¡°Tienen todo mi miedo¡±
S¨ªlvia Gallart, trabajadora de una ONG, en Ripoll, recibe ayuda psicol¨®gica tras salvarse de ser arrollada por la furgoneta
¡°No s¨¦ decirte cu¨¢nto tiempo estuvimos abrazados llorando. Si fueron 10 segundos o 10 minutos. O si nos ca¨ªmos o no. No lo s¨¦. Pas¨® todo muy r¨¢pido y en cambio lo recuerdo a c¨¢mara lenta. ?bamos caminando por La Rambla, a la altura de Pintor Fortuny, y le coment¨¦ a Llu¨ªs, mi marido, algo de unas flores. O¨ª entonces un ruido extra?o. Levant¨¦ la cabeza y vi a personas volando. De pronto, la gente se abri¨® y de entre medio apareci¨® la furgoneta que ven¨ªa hacia nosotros, haciendo eses, en zigzag, como buscando a grupos de personas. Pens¨¦: ¡®Aqu¨ª se acaba todo. De esta no sales¡¯. Empuj¨¦ a Llu¨ªs a un lado ¡ª¡°?Qu¨¦ pasa?¡±, me grit¨®¡ª y la furgoneta pas¨® a un metro de m¨ª, como una exhalaci¨®n. El cerebro seleccion¨® dos ruidos que me despertaron muchas noches: la aceleraci¨®n del motor y el escalofriante impacto de los atropellos. Ahora ya no.
El impacto al saber que los terroristas eran de Ripoll
S¨ªlvia Gallart (Barcelona, 1963), vive en Campelles y coordina una ONG en Ripoll. Sufri¨® una conmoci¨®n cuando supo que los terroristas eran de esa ciudad. ¡°No los conoc¨ªa pero formaban parte del mismo tejido social. Ten¨ªan mucha participaci¨®n en la sociedad ripollesa¡±, apunta. Por su trabajo, S¨ªlvia trata con familias de origen magreb¨ª aunque con ninguna de las afectadas al no necesitarlo. ¡°Como con todo, hay que tener criterio. Los culpables son quienes atentaron y no toda la comunidad¡±, afirma revelando que Ripoll trabaja en un modelo de convivencia. ¡°Poco a poco las heridas se tienen que ir cerrando. Un a?o no es tanto tiempo. Hace falta trabajo por parte de todos, que sea lento pero real. Hay que dar con un buen modelo que asiente que somos una sociedad que puede vivir en paz¡±.
Tuvimos suerte de que cogimos el momento del volantazo del conductor. No le vi. Para m¨ª es solo una sombra. Luego el abrazo con Llu¨ªs y gente tirada por el suelo y charcos de sangre. Y detr¨¢s ¡ª¡°No mires, no mires¡±, me rog¨®¡ª la misma escena. Recuerdo a un urbano corriendo con pistola en mano, en direcci¨®n al terrorista, diciendo: ¡®A cubierto, a cubierto¡¯. Creo que la furgoneta golpe¨® a un chico que estaba a mi lado. Me parece que muri¨®. En ese momento, con las piernas y manos temblando, llam¨¦ a mi hija Laia que estaba con una amiga en el Starbucks de la plaza de Catalunya. Ni me acordaba de su n¨²mero y tuve que mirar los contactos. No se hab¨ªa enterado. ¡®No te muevas. Ha habido un atentado. Hay muchos muertos¡¯, le dijimos. Subimos por Portal de l¡¯?ngel y un ruido provoc¨® una estampida de gente. Nos refugiamos aterrorizados en un portal. El miedo sal¨ªa por los poros. Llegamos desencajados hasta la tienda Desigual donde estaba Laia junto a un agente de seguridad que nos esperaba.
Nos juntamos unas treinta personas. Una chica inglesa no paraba de llorar bajo unas escaleras. Los trabajadores se portaron muy bien: nos dieron agua y cargadores de m¨®viles. Tengo pendiente ir a darle las gracias a la encargada. Nos enviaron al s¨®tano, a la planta dedicada al hogar. Est¨¢bamos destemplados y nos dejaron toallas y albornoces para abrigarnos. Fueron horas de mucha angustia. Ten¨ªamos cobertura y se dec¨ªa que hab¨ªa un secuestrador con rehenes en un bar. Llegaron fotos y v¨ªdeos... y saber que los terroristas eran de Ripoll. All¨ª trabajo en una ONG.
¡°La furgoneta pas¨® a un metro de m¨ª y pens¨¦: ¡®Aqu¨ª se acaba todo¡¯¡±
Salimos de la tienda sobre las 21.15 y la imagen de la plaza de Catalunya fue impactante: siempre est¨¢ llena de vida y estaba limpia. S¨®lo hab¨ªa coches de mossos con sus luces azules y las naranjas de las ambulancias. Y el ¨²nico sonido las sirenas y el flap-flap de los dos helic¨®pteros en suspensi¨®n. Cuando enfilamos la Rambla Catalunya, hubo otra estampida y nos refugiamos en la antesala de una tienda. Apretamos tanto contra la puerta met¨¢lica que pens¨¦ que se romper¨ªa. Mi hija grit¨®: ¡®?Mama! ?Nos matar¨¢n a todos!¡¯ Es que entonces no sab¨ªamos nada. Llu¨ªs la calm¨®. La Rambla de Catalunya se llen¨® de sandalias y chancletas esparcidas que la gente perdi¨® al huir. Nos cost¨® encontrar un taxi pero al final llegamos a Sant Andreu donde viven mis padres.
¡° Me duele estar triste. Me siento mal porque estamos vivos y hay mucha gente que lo ha perdido todo
Ten¨ªamos el coche aparcado en el Marem¨¢gnum y lo recuperamos por la ma?ana. Barcelona estaba desierta, vac¨ªa, muerta. Antes, cu¨¢ndo habl¨¢bamos de terrorismo, yo dec¨ªa: ¡®No tendr¨¢n mi miedo¡¯. Me equivoqu¨¦: lo tienen todo y m¨¢s. No me gust¨® el lema de No tenim por. Es que yo ten¨ªa terror. La reacci¨®n fue espont¨¢nea y bonita con el homenaje de las flores. Fue una forma de exorcizarlo porque segu¨ªa flotando en el aire. Soy de Barcelona y me encanta La Rambla. Me encantaba pero ahora la esquivo. Volver¨¦ pero ya no es lo que era. No es aquel r¨ªo de vida: pienso en una alfombra de muertos.
Soy de Barcelona y me encanta La Rambla. Me encantaba pero ahora la esquivo. Volver¨¦ pero ya no es lo que era"
Solo he vuelto en octubre a cerrar el c¨ªrculo y a despedirme de las v¨ªctimas. Aquel d¨ªa empez¨® feliz para todos. Nosotros hab¨ªamos ido al Museo de Historia de Catalunya, comido marisco, nos detuvimos un momento delante del Liceo. Y acabamos todos compartiendo momentos terribles. He dejado de hacer cosas: Ahora, por ejemplo, huyo de las aglomeraciones. Viv¨ª el carnaval con angustia y en mayo no fui a las Fiestas Mayores de Ripoll. Sufro m¨¢s por mis hijos. Vivimos una experiencia muy pr¨®xima a la muerte. Voy al psic¨®logo una vez a la semana y me duele estar triste. Me siento mal porque estamos vivos y hay mucha gente que lo ha perdido todo: padres, hermanos, hijos. Pienso en el chico de mi lado. La muerte pasa por tu lado, no te elige y te da una segunda oportunidad. Se te modifican los par¨¢metros. Hay que aprender a valorar las cosas peque?as porque igual sales de casa y no vuelves. ?El car¨¢cter? No, no me ha cambiado pero me dicen que antes sonre¨ªa mucho y ahora no. Y eso es verdad. Espero recuperar la sonrisa bien pronto¡±.
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