Migraci¨®n, geograf¨ªa y desertizaci¨®n
Los expertos en poblaci¨®n piden medidas pol¨ªticas efectivas que contribuyan a paliar los fen¨®menos de la migraci¨®n, la baja natalidad y la desertizaci¨®n rural
S¨ª, la poblaci¨®n espa?ola est¨¢ envejeciendo porque la esperanza de vida se alarga y cada vez nacen menos ni?os. S¨ª, hay zonas del ¨¢mbito rural que est¨¢n sufriendo un proceso de desertizaci¨®n. S¨ª, la incipiente salida de la crisis ha devuelto a Espa?a al saldo positivo de la migraci¨®n, con m¨¢s llegadas que salidas de personas. Todos estos fen¨®menos est¨¢n marcando el futuro de la sociedad de este pa¨ªs, pero a juicio de Dolores S¨¢nchez, presidenta del Grupo de Poblaci¨®n de la Asociaci¨®n de Ge¨®grafos Espa?oles (AGE), intr¨ªnsecamente, no son buenos ni malos. Depende de que los pol¨ªticos tomen ¡°medidas que decidan qu¨¦ modelo de pa¨ªs queremos tener en el futuro¡±.
S¨¢nchez ha participado en el Congreso de Poblaci¨®n Espa?ola que ha organizado la Universidad de Alicante (UA). En ¨¦l, se ha abordado, por primera vez, ¡°la reconfiguraci¨®n que ha tenido lugar tras la recuperaci¨®n econ¨®mica que ha sucedido a la crisis¡±. El panorama que han dejado 10 a?os de emergencia econ¨®mica que los ge¨®grafos prefieren llamar ¡°cambio socioecon¨®mico¡±, ya que ha dejado a los ciudadanos de todo el planeta en un lugar peor que el que ocupaban antes de la ca¨ªda de Lehman Brothers, acaecida hace ahora justo una d¨¦cada.
Seg¨²n S¨¢nchez, hay diferentes variables que dibujan el nuevo mapa humano espa?ol. Baja fertilidad, nuevos flujos migratorios y despoblamiento del ¨¢rea rural. Y todos est¨¢n entrelazados. Antes del estallido de la crisis, la inmigraci¨®n no paraba de crecer. La poblaci¨®n espa?ola no dejaba de aumentar. Y los n¨²meros de natalidad y mortalidad comenzaban a cuadrar en un pa¨ªs al que le cuesta tener hijos y con la segunda esperanza de vida m¨¢s alta del planeta. Sin embargo, ¡°con la crisis se fren¨® la inmigraci¨®n y comenz¨® un proceso de expulsi¨®n, no tanto de espa?oles como de extranjeros¡±. Este proceso se ha revertido de nuevo. ¡°Ahora estamos volviendo a tener una ganancia neta¡±, es decir, viene m¨¢s gente de la que se va.
Seg¨²n los expertos, los que vuelven no son los espa?oles que salieron. Que tampoco fueron tantos. Joaqu¨ªn Reca?o, profesor de Geograf¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona¡±, apunta que ¡°el 88% de los espa?oles que se contabilizaron como migrantes eran, en realidad, extranjeros que hab¨ªan conseguido la nacionalidad espa?ola¡±. Este grupo poblacional aprovech¨® ¡°el estatus residencial para emigrar a otros pa¨ªses¡±. Pero la situaci¨®n se ha revertido. Est¨¢n de vuelta, con dos cambios significativos. ¡°Se ha apreciado un aumento de inmigrantes procedentes del Magreb, especialmente de Marruecos¡±, se?ala Reca?o. ¡°Y tambi¨¦n se percibe la respuesta a la emergencia econ¨®mica de Venezuela, un pa¨ªs cuyos ciudadanos no necesitaban visados hasta ahora para viajar, porque no ten¨ªan tradici¨®n¡±. Pero que, ahora, protagonizan un flujo migratorio incesante.
El regreso de la poblaci¨®n extranjera aporta mano de obra y aumenta la natalidad. Pero Dolores S¨¢nchez avisa de que debemos saber ¡°c¨®mo impedir que se formen guetos o zonas de riesgo de exclusi¨®n y en ¨¢mbitos urbanos¡±. Mientras la crisis devoraba el tejido socioecon¨®mico nacional, ¡°la p¨¦rdida de poblaci¨®n extranjera contribuy¨® a obviar este asunto, pero con la recuperaci¨®n, hay que abordarlo, porque de lo contrario se generan tensiones sociales y se favorece el auge de discursos populistas y de ultraderecha¡±, como est¨¢ sucediendo en buena parte del continente. ¡°Se habla mucho de la integraci¨®n y del multiculturalismo, pero lo cierto es que tambi¨¦n se necesitan pol¨ªticas que ayuden a evitar los guetos¡±. La fricci¨®n no se da tanto con los que llegan, sino con sus hijos, ¡°que ya son espa?oles pero que no se sienten identificados ni con su origen ni con su pa¨ªs¡±.
La inmigraci¨®n, adem¨¢s, es imprescindible para fortalecer la base de la pir¨¢mide de edad, un ¨ªdolo de barro que adelgaza por abajo y se robustece por arriba. ¡°Debemos preguntarnos por qu¨¦ en Francia la media es de dos hijos y en Espa?a apenas llegamos a 1,2¡±, sostiene S¨¢nchez. De hecho, ¡°hemos llegado al punto en el que la gente ya se plantea que es mejor no tener hijos¡±. ¡°Naturalmente, hacen falta medidas que favorezcan la constituci¨®n de una familia y la conciliaci¨®n laboral¡±, contin¨²a, ¡°pero el diagn¨®stico es m¨¢s f¨¢cil que el desarrollo del tratamiento. Nuestro reto es pasar del diagn¨®stico a la acci¨®n¡±.
Si los espa?oles ¡°no aportamos habitantes, otros lo har¨¢n¡±. Pero en este punto, nos topamos con una paradoja, en su opini¨®n. ¡°La Uni¨®n Europea est¨¢ lanzando mensajes contradictorios. Por un lado, no quiere gente de fuera. Por otro, sabe que necesita gente de fuera¡±. S¨¢nchez insiste: ¡°Nos preocupa tanto el crecimiento desmedido en otras zonas del mundo, como el ?frica subsahariana, como el nulo crecimiento que tenemos en nuestro entorno¡±. Y frente a las pol¨ªticas de contenci¨®n de fronteras, ¡°tendremos que ver con normalidad que la poblaci¨®n que evite el envejecimiento de nuestra sociedad venga de otros ¨¢mbitos¡±. Entre otras cosas, ¡°porque no se pueden poner barreras a ?frica teniendo en cuenta el diferencial de poblaci¨®n existente, que ejerce una presi¨®n que no se detendr¨¢ ma?ana¡±, advierte la experta.
Esta apertura de puertas ofrecer¨ªa la posibilidad de potenciar la rehabilitaci¨®n de las zonas rurales despobladas. ¡°El despoblamiento de las ¨¢reas rurales de interior comienza a sufrir procesos muy urgentes. No parece que haya posibilidad de retorno. Los municipios poblados por ancianos desaparecer¨¢n¡±, alerta S¨¢nchez. Durante la eclosi¨®n del ladrillo, en la ¨¦poca de vacas gordas, ¡°la poblaci¨®n se agrup¨® sobre todo en las ¨¢reas urbanas. Pero tambi¨¦n rejuvenecieron las zonas rurales menos remotas, las m¨¢s cercanas a las grandes ciudades¡±. Pero el incipiente proceso de expansi¨®n de los extrarradios se trunc¨® y el rebrote econ¨®mico, de momento, no pasa por aqu¨ª. ¡°Ni los espa?oles ni los extranjeros quieren vivir sin servicios, como supermercados, centros de salud o colegios¡±, subraya la ge¨®grafa. ¡°Y sin medidas pol¨ªticas realmente encaminadas a revertir esta desertizaci¨®n, no hay soluci¨®n¡±.
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