tica parlamentaria, sino el estado de ¨¢nimo y el posicionamiento de sus principales protagonistas. La sentencia del caso G¨¹rtel solo ha sido el catalizador de una nueva situaci¨®n. Lo determinante ha sido el proceso de maduraci¨®n personal y pol¨ªtica que ha llevado a Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias a evitar los errores que condujeron a la investidura de Rajoy.
El propio S¨¢nchez lo reconoci¨® con humildad en su discurso. Aludi¨® a los errores cometidos y pidi¨® disculpas. La traum¨¢tica experiencia de su defenestraci¨®n de la secretaria general del PSOE en octubre de 2016 y su recuperaci¨®n en unas dur¨ªsmas primarias en mayo pasado le han dotado de una resistencia y una densidad que no ten¨ªa al comienzo de la legislatura. La osad¨ªa y los reflejos que ha demostrado el l¨ªder socialista en esta ocasi¨®n han sorprendido a propios y extra?os.
Pero el ¨¦xito de la moci¨®n no puede explicarse sin la concurrencia de otro factor no menos importante: la maduraci¨®n de Podemos. Este partido ha tenido que madurar en 4 a?os lo que a otras formaciones les ha llevado d¨¨cades. Esto es algo que ha pasado m¨¢s desapercibido, pero las decisiones de Pablo Iglesias y su forma de gestionarlas han sido determinantes.
Iglesias hab¨ªa instado ya en varias ocasiones al PSOE a presentar una moci¨®n de censura contra Rajoy, la ¨²ltima al anunciar su apoyo a la moci¨®n socialista contra Cristina Cifuentes en la Asamblea de Madrid. Pero el mismo d¨ªa en que se conoci¨® la sentencia del caso G¨¹rtel Iglesias, con gran rapidez de reflejos, dijo que si S¨¢nchez presentaba una moci¨®n de censura, la apoyar¨ªa. Y cuando al d¨ªa siguiente el PSOE la anunci¨®, Iglesias proclam¨® enseguida que la apoyar¨ªa ¡°sin condiciones¡±.
Este ¡°sin condiciones¡± allanaba el camino para que los soberanistas hicieran lo mismo en aras a un com¨²n objetivo superior: echar a Rajoy. Y proporcionaba a S¨¢nchez un escudo protector frente a quienes, desde el interior de su partido o desde fuera de ¨¦l, trataran de obstaculizar la maniobra alegando que no se deb¨ªa hacer concesiones a los independentistas. Esta condici¨®n, y tambi¨¦n el veto a pactar con Podemos, abort¨® el primer intento de investidura de S¨¢nchez y le ape¨® de la secretar¨ªa general del PSOE en 2016. Casi dos a?os despu¨¦s, es revelador el nulo efecto que este argumento ha tenido, por mucho que el PP y Ciudadanos lo hayan esgrimido con insistencia. Y si dentro del PSOE hab¨ªa voces preocupadas por ello, en esta ocasi¨®n no se han o¨ªdo.
La segunda intervenci¨®n de Iglesias, tambi¨¦n decisiva, fue el anuncio de que si fracasaba la moci¨®n de S¨¢nchez, pactar¨ªa otra de car¨¢cter instrumental con Albert Rivera para convocar elecciones inmediatas. Al ¨²nico partido al que le interesaba este escenario era a Ciudadanos, pero el objetivo de Iglesias no era convocar elecciones sino disuadir al PNV de la tentaci¨®n de no apoyar la moci¨®n. Y result¨® del todo cre¨ªble.
Tanto S¨¢nchez como Iglesias han demostrado en esta ocasi¨®n habilidades y fortalezas pol¨ªticas que antes no ten¨ªan. La distensi¨®n entre ellos, explicitada en varias ocasiones durante el debate, muestra que tambi¨¦n han ganado en serenidad y autocontrol. Los dos saben ahora que, en esta coyuntura, uno no puede ganar si el otro fracasa. Y ambos tienen un inter¨¦s com¨²n: sacar el debate pol¨ªtico del bucle de la disputa identitaria, del choque de nacionalismos. El conflicto catal¨¢n se ha de abordar, por supuesto, y es prioritario encauzarlo hacia una v¨ªa de resoluci¨®n pol¨ªtica. Pero tanto el PSOE como Podemos saben que si quieren que la izquierda tenga alguna opci¨®n de ganar las pr¨®ximas elecciones, han de lograr que el debate pol¨ªtico bascule hacia el eje social e ideol¨®gico.
Cuando dos fuerzas que se disputan el mismo espacio electoral se ven abocadas a pactar han de afrontar con frecuencia un dilema insidioso: ?competir o cooperar? Para resolver este dilema, los l¨ªderes del PSOE y Podemos necesitar¨¢n de nuevo grandes dosis de madurez pol¨ªtica. Sus fuerzas est¨¢n muy igualadas: 5.443.846 votos para el PSOE en las ¨²ltimas elecciones (22,7%) por 5.087.538 para Podemos (21,15%). El bar¨®metro de mayo del CIS mantiene este equilibrio: 22% y el 19,6% respectivamente. En esta coyuntura y con estos datos, mejor cooperar que competir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.