Churchill, ratafia y un festival folk

En cuanto Carles Puigdemont design¨® a Quim Torra como su candidato a presidir la Generalitat, empezaron a desempolvarse sus art¨ªculos de corte xen¨®fobo y antiespa?ol. Un sambenito que el presidentarrastra hasta hoy; una especie de prisma a trav¨¦s del cual sus rivales pol¨ªticos ¡ªespecialmente Ciudadanos¡ª intentan explicar toda su acci¨®n pol¨ªtica.

Torra no se ha descolgado de pronunciamientos duros contra el ¡°Estado espa?ol¡± y contra cierta forma ¡°castellana¡± de hacer las cosas, a la que culpa de los problemas de Catalu?a. En privado, sin embargo, es una persona que empatiza con los dramas ajenos. Lejos de los focos, sin embargo, se ha reunido con grupos de inmigrantes sin papeles y de manteros. La situaci¨®n de los exconsejeros en prisi¨®n preventiva, adem¨¢s de un caballo de batalla, es un tema que le duele profundamente en lo personal.

Tras superar la prueba de la formaci¨®n del Govern, el president inaugur¨® su agenda exterior en el Smithsonian Festival, en Washington, en el que estaban invitados Catalu?a y Armenia. Se trataba de un acto cerrado hac¨ªa meses, pero al que Torra quiso dar gran relevancia no solo por poner el foco en la cultura catalana, sino por ser una plaza medi¨¢tica dif¨ªcil de rechazar. All¨ª se enfrent¨® con el embajador Pedro Moren¨¦s, que le espet¨® en un discurso que no hay presos pol¨ªticos en Espa?a. Torra y su comitiva, indignados, abandonaron el recinto. Pese a estar en la ciudad que re¨²ne el poder de los Estados Unidos, el president no tuvo pr¨¢cticamente m¨¢s agenda, lo cual pone de relieve las dificultades del independentismo para lograr perforar la opini¨®n norteamericana.

La preservaci¨®n de la cultura y la memoria catalanas es una de las obsesiones de Torra. Llena sus intervenciones p¨²blicas con citas de autores catalanes, una labor en la que a veces le ayuda la consejera de Cultura y exdirectora de la Instituci¨® de les Lletres Catalanes, Laura Borr¨¤s. Antes de ser president y de trabajar en la Generalitat ¡ªdurante el mandato de Puigdemont fue director del think tank Centro de Estudios Contempor¨¢neos¡ª fue el director del Centro Cultural del Born, un lugar al que bautiz¨® ¡°el punto cero del independentismo¡±. De ah¨ª que en su agenda abunden actos reivindicativos de la historia catalana. Ha puesto de moda la ratafia, un licor de hierbas que prepar¨® y envi¨® a los politicos que tienen cuentas pendientes con la justicia espa?ola. En su primera reuni¨®n con el presidente Pedro S¨¢nchez le llev¨® una botella.

Un simbolismo que tambi¨¦n ha impregnado otras facetas de su mandato. En la solapa de su americana suelen suceder cosas noticiables. Por ejemplo, no se quita un lazo amarillo, bastante m¨¢s grande y llamativo que el del resto de compa?eros de Ejecutivo. Sin ir m¨¢s lejos, el pasado jueves, durante los actos de conmemoraci¨®n de los atentados, llevaba una chapa del exconsejero Joaquim Forn.

La m¨¢s pol¨¦mica, sin duda, ha sido la imagen de Winston Churchill que exhibi¨® durante la asamblea del PDeCAT en la que Puigdemont desbanc¨® a Marta Pascal. Torra asegur¨® que la llevaba porque consideraba que el exprimer ministro brit¨¢nico hab¨ªa sido muy exitoso al transmitir coraje a sus gobernados durante la II Guerra Mundial, algo que le gustar¨ªa emular. Pero la CUP le afe¨® el gesto, al considerar que Churchill "oprim¨ªa pueblos".