El fr¨¢gil silencio del asesino de Laia
La autopsia revela que la menor de 13 a?os de Vilanova i la Geltr¨² muri¨® estrangulada
Francisco L¨®pez, de 42 a?os, regres¨® ayer esposado y custodiado al piso de toda la vida de sus padres. La reconstrucci¨®n de lo que pas¨® entre aquellas cuatro paredes entre las siete de la tarde del lunes, cuando desapareci¨® Laia, y las diez de la noche, cuando sus t¨ªos la encontraron muerta debajo de un colch¨®n, dur¨® todo el d¨ªa. La autopsia revel¨® que la menor, de 13 a?os, muri¨® estrangulada. Tambi¨¦n fue acuchillada y se investiga si pudo sufrir abusos sexuales. Mientras caminaba por el piso, Francisco no pudo m¨¢s y dijo que quer¨ªa hablar. Pero su abogada intervino para decirle que le conven¨ªa guardar silencio.
El presunto asesino de Laia, una ni?a con autismo, hac¨ªa un tiempo que se hab¨ªa mudado con sus padres, una familia conocida de Vilanova i la Geltr¨² (Barcelona), que viv¨ªa en el mismo edificio de los abuelos de la menor. Las cosas no le iban muy bien a Francisco. Escogi¨® el camino de la cocina, pero hab¨ªa tenido algunos tropiezos, negocios fallidos, deudas. ¡°Estuvo un tiempo en China¡±, explica P¨ªa, una joven que sol¨ªa coincidir con la madre de Francisco en un parque cercano y a la que esta contaba los vaivenes de la vida de su hijo.
A las puertas del bloque de pisos ocre se concentraron ayer decenas de vecinos rabiosos por el crimen. Entre ellos hab¨ªa alg¨²n antiguo compa?ero de instituto de Francisco, que le recordaba como una persona arrogante, agresiva y chulesca, con problemas con las drogas. Separado, con una hija adolescente, el hombre tuvo un divorcio ¡°no amistoso¡± con su exesposa, con denuncias por amenazas leves y una detenci¨®n por no responder a una citaci¨®n del juzgado.
A mediod¨ªa, cuando Francisco lleg¨® detenido al domicilio, los Mossos tuvieron que establecer un per¨ªmetro para contener a las personas que a voz en grito le insultaban y exig¨ªan un ajusticiamiento popular. ¡°?Que nos lo dejen a nosotros!¡±, clamaban. Un hombre subrayaba la vileza de Francisco por esperar a que su padre se fuese al hospital, donde su madre se encontraba ingresada a punto de morir ¡ªfalleci¨® ayer¡ª, para quedarse solo y atacar a la ni?a. En los corrillos, en las conversaciones telef¨®nicas cazadas a vuelo, en la cola de la panader¨ªa... solo se hablaba del asesinato de la menor.
Un tramo de escaleras
Laia se esfum¨® en el peque?o tramo de escaleras que hay entre el segundo piso, donde viven sus abuelos, y el primero, donde vive Francisco. Su padre la esperaba con el coche en la puerta, pero la menor nunca lleg¨® a salir del bloque de pisos. Sus familiares la buscaron a pie, en bicicleta, en coche. Movilizaron a las redes sociales, avisaron a los Mossos y a la Polic¨ªa Local... Hasta que concluyeron que no pod¨ªa haber salido del edificio. Primero registraron la casa de los abuelos por si se hab¨ªa escondido en alg¨²n recoveco. Despu¨¦s fueron puerta a puerta, preguntando a cada vecino.
El instinto les hizo sospechar de Francisco, del 1? 1?, que les recibi¨® en toalla, reci¨¦n duchado. Tard¨® en abrir, les rehu¨ªa... Veinte minutos despu¨¦s, los t¨ªos de la ni?a volvieron a llamar a su timbre. Sospechaban que aquel hombre ocultaba algo. Quer¨ªan asegurarse. Esta vez, Francisco tard¨® a¨²n m¨¢s en abrir. Ya vestido, repiti¨® que no sab¨ªa nada de la menor. Estaba nervioso, poco cooperador. Los t¨ªos empezaron a gritar el nombre de la ni?a desde el umbral de la puerta, el hombre se desencaj¨® y los t¨ªos acabaron entrando por las bravas. En una habitaci¨®n cerrada, donde hac¨ªa mucho calor, debajo de un colch¨®n que hab¨ªa sido movido hallaron el cad¨¢ver ya fr¨ªo de Laia.
Los gritos en el interior del piso se oyeron desde la calle. La Polic¨ªa Local lleg¨® a tiempo para evitar que los t¨ªos linchasen al presunto asesinado de su sobrina, y se llevaron detenido a Francisco. ¡°Todas las opciones sobre la motivaci¨®n est¨¢n abiertas¡±, explic¨® el jefe de la Divisi¨®n de Investigaci¨®n Criminal (DIC) de los Mossos, Toni Rodr¨ªguez, que desmenuz¨® las tres horas de b¨²squeda de la menor. Francisco no ten¨ªa cuentas pendientes con el entorno de Laia. Los Mossos desconocen si el hombre planific¨® el crimen o lo improvis¨®.
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