El ¡®ferragosto¡¯ de la Generalitat
El 'proc¨¦s' cada vez se asemeja m¨¢s a la pol¨ªtica de siempre, con el ex¨®tico hecho diferencial del recurso al radicalismo verbal
El mes de agosto viste de invierno en lo que la actividad pol¨ªtica catalana se refiere. Es como si el emperador Augusto y sus consejeros, incapaces de respetar el ferragosto, cada d¨ªa estuvieran dispuestos a desvelar a la ciudadan¨ªa nuevas pistas de esa rep¨²blica que dibuja el independentismo en el horizonte y que, en lo inmediato, no tiene nada que envidiar a lo que ofrece cualquier vetusta monarqu¨ªa.
Cada d¨ªa que pasa hay un nuevo af¨¢n, peque?os anticipos que permiten intuir hacia d¨®nde va el viaje. A la suspensi¨®n de un pleno del Parlament en julio por desacuerdo entre los grupos independentistas ¡ªdebido a una ¡°l¨ªnea roja¡± llamada Puigdemont¡ª, se ha sumado en agosto un nuevo veto a la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n para averiguar si los Mossos d¡¯Esquadra espiaron a medio centenar de pol¨ªticos, periodistas y abogados contrarios al proc¨¦s. Cierto es que, comparado con la actuaci¨®n de las cloacas del Estado central respecto al soberanismo catal¨¢n, la cosa es caza menor, pero no deja de ser una se?al de que tal vez con una buena estructura de Estado surgir¨ªan por doquier disc¨ªpulos aventajados del ex ministro de Interior Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz.
La democracia se demuestra andando y el art¨ªculo 67.3 del reglamento del Parlament es claro cuando asegura que se debe crear una comisi¨®n cuando lo soliciten una tercera parte de los diputados ¡ªlo piden 65 de 135¡ª o tres grupos parlamentarios y lo han hecho Ciudadanos, PSC, Catalunya en Com¨² y el PP. O sea que en este caso la cosa va de falta de democracia y de transparencia. Y eso es lo que tambi¨¦n falta en la pugna por el control de TV3 y Catalunya R¨¤dio que est¨¢n librando Junts per Catalunya y Esquerra. Los trabajadores lamentan la existencia de ¡°acuerdos privados para repartirse TV3¡± y que siga pendiente la reforma de la ley de la Corporaci¨®n Catalana de Medios Audiovisuales pactada hace m¨¢s de un a?o.
<TB>La batalla por el control de los medios p¨²blicos en Catalu?a se asemeja a las habidas en la denostada Espa?a. Es como si en cada acto cobrara vida esa vieja pol¨ªtica que una parte del independentismo asegura detestar. Como recuerdan los trabajadores de TV3, lo que sucede no deja de ser una vulgar ¡°pugna partidista¡±.
Los horizontes van perdiendo su halo ¨¦pico en cada colada. El proc¨¦s cada vez se asemeja m¨¢s a la pol¨ªtica de siempre, con el ex¨®tico hecho diferencial del recurso al radicalismo verbal. El uso de expresiones como ¡°ventana de oportunidad¡±, ¡°no renuncia a la v¨ªa unilateral¡± o ¡°mandato del 1 de octubre y del 21 de diciembre¡± forman parte del universo sem¨¢ntico-mist¨¦rico que manejan los ex¨¦getas Puigdemont y Torra. Entre tanta confusi¨®n de liturgias no tiene nada de extra?o que los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica se reivindiquen como guardianes de la ortodoxia y pidan por medio de ocupaciones y manifestaciones que el Gobierno catal¨¢n desobedezca las leyes o dimita. Era lo prometido. Y algunos se han cansado de que la Rep¨²blica catalana sea un estado mental, m¨¢s all¨¢ de los juegos terminol¨®gicos que les brindan los ¨¦mulos dom¨¦sticos del obispo Berkeley.
Vivir en Barcelona es un 25% m¨¢s caro que en la media de las ciudades espa?olas. Catalu?a es una naci¨®n donde el 25% de los asalariados cobra menos de mil euros al mes. Esos dos datos recientes ser¨ªan suficientes para evitar que los grandes temas sociales queden fiados al tsunami que comportar¨¢ ¡ªseg¨²n ellos¡ª la independencia. De momento y a modo de vi¨¢tico prosaico, los ex consejeros refugiados en B¨¦lgica con el president Puigdemont gozan de un mullido coj¨ªn salarial. El ¨²ltimo de ellos es el ofrecido a Llu¨ªs Puig, ex titular de Cultura, que cobrar¨¢ 85.000 euros anuales por promover la cultura catalana desde Bruselas.
La gran cualidad del procesismo ha consistido en revestir de solemne estrategia lo que no pasa de ser t¨¢ctica vulgar. Y todo para mantener el poder. En esa l¨ªnea, el president Torra trata ahora de aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2019. Con Artur Mas y con Puigdemont en la presidencia, las cuentas eran tan fundamentales para poner en marcha las ¡°estructuras de Estado¡± y cimentar el camino a la independencia que incluso la cr¨ªtica CUP les dio su apoyo. Ahora Torra persigue la misma suerte con el poder de la palabra como arma, contando con la fe de sus seguidores.
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