La eficacia de los gestos
S¨¢nchez necesita para obtener nota conseguir que los dos grandes problemas del momento, las desigualdades y Catalu?a, dejen de ser tab¨²
Desde la formaci¨®n de Gobierno hasta los primeros pasos pol¨ªticos el presidente S¨¢nchez ha lanzado efectistas mensajes de cambio. Se habla de pol¨ªtica de gestos. Dando as¨ª a entender que un Gobierno construido sobre una mayor¨ªa muy precaria est¨¢ condenado a tener muchas dificultades para pasar de las palabras a los hechos. Las buenas se?ales que emite se las puede llevar el viento parlamentario. Pero los gestos definen intenciones, comprometen, marcan diferencias ideol¨®gicas, obligan a los dem¨¢s a pronunciarse y pueden tener cierto car¨¢cter performativo.
En realidad, ya han dado un mensaje: el PSOE ha vuelto, distinto y con voluntad de durar. La pol¨ªtica est¨¢ en una fase de mutaci¨®n y los valores suben y bajan con suma facilidad. Cualquier percance puede dar la vuelta a la situaci¨®n y el PSOE encontrarse chocando contra un muro. Pero el primer paso ha sido efectivo: ha apostado por una cultura pol¨ªtica distinta, en que las mujeres marquen la evoluci¨®n hacia unas maneras de hacer menos autoritarias y broncas, en que el rechazo al otro y la construcci¨®n de chivos expiatorios sea sustituida por el reconocimiento y el respeto. Con voluntad de tener voz en Europa sin complejos y con el list¨®n de exigencia alto, sin margen para eludir responsabilidades (como se ha visto con la fulminaci¨®n de M¨¤xim Huerta). Son solo se?ales pero se nota un cambio de clima que est¨¢ obligando a los dem¨¢s adaptarse. Aunque en algunos gestos se aprecie excesivamente la mano del asesor de comunicaci¨®n de turno. Pedro S¨¢nchez ha pagado la frivolidad de tratar la Cultura como territorio para experimentos graciosos.
Las desigualdades ¡ªque no son solo una cuesti¨®n econ¨®mica, sino social, cultural y de civilizaci¨®n¡ª, el conflicto catal¨¢n y la depresi¨®n de una Europa desnortada son las tres cuestiones de fondo sobre las que girar¨¢ el futuro inmediato. Todas ellas requieren tiempo, tenacidad y capacidad de entendimiento, tres cosas que chocan con el calendario vigente. Pero marcar referencias es una manera de empezar.
Y creo que ha arrancado bien en un tema tan delicado como el de la inmigraci¨®n. De momento, el impacto del caso Aquarius ha sido efectivo y no ha quedado en un simple gesto: est¨¢n en marcha decisiones que apuntan voluntad de hacer las cosas de otra manera.
El impacto: el caso Aquarius ha sido la entrada del presidente S¨¢nchez en la escena europea. Y llega con perfil definido a la cumbre de finales de junio. En un momento especialmente pastoso, en que las pol¨ªticas de rechazo van ganando adeptos en la Uni¨®n, ante el silencio culpable de los discrepantes, el gesto de S¨¢nchez deber¨ªa obligar a reabrir el debate en una Europa que ha fracasado en esta cuesti¨®n crucial. Como han escrito un grupo de personalidades francesas encabezadas por Edgar Morin: ¡°La ausencia de una elecci¨®n pol¨ªtica clara entre la hospitalidad (acogida digna y segura, estudio caso por caso sin obscenos condicionantes en la selecci¨®n) y la hostilidad (represi¨®n brutal y criminalizaci¨®n progresiva de las personas y de los que les ayudan) es patente¡±. Y a?ado: vienen ganando los hostiles que pueden llevarse la idea fundacional de Europa por delante y no se hace nada para frenarlos. Se abre una oportunidad. Sobre todo si la ciudadan¨ªa se va dando cuenta de que no son los inmigrantes los culpables del malestar, sino unas pol¨ªticas econ¨®micas que no hacen m¨¢s que agrandar la brecha social. Y que convirtiendo en chivo expiatorio al que viene fuera los gobernantes solo pretenden blanquear sus pol¨ªticas.
Lo interesante es que el gesto Aquarius va acompa?ado de hechos. El Gobierno persiste: el Ministerio del Interior se plantea retirar las cuchillas de las vallas de Ceuta y Melilla, construidas por Aznar y reforzadas por Zapatero. La crueldad no deber¨ªa formar parte del repertorio de un Estado. Y no queda aqu¨ª: se habla ya de la suspensi¨®n del retorno en caliente de los inmigrantes a su pa¨ªs de origen. Una barbaridad de desprotecci¨®n jur¨ªdica que lleva marca PP.
El presidente S¨¢nchez marca terreno. Probablemente el secreto de su mandato est¨¦ en encontrar el punto ¨®ptimo entre la definici¨®n de un programa de largo recorrido y su dif¨ªcil concreci¨®n pr¨¢ctica en la debilidad parlamentaria en que se encuentra. Para obtener nota necesita, sin embargo, conseguir que los dos grandes problemas del momento, las desigualdades y Catalu?a, dejen de ser tab¨².
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