La guerra era eso
David Douglas Duncan fue uno de los grandes maestros de la c¨¢mara que ha contado la guerra sin contemplaciones
Dedic¨® varios fotolibros al pintor del Guernica, pero David Douglas Duncan fue m¨¢s que el retratista de una publicitada felicidad conyugal del artista. Fue uno de los grandes maestros de la c¨¢mara que ha contado la guerra sin contemplaciones. La cont¨® con piedad fraterna. DDD, su nombre en el frente y entre sus colegas, contribuy¨® de manera decisiva a poner el foco en los soldados, en su desamparo y en la crudeza de las contiendas. A su muerte, la semana pasada, advierto que sus im¨¢genes de guerra recuerdan de manera poderosa algunas de las pel¨ªculas sobre Corea y Vietnam que ahora son cl¨¢sicos contempor¨¢neos del cine. Se deber¨ªan ver m¨¢s.
Alistado como marine en la II Guerra Mundial, all¨ª se forj¨® como fot¨®grafo, incluso luchando, a pesar de que pocas veces lo hagan los fot¨®grafos de combate. Al terminar la guerra, lo contrat¨® Life, una de las grandes revistas ilustradas que entonces hac¨ªan el papel de la televisi¨®n, contando el mundo en im¨¢genes. Duncan hab¨ªa cubierto para el ej¨¦rcito americano la batalla de Okinawa y la rendici¨®n japonesa, y a partir de entonces ser¨ªa fotoperiodista. Cubri¨® el final del Raj brit¨¢nico en la India y diversos conflictos. Hasta que empez¨® la guerra de Corea. Fue all¨ª donde DDD dio forma a su po¨¦tica visual, cruda y humanista, antibelicista.
Su primer fotolibro estuvo dedicado a recopilar lo que hab¨ªa visto en Corea. Tras publicarlo en la revista, quiso otra dimensi¨®n, una narrativa m¨¢s contundente. This is war! (Es la guerra, 1951), dejaba claro, desde el pr¨®logo, cu¨¢les eran sus motivos como fot¨®grafo: ¡°El deseo es mostrar algo de lo que un hombre debe soportar cuando su pa¨ªs decide ir a la guerra. Quer¨ªa mostrar lo que la guerra hace a un hombre¡ Quer¨ªa contar la historia de la guerra, lo que la guerra ha sido siempre para los hombres. Solo las armas, el terreno, las causas han cambiado¡±. Lo present¨® de manera radicalmente distinta a c¨®mo lo hab¨ªa presentado Life. Dividi¨® el libro en tres secciones, acompa?adas de sus propios textos apasionados y penetrantes que son tanto un retrato de sus compa?eros soldados como de ¨¦l mismo.
Se dice de ¨¦l que recordaba a todos los soldados que fotografi¨®, sus nombres y las conversaciones. Una de sus fotos emblem¨¢ticas, entre tantas, en la guerra del Vietnam, muestra a unos soldados conversando en un atardecer humeante, tenebroso, en un blanco y negro feroz. El soldado en pie, apoyado en la bayoneta, habla con otros tres que est¨¢n sentados en una trinchera o similar. Tras ellos, unas cajas de madera semiabiertas, no se sabe qu¨¦ son. La imagen dialoga con los fotogramas del film de Francis Coppola Apocalypse Now (1979). El blanco y negro de DDD se ha transformado en la pantalla en el color oper¨ªstico del director de fotograf¨ªa Vittorio Storaro, pero los dos tipos de im¨¢genes cuentan algo con la misma crudeza.
Tambi¨¦n Stanley Kubrick, el mismo fot¨®grafo en su juventud, estudi¨® a fondo las fotos de guerra de Duncan para La chaqueta met¨¢lica (1988). Para entonces, DDD ya hab¨ªa tomado otros rumbos fotogr¨¢ficos. La guerra del Vietnam fue un antes y un despu¨¦s, para ¨¦l como para tantos. Se opuso a la pol¨ªtica informativa de su gobierno, que le vet¨®. Sus fotos, recogidas luego en dos libros, I protest (Protesto, 1968) y War without heroes (Guerra sin h¨¦roes, 1970), fueron su adi¨®s, muy cr¨ªtico. Y a partir de entonces, encontr¨® en la calle el reporterismo que deseaba plasmar. Self-Portrait: USA (Autorretrato, 1969) contiene en su mismo t¨ªtulo la variedad de su talento, su fusi¨®n con sus im¨¢genes hasta el punto de ser su propio retrato.
En paralelo, desde los cincuenta, y gracias a su amigo Robert Capa, conoci¨® a Picasso en la Costa Azul, que le abri¨® su casa durante a?os. El pintor, gran publicista de s¨ª mismo, supo valorar aquel fot¨®grafo que conoc¨ªa tan bien la guerra, en la que ¨¦l nunca hab¨ªa participado. Y as¨ª, DDD empez¨® y termin¨® con famosos. Cuando era un estudiante de arqueolog¨ªa aficionado a la c¨¢mara, fotografi¨® un incendio en Tucson: un hombre con una maleta que sal¨ªa de un hotel. Llev¨® el carrete al peri¨®dico local y result¨® que el hombre era Dillinger, el g¨¢ngster. Las fotos fueron prueba policial pero no se imprimieron, luego se perdieron y pasaron a la historia. Dieron al joven su primer trabajo como fot¨®grafo en la prensa local.
Hasta que se alist¨® en la guerra. Batallas y grandes panor¨¢micas, que acompa?¨® con instant¨¢neas ¨ªntimas de soldados, sus ¨²ltimos adi¨®s en grafitis urgentes: Tu casa est¨¢ donde te caes muerto. Gracias por contarlo, DDD.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF
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