¡°El Rastro antes era de artesanos. Hoy es un rastrillo¡±
Alegr¨ªa Fern¨¢ndez, la vendedora m¨¢s longeva del Rastro, ha visto mutar a lo largo de m¨¢s de cinco d¨¦cadas este micromundo particular
Tiene 94 a?os y suma ya m¨¢s de cinco d¨¦cadas vendiendo en la misma esquina del Rastro. Lleva vaqueros modernos, una camiseta negra de manga larga y dos collares de perlas. Se mantiene de pie frente a sus cuadros ¡ªpaisajes, flamencas, toreros, pueblos de mar¡ª y habla con quien se detiene a mirarlos. ¡°?Le gusta alguno? Los peque?os valen 10 euros; los grandes, 25¡±. La mayor¨ªa de quienes se paran son extranjeros y Alegr¨ªa chapurrea con ellos en ingl¨¦s. ¡°Son originales, soy yo la pintora¡±, les dice.
?Cu¨¢ndo empez¨® a vender en el Rastro?
Hace m¨¢s de cinco d¨¦cadas, en cuanto naci¨® mi segunda hija [que tambi¨¦n se llama Alegr¨ªa], me puse en esta esquina a vender cuadros. Primero con mi marido, que era pintor y, a partir de los 65 a?os, cuando ya me qued¨¦ viuda, yo sola.
?C¨®mo fueron sus inicios en la pintura?
Empec¨¦ a los 50 a?os. Mi marido era pintor y aprend¨ª de ¨¦l. Cuando muri¨®, empec¨¦ a vender mis propios cuadros.
?Y los recuerdos de su llegada al Rastro?
En los inicios pag¨¢bamos 25 c¨¦ntimos por ponernos en esta esquina y pod¨ªamos estar todos los d¨ªas. Luego, solo nos permit¨ªan estar dos veces a la semana y, ahora, solo los domingos.
?Qu¨¦ m¨¢s ha cambiado en el mercadillo m¨¢s popular de Madrid?
Antes toda esta calle estaba llena de pintores, y ¨¦ramos todos amigos. Ahora, la mayor¨ªa son comerciantes. Y en el resto del Rastro hab¨ªa sobre todo artesanos que vend¨ªan lo que hac¨ªan, mientras que ahora casi todo son tiendas, comerciantes, y el Rastro ha dejado de ser lo que era y es un rastrillo. Muchas tiendas venden baratijas.
?Qu¨¦ tipo de gente viene ahora, diferente a la de anta?o?
Antes los espa?oles ven¨ªan al Rastro, yo tengo muy buenos clientes de toda la vida, y gente importante que ven¨ªa buscando cuadros antiguos. Entonces casi no hab¨ªa turismo. Ahora vienen much¨ªsimos turistas. Y para poder hablar con ellos he aprendido a chapurrear ingl¨¦s.
?Qu¨¦ le gusta pintar?
Paisajes, toreros, flamencas, playas, meninas, recuerdos de Espa?a... todo sale de mi imaginaci¨®n y son cuadros originales. Suelen gustar a la gente. Los souvenirs son los que mejor se venden.
?El Rastro ha sido su ¨²nica galer¨ªa para exponer?
Alguno de mis cuadros ha salido a subasta, pero nunca he querido venderlos en otro sitio que en el Rastro.
?Cree que lo ha tenido m¨¢s dif¨ªcil por ser mujer?
No, para m¨ª ha sido lo mismo que para mi marido, incluso cuando ven¨ªa con mi hija Alegr¨ªa en los brazos.
?Qu¨¦ es para usted el feminismo?
Algo muy bello.
Vender sola con su edad no es muy habitual por aqu¨ª...
Las mujeres de mi generaci¨®n no lo hac¨ªan, pero es que ahora el tiempo ha cambiado, y ya somos veteranas en todo, las mujeres tienen carreras.
?Ahora vive sola?
Vivo sola desde que me qued¨¦ viuda, pero tengo a mis dos hijas y a mis cuatro nietos que vienen a menudo a visitarme. Estoy sola pero siempre me visita la familia. Adem¨¢s, no necesito que nadie me cuide, salgo y entro cuando me apetece, me voy de viaje cuando puedo, vivo la vida. He estado en M¨¦xico, Colombia, Venezuela, Cuba, Italia, Portugal, Grecia...
?C¨®mo se imagina el Rastro en 50 a?os?
Me imagino que lo ver¨¦ desde el cielo y dir¨¦ eso de ¡®c¨®mo ha cambiado¡¯. Para m¨ª, el Rastro siempre ser¨¢ el Rastro.
?Los clientes repiten?
Muchos, s¨ª. El otro d¨ªa vino uno que me dijo que llevaba 20 a?os sin venir, pero se acordaba de m¨ª, e incluso de mi edad.
Y le hacen muchas fotos.
Antes no quer¨ªa que me sacaran ni una fotograf¨ªa, pero ya no me importa.
?Qu¨¦ ha significado el Rastro en su vida?
Todo. Desde los 50 a?os, mi vida ha sido el Rastro. Y viajar.
Una vida en Ribera de Curtidores
Es la vendedora m¨¢s longeva del Rastro, un micromundo particular que ha visto mutar a lo largo de m¨¢s de cinco d¨¦cadas. Alegr¨ªa Fern¨¢ndez naci¨® en Cieza (Santander) y a los 18 a?os lleg¨® a Madrid para buscar trabajo. Lo encontr¨® y se qued¨®, y, adem¨¢s, se cas¨® y tuvo dos hijas. El pr¨®ximo domingo, como todos los fines de semana desde hace 54 a?os, se pondr¨¢ en la misma esquina (ribera de Curtidores con San Cayetano) a vender sus propios cuadros.
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